La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha advertido esta tarde que los riesgos para el crecimiento de la economía de la eurozona "siguen inclinados a la baja" por las tensiones comerciales y geopolíticas a nivel global, aunque un mayor gasto en defensa e infraestructura podría impulsar la actividad. En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, Lagarde ha asegurado que los datos apuntan a unas "perspectivas más débiles para la actividad económica en el corto plazo", ya que se espera que los aranceles y un euro más fuerte menoscaben las exportaciones, así como que la alta incertidumbre lleve a un retraso de las inversiones.

Las últimas previsiones del BCE estiman que la economía de la eurozona crecerá un 0,9 % este año, un 1,1 % el que viene y un 1,3 % en 2027, mientras que la inflación se situará en el 2 % en 2025, el 1,6 % en 2026 y en el 2 % en 2027. 

Si bien hay factores que deberían apoyar el crecimiento a medio plazo, como el fuerte mercado laboral, el aumento de los ingresos reales, la suavización de las condiciones financieras, o las inversiones en defensa e infraestructuras, "los riesgos para el crecimiento siguen inclinados a la baja", explicó la presidenta del BCE: "En particular, el crecimiento podría ralentizarse en caso de una mayor escalada de las tensiones en el comercio global y la incertidumbre asociada, de un deterioro del sentimiento en el mercado financiero y de continuadas tensiones geopolíticas", precisó.

No obstante, el BCE cree que si se produce una "rápida resolución de las tensiones comerciales y geopolíticas" o un aumento mayor del gasto en defensa e infraestructura, ello "podría estimular la actividad más de lo previsto".

Inversión en defensa

Por lo que respecta a la inflación, que se ha situado ya en torno al objetivo del 2 % a medio plazo por el que se rige el BCE, Lagarde señaló que "la mayoría de indicadores" sugieren que la inflación se estabilizará en torno a ese objetivo.

Pero precisó que la perspectiva sobre el aumento de precios en la eurozona "es más incierta de lo habitual" y las fricciones en el comercio global son responsables de los riesgos tanto al alza como a la baja.

Entre los primeros citó una posible fragmentación de las cadenas de suministros globales, mientras que entre los segundos mencionó una menor demanda de exportaciones desde la eurozona o una redirección de exportaciones de terceros países con exceso de capacidad hacia el área de la moneda única.

En este contexto, reiteró que el BCE considera que con los niveles actuales de tipos de interés, la eurozona está "en una buena posición para navegar circunstancias inciertas".

Y subrayó que, "especialmente en las condiciones actuales de excepcional incertidumbre", la institución seguirá tomando sus decisiones sobre la evolución de los tipos de interés reunión a reunión en función de los datos que vayan recibiendo. "No nos comprometemos de antemano con una senda de tipos particular", dijo.