El pasado 27 de mayo Telefónica culminó el proceso de apagado de su red de cobre. Once años después de iniciarlo, la operadora cerró las últimas centrales de las más de 8.500 que llegó a tener operativas para ofrecer servicios de telefonía fija y de internet (ADSL). Un paso necesario para dejar atrás una tecnología que ya ha quedado obsoleta.

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Ahora, el 94% de los clientes de Telefónica cuenta con fibra óptica, que consume 18 veces menos que el cobre y tiene, según la compañía, un impacto ambiental un 94% inferior. El 6% restante de los clientes ha suplido el apagado del cobre con otras tecnologías, como el internet satelital.

Sin embargo, en Casares, un municipio malagueño de 8.500 habitantes, este cambio les ha traído problemas, según explica su propio alcalde, Juan Luis Villalón: "Desde hace años sufrimos algunas incidencias puntualmente, pero entendíamos que era algo normal porque nuestro pueblo tiene una orografía bastante singular. Por eso hemos trabajado con los operadores para reducir esos puntos negros y poder tener cierta normalidad. El problema llegó hace unos meses, cuando se instaló la fibra".

El regidor de IU asegura que cuando tenían cobre "llegaba por distintas vías" hasta el casco histórico del pueblo, pero actualmente tan solo cuentan con una línea de fibra, "lo que significa que cuando pasa cualquier cosa, como un incendio o la caída de un árbol, todo el pueblo se queda sin conexión". Cuando sucede esto, en la mayor parte de ocasiones los habitantes de Casares se quedan sin Internet, datos y telefonía móvil. En algunos casos la señal de datos y las líneas telefónicas sí siguen operativas, pero de manera tan débil que "prácticamente no se puede hacer nada", según el alcalde, que califica esto como "inaudito".

Para el municipio esto se traduce en problemas de todo tipo. Los turistas y, sobre todo, los vecinos -muchos de ellos gente de avanzada edad- no pueden, en muchas ocasiones, comunicarse con el centro de salud, pagar en los comercios o sacar recetas electrónicas en las farmacias, entre otras muchas cosas.

"Muchos ven la televisión por Internet o teletrabajan desde casa, y con estas complicaciones es imposible. Además, tenemos dos grandes industrias, que son dos carpinterías que trabajan a nivel internacional, que lo tienen todo informatizado y tienen las máquinas conectadas a la red. Es un caos impresionante. En el último mes y medio hemos estado sin conexión entre dos y tres días por semana", resume Villalón.

El equipo de Gobierno de Casares se ha mantenido en contacto con la Junta de Andalucía y ha solicitado una reunión con diversos cargos del Ministerio de Transformación Digital, en la que pretende presentar los resultados de una auditoría que próximamente encargará a una empresa externa sobre la salud de los servicios de telecomunicaciones del municipio. En ese encuentro, demandarán una mejora en la infraestructura de fibra que les permita poder tener servicio con normalidad.

En paralelo a eso, también están sopesando junto a su asesoría judicial la posibilidad de presentar una demanda colectiva contra las operadoras. "La idea es que los vecinos puedan adherirse a la reclamación, porque nos están cobrando por servicios que no prestan. Una cosa es algo puntual, y otra es que sea algo diario", desliza el alcalde, que relata que la demanda se presentaría contra todas las compañías que operan en el pueblo: "Movistar tiene la fibra, pero luego se la cede a otras empresas. Y Orange hace lo mismo con Vodafone".

Desde Excom, un operador de cercanía que da servicio en Casares, relatan que mantienen una "excelente" relación con el Ayuntamiento, al que proveen de los servicios de telecomunicaciones fijas desde hace seis años, "y que precisamente han sido renovados hace poco". "Ese servicio lo hemos dado utilizando servicios de fibra y servicios WiMAX que han conseguido mitigar los problemas que, efectivamente, tiene la población al sufrir cortes de forma recurrente de la única fibra que provee servicio a la localidad y que es de Telefónica. La ubicación de la población, que está a los pies de una sierra, dificulta mucho el despliegue de más troncales hasta allí", apostillan.

Los cortes de suministro en el ámbito rural

Desde la Asociación Nacional de Operadores de Telecomunicaciones y Servicios de Internet (AOTEC) aseguran que los cortes prolongados de suministro de conectividad terrestre en zonas rurales "no son habituales". En ese sentido, cuentan que, cuando se producen, suele ser debido a daños en las redes de fibra óptica por causas que pueden ser diversas. Pero si el problema se produce dentro de la red del operador local "los tiempos de reparación se acortan porque la empresa está en la población con su equipo técnico". Otra cosa distinta, comentan, es que afecte a una troncal de fibra, las grandes autopistas de las telecomunicaciones que atraviesan el país, y dónde lo haga, "con lo que, lógicamente, los tiempos de resolución son mayores".

"En España muchas poblaciones cuentan con más de una línea que las conecta con el exterior por distintos puntos geográficos gracias a diferentes operadores neutros o compañías de telecomunicaciones con redes propias. Los operadores locales suelen contar allí donde están con un backup, es decir, que contratan además de a su proveedor principal una segunda conexión que llegue por un lugar diferente. Este mallado es el que les permite mantener la conectividad ante incidencias", añaden.

En el caso de la telefonía móvil, detallan que está sujeta también a las conexiones de fibra que llegan hasta sus antenas repetidoras, y a otro tipo de incidencias, desde el suministro eléctrico a problemas técnicos. "Lo cierto es que todavía quedan núcleos de población donde hay fibra de hasta 1 GB pero la cobertura móvil sigue siendo muy pobre o nula", concluyen.

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