La comunidad del trail running y la nutrición deportiva están de luto: la tarde de este martes se conoció el fallecimiento de la ultrarunner y doctora en Ciencias de la Alimentación Cristina Santurino, justo el día en que cumplía 36 años. La marca HOKA, que la patrocinaba, ha confirmado la noticia y ha rendido homenaje a esta "mujer única" que vivió persiguiendo sus sueños y dejando un legado imborrable.

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Santurino se había hecho un hueco en el circuito nacional e internacional con actuaciones memorables en pruebas como Zegama‑Aizkorri –su último maratón de montaña, celebrado el pasado 25 de mayo, y que completó recientemente en 6 horas y 18 minutos– y el Gran Trail Peñalara, donde se alzó con la victoria en las distancias TP60 (2021) y GTP (2022), estableciendo un nuevo récord de 13 horas 42 minutos en esta última. También sorprendió a propios y extraños al recorrer el Anillo Ciclista de Madrid (64 km) durante la pandemia, en un tiempo de 5 horas 26 minutos.

Nutricionista de élite

Pero Cristina no fue solo una atleta destacada. Se doctoró summa cum laude en Ciencias de la Alimentación y combinó su actividad deportiva con la investigación y docencia. Desde enero de 2022 ejercía como profesora en la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y trabajaba como nutricionista deportiva en Smart Nutrition. Además, según su página de Linkedin, formaba parte del Laboratorio Nutrinvest del Hospital La Paz y había participado en proyectos de nutrición clínica en Oncología y Salud Pública.

Sus mensajes públicos destacaban por su rigor y cercanía: "Cada atleta es diferente, y sus necesidades también lo son… el objetivo es maximizar tu potencial, ayudarte a alcanzar tus metas y disfrutar del proceso". Fue voz activa contra las pseudociencias nutricionales y reconocida divulgadora, tanto en medios especializados como en sus redes sociales.

Luto deportivo

En su artículo in memoriam publicado por Mayayo en su bitácora especializada Carreras de Montaña, el corredor y periodista evoca la energía incombustible de Santurino en la Sierra de Guadarrama, destacando su talante humano. Allí, entre bosques y caminos abruptos, dejó una escuela de generosidad: ayudaba a deportistas noveles, respondía dudas a deshoras y animaba con "paciencia, ciencia y humor" para que nadie quedara rezagado, tanto en carrera como en la vida.

Se desconocen por ahora las causas de su muerte, algo que ha añadido un punto de conmoción en el ámbito deportivo. Decenas de compañeros, amigos y figuras del atletismo, como el cantante Rayden, han expresado su profundo pesar destacando su carácter incansable y su capacidad inspiradora.