El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este jueves los resultados definitivos de la Encuesta de Condiciones de Vida correspondiente al año 2018, que arrojan una lectura agridulce. De un lado, los ingresos medios por persona se situaron el pasado año en 11.412 euros, superando ya la cifra de 11.318 euros de 2009.

La estadística puntualiza que la muestra se toma cada año recogiendo los ingresos del año previo, con lo que en 2018 se elaboró contando con las rentas de 2017 y en 2009, con las de 2008, en el que comenzó la crisis económica.

Con todo, el avance de los ingresos fue del 3,1% en 2018, tres décimas menos que el año previo. Cabe esperar que el efecto de los Presupuestos de 2018, prorrogados en 2019, que no se contabilizan en esta estadística, haya elevado aún más estos ingresos medios, puesto que contemplaban transferencias de rentas entre los estratos con menores ingresos a través de rebajas del IRPF y una mejora sustancial de las pensiones.

Además, el año 2019 está siendo el del despegue de los salarios, empujados por la subida del salario mínimo (SMI) y la retribución de los empleados públicos, lo que se viene dejando ver en la recaudación del IRPF y en el consumo.

Lo que está por ver es si estos factores han permitido reducir la desigualdad de rentas. Por lo pronto, la última estadística de Condiciones de Vida refleja que, si bien se han recuperado los ingresos medios precrisis, esta situación convive con un aumento de la desigualdad por la precarización del empleo durante la crisis y la permanencia de altas cifras de desempleo.

El INE muestra los resultados del Índice de Gini, una medida de desigualdad que toma el valor 0 en caso de equidad perfecta y el valor 100 en el de máxima desigualdad. Este índice se situó en 33,2 en 2018, por debajo del 34,1 del año anterior. Sin embargo, sigue siendo superior al del año 2009  --ingresos de 2008-, cuando se situó en 32,9.

Otra muestra de que la desigualdad es mayor a la salida de la crisis, al menos hasta el último año de medición, es que la población en riesgo de pobreza --mide cuánta población tiene ingresos bajos en relación al conjunto de la población--, se redujo del 21,6% al 21,5%, pero se mantiene por encima del 20,4% de 2009.

La pensiones como contrapeso

En todo caso, los indicadores de riesgo de pobreza arrojan una evidencia, y es que las pensiones, que no se han dejado de revalorizar, aunque sea un 0,25%, desde el año 2010, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero las congeló, han compensado el aumento de la desigualdad provocado por la persistencia de altos niveles de paro.

De un lado, la población en riesgo de pobreza de 65 años o más ha pasado del 23,8% al 15,6% durante la crisis, y, de acuerdo con la tasa AROPE --que también mide el riesgo de pobreza desde 2010--, el 58,9% se encuentran en esta situación, por encima incluso de los inactivos (37,6%), frente a un 15,1% de los jubilados.