El parque eólico que se proyecta en El Maestrazgo, en Teruel, se convertirá en uno de los mayores parques eólicos de España, con un presupuesto de más de 1.000 millones de euros y con capacidad para generar cerca de 800 MW. Un proyecto que es defendido por la totalidad de alcaldes de los municipios turolenses en los que se instalará como “la única oportunidad que les queda para que los municipios no desaparezcan”, según comentan a Servimedia. 

Con más de 3.000 puestos de trabajo una instalación de estas características deja una lluvia de millones en tasas e impuestos municipales que van directos a las arcas de los municipios. Los alcaldes de los municipios turolenses en los que se instalará el parque eólico en las comarcas del El Maestrazgo y Gúdar-Javalambre, coinciden en reclamar un proyecto que para sus habitantes es “crucial e ilusionante”. 

Un apoyo que se extiende a los habitantes de esta comarca de la llamada “España vaciada”. Como explica Ricardo Altabas, alcalde de Cantavieja, la capital de la comarca, “aquí las elecciones municipales fueron casi un referéndum sobre los proyectos renovables, y quienes los apoyamos sacamos mayoría”. No en vano, todos los municipios, han aprobado el proyecto y nueve de estos ediles crearon en 2017 la Asociación Viento Alto para solicitar al gobierno regional proyectos eólicos como los que llevan años contemplando en los pueblos colindantes de la Comunidad Valenciana y que han generado riqueza y oportunidades que han permitido dotar de servicios a sus vecinos, y que reclaman también para sus municipios.

Tal y como señala Roberto Rabaza, alcalde de Tronchón, el parque eólico supondría para el municipio unos ingresos de 3 millones de euros en licencias de obras y 180.000€ anuales en otros impuestos y tasas municipales, una cantidad que supone “la única opción y la última oportunidad que nos queda” de mantener los servicios básicos y garantizar la supervivencia de un municipio que, con 60 habitantes censados, cuenta con un presupuesto anual de 120.000€. “No hay alternativa, no tenemos plan B, ni tiempo, aquí la gente se jubila y no hay relevo generacional”. Rabaza insiste también en la compatibilidad de los aerogeneradores con la agricultura y la ganadería, principal fuente de ingresos hasta ahora del municipio y ve el parque eólico incluso como un reclamo para nuevos pobladores para Tronchón. 

Ricardo Altabas, alcalde de Cantavieja, mantiene la misma línea argumental que sus homólogos vecinos y afirma que el parque será “futuro”. Para su municipio de 750 habitantes el parque eólico supondrá alrededor de 7 millones de euros en licencias de construcción a los que se sumarán aproximadamente 400.000 euros anuales en otros impuestos municipales y alquileres. Unos ingresos que afirma “les permitirán facilitar la vida de los vecinos con mejores servicios”. 

Un proyecto que también generará actividad económica en los municipios de Castellón por los que transcurre la línea MAT que transportará la energía desde el Maestrazgo de Teruel hasta la estación de Morella. Una línea que ya existe, pero que debe ser dimensionada siguiendo el mismo trazado que la actual, y que se ha convertido en foco de disputa entre los municipios de El Maestrazgo turolense y castellonense. 

Los alcaldes de Portell, Cinctorres y Morella, en la Comunidad Valenciana, se oponen a la nueva línea que mejoraría la ya existente, manteniendo el mismo trazado. Una oposición que podría ser un pulso a la promotora para negociar mejores beneficios para los municipios, y que no entienden desde El Maestrazgo turolense. De “insolidaria”, “incoherente” e “increíble” tachan esta postura ya que, como recuerdan el alcalde de La Iglesuela del Cid y el de Cantavieja “llevamos 19 años viendo los molinos de la Comunidad Valenciana y nunca nos hemos quejado, la línea ya existe, solo hay que sustituirla por otra con mayor capacidad”. 

Se da la circunstancia además de que el alcalde de Morella Bernabé Sangueso ha dado la aprobación a nueve molinos más y un parque eólico nuevo, Torre Miro III, con tres aerogeneradores en el término de Morella y uno en plena Sierra de Bernus-La Talayola, concretamente en el área protegida natural ZEPA de los buitres leonados.