El 58,5% de los encuestados respondieron que el efectivo era la mejor opción para protegerse de potenciales caídas del sistema o ciberataques en la IV edición del Estudio Percepción y hábitos de los españoles respecto al sector bancario, realizado por Nickel. Una cifra que pone de manifiesto la alta conciencia social sobre los límites de la digitalización total y la necesidad de contar con medios de pago alternativos ante posibles fallos o incidentes. Pues bien, la Unión Europea pretende innovar en el ámbito de las criptomonedas a través del euro digital. Una divisa que podría utilizarse offline, es decir, sin la necesidad de conexión a internet.
El euro digital pretendería tener la misma funcionalidad que el dinero en efectivo; un dinero puro, público, offline, creado y guardado en un banco central. Aunque no queda exento de críticas, sobre todo en el ámbito de cómo mantendrá la privacidad de los pagos (que sí aporta el dinero en efectivo); sin lugar a dudas, haber tenido acceso a euros digitales durante el apagón masivo hubiera ayudado a más de uno que no contaba con efectivo encima.
Entre septiembre de 2023 y junio de 2024, el Banco Central Europeo (BCE) llevó a cabo un estudio sobre los hábitos de pago de los consumidores de la Eurozona. El estudio mostró que el efectivo era el medio de pago más utilizado en los puntos de venta y que se empleaba en el 52% de todas las operaciones. No obstante, el porcentaje de pagos en metálico disminuyó en comparación con el 59% registrado en 2022.
Además, en términos de importe, las tarjetas representaron un porcentaje de pagos más elevado (45%) que el efectivo (39%). Y en otra encuesta del BCE en 2024, sobre el uso del efectivo por las empresas en la zona euro, el porcentaje de empresas que aceptaba efectivo había disminuido desde el 96% en 2021 hasta el 88% en 2024.
Esta tendencia del incremento de las tarjetas como método de pago refleja la comodidad y la eficiencia de los sistemas digitales, pero también plantea un riesgo: el aumento de la dependencia hacia estos sistemas que, como ya se ha visto, dependen de otros elementos que pueden fallar. Por ello, preservar modelos alternativos que funcionen con autonomía resulta fundamental en los nuevos tiempos de 2025, marcados por la incertidumbre. Actualmente este papel lo cumple el efectivo, pero en el futuro podría verse complementado con el euro digital, cuyo desarrollo avanza a paso firme.
Evolución del euro digital durante 2024
En noviembre de 2023, el BCE inició la fase de preparación del proyecto del euro digital, según ha recogido el Informe anual 2024 del BCE que ha publicado este lunes. Esta fase comprendería dos años de duración y en 2024 se emitieron dos informes en donde se actualizaba la información referente a los progresos realizados, un informe se publicó en junio y otro en diciembre.
Así, durante 2024 el BCE ha estado trabajando en la normas de funcionamiento del esquema del euro digital (digital euro scheme rulebook), a fin de estandarizar la manera de utilizarlo y gestionarlo en la Eurozona. Para ello, se han centrado en dos tareas principales: revisar el primer borrador de las citadas normas y seguir elaborando apartados adicionales.
En enero de 2024, el BCE abrió el plazo de presentación de solicitudes para seleccionar a posibles proveedores de componentes y de servicios relacionados, y logró avanzar en el proceso de selección. Y en septiembre, se iniciaron nuevos trabajos de experimentación, así como nuevas actividades de investigación con usuarios para recabar información sobre sus preferencias, también mediante encuestas online y entrevistas con grupos objetivo como pequeños comerciantes y grupos de consumidores vulnerables. Precisamente en esta etapa se realizaron avances en el desarrollo de la funcionalidad offline, se investigó cómo desplegar este elemento en los dispositivos de los usuarios finales considerando los aspectos tecnológicos, de seguridad y operativos.
Aunque el límite a las tenencias se fijará cuando se aproxime la fecha de emisión, "con el fin de garantizar que refleje la situación económica en ese momento", según ha detallado el BCE en el informe; en 2024, la autoridad bancaria comenzó a elaborar una metodología que toma en consideración aspectos monetarios y económicos para equilibrar los objetivos establecidos en el proyecto legislativo. Es decir, lograr que el euro digital sea un medio de pago de uso generalizado y proteger la estabilidad financiera y la transmisión de la política monetaria.
Finalmente, el Consejo de Gobierno de la Unión Europea adoptará una decisión sobre si pasar a la siguiente fase del proyecto del euro digital antes del final de 2025, ya que la decisión sobre la emisión de esta nueva divisa no se tomará hasta que se adapte al marco legislativo de la Unión Europea.
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