La economía mundial lleva casi tres siglos movida por una fórmula básica: extraer, producir y tirar. Desde que las primeras máquinas de vapor activaron la lejana Revolución Industrial, el modelo económico no ha dejado de avanzar agarrándose siempre a un proceso de tres fases. Las materias primas que brinda el planeta son exprimidas para producir bienes; y lo que sobra, se destruye, si se puede.

Este modelo ha permitido transformar el mundo generando riqueza. Pero, a la vez, ha provocado daños colaterales que afloran cada vez con más intensidad. La contaminación atmosférica, el agotamiento de los recursos naturales o la acumulación de residuos son claros ejemplos. También son síntomas del agotamiento de un sistema que aboca al planeta a problemas ambientales y sociales cada vez más graves.

Esta realidad, unida a la concienciación creciente de gobernantes, empresas y ciudadanos, da alas a un concepto novedoso: la economía circular. Se trata de un nuevo modelo económico que aspira a romper el viejo esquema del extraer-producir-tirar. ¿Cómo? Realizando un uso más eficiente de los recursos, minimizando los que se consumen y reincorporando al proceso productivo todo lo que se pueda aprovechar de los residuos.

La economía circular se comporta como un sistema regenerativo: se utilizan fuentes renovables y materiales reciclables (se minimiza el uso de materias primas y la producción de residuos); y se diseñan los productos de manera que, una vez llegan al final de su vida útil, puedan recuperarse sus componentes e introducirlos de nuevo en el proceso productivo.

Conscientes de esta realidad, y de las oportunidades que encierra, algunas empresas están apostando fuerte por la transformación del modelo. Endesa es un gran ejemplo. La compañía española ha puesto en marcha distintas iniciativas para posicionarse como líder de la economía circular.

"En pleno proceso de transición energética hacia un modelo descarbonizado no nos podemos permitir el lujo de dejar pasar esta oportunidad de cambio", explican desde la compañía. "Al contrario, no hay tiempo que perder, y desde Endesa queremos liderar este nuevo desafío hacia un nuevo modelo económico que haga posible un desarrollo sostenible".

Las ventajas que entraña son considerables. De entrada, aporta ahorros de costes vinculados a la reducción de consumo de materiales y componentes; y disminuye el riesgo relacionado con la volatilidad de los precios de los mercados de materias primas. Todos los nuevos procesos combinan competitividad, innovación y sostenibilidad.

La visión de Endesa de la economía circular integra a lo largo de toda la
cadena de valor un nuevo enfoque basado en tres factores: utilización de recursos sostenibles (renovables, reutilizables y reciclables), maximización de la vida útil de bienes y productos y de su factor de uso; y la valorización de los activos al final de su ciclo de vida.

"Lograrlo supone integrar completamente la economía circular en nuestras actividades y procesos, desarrollar un proceso de cambio hacia nuevas formas de producir y consumir y, por supuesto, rediseñar nuestro modelo de negocio", explica Virginia Ocio de la Fuente, responsable de Economía Circular de Endesa. "Somos conscientes de que, al hacerlo, podremos generar un impacto positivo también en el ecosistema con el que interactuamos, proveedores, clientes, universidades, Administraciones Públicas, emprendedores... y al hacerlo así, ejercer un liderazgo agregado", añade.

El sector eléctrico juega un papel fundamental en el cambio de modelo. Sobre todo, porque las empresas son un protagonista clave en el proceso descarbonización. El sector ya está inmerso en el cierre de las centrales térmicas que utilizan combustibles fósiles, convirtiéndose en un agente imprescindible del cambio, al impulsar la incorporación de nueva energía renovable al mix energético.

"La energía, en un modelo económico circular necesariamente es renovable, de
esta forma, si conseguimos que la mayor parte de la producción de energía esté
basada en fuentes renovables, habremos levantado la columna más importante
sobre la que debe sostenerse el modelo de Economía Circular", recuerdan desde Endesa.

Para ayudar a abordar este reto e implicar a toda la organización, la compañía ha puesto en marcha una ambiciosa iniciativa: una Comunidad de Economía Circular, integrada por personas de las distintas líneas de negocio del grupo, "convencidas de que el cambio es posible y decididas a ponerlo en marcha", asegura Virginia Ocio de la Fuente.  "Este equipo, arropado por el compromiso de la alta dirección, está dando los primeros pasos en algo que estamos seguros formará parte de nuestro ADN, un paso más hacia el desarrollo de una economía sostenible", apostilla.

La apuesta de Endesa ya ha materializado en distintos proyectos. Uno de los más recientes se denomina Second-Life' y ha sido reconocido con el prestigioso premio BASF, en la categoría de Mejor Práctica de Economía Circular para Grandes Empresas.

Este proyecto, pionero en Europa, utiliza las baterías antiguas de 78 coches eléctricos como fuente de energía, interconectándolas y almacenándolas en la central térmica de Endesa en Melilla. De esta forma se logra generar una potencia de hasta 4 MW y una energía máxima de 1,7 MWh. Es decir, puede inyectar a la red eléctrica de Melilla energía durante 15 minutos en caso de incidencia en el sistema principal de la central.

Central de Endesa en Melilla y equipos para el almacenamiento energético.

"Second-Life se puede convertir en un modelo de sostenibilidad ya que el número de vehículos eléctricos aumenta exponencialmente y la segunda vida de esas baterías juega un rol fundamental en el sector energético", explica el director general de Generación de Endesa, Rafael González.

Otro de los proyectos más avanzados del grupo es el sistema de valorización de residuos (reutilización, reciclado o valorización energética) de sus tres terminales portuarias, cuya actividad principal ha sido tradicionalmente el tráfico de carbón de importación. Gracias a esta iniciativa, Endesa se ha convertido en la primera compañía en recibir el certificado de Aenor de Residuo Cero.

Las terminales están ubicadas en Ferrol (A Coruña), Los Barrios (en Algeciras, Cádiz) y Carboneras (Almería). Aplicando los criterios de economía circular, este sistema de gestión evita el depósito de residuos en vertedero y documenta la trazabilidad de más del 90% de los residuos desde el centro de producción hasta el destino final.

De esta forma, los residuos se convierten en materias primas en distintos procesos productivos como la fabricación de papel y cartón o cemento, entre otros, evitando la extracción y uso de materiales vírgenes.

Endesa también está a la vanguardia en la investigación y desarrollo de proyectos de almacenamiento energético a gran escala. El mejor exponente es la inversión en la central térmica de Carboneras (Almería) El proyecto es, actualmente, el mayor de España, con una capacidad de producción de 11,7 MWh, basada en baterías de iones de litio de 20 MW de potencia.

Otra de las iniciativas es AlgaeForHealthy World. Busca conseguir que las microalgas se conviertan a nivel industrial en supernutrientes que puedan ser aplicados por la industria agroalimentaria, la gastronomía o el sector farmacéutico.

La iniciativa, en la que participan siete empresas e instituciones, nace al amparo de la central de Carboneras. Allí se investiga desde 2006 la utilización de las microalgas en la captura de CO2 por su alta capacidad de absorción.

Endesa también trabaja en la valorización de las cenizas generadas en las centrales térmicas. Las cenizas, como subproducto de la combustión del carbón, son utilizadas para sustituir las calizas necesarias para producir cemento y asfalto, reduciendo el uso de materias primas y minimizando su envío a vertedero.