Casi tres de cada cuatro (74,9%) pequeñas y medianas empresas españolas consideran que impulsar el empleo, las ventas y la inversión es un elemento clave para fortalecer su rentabilidad, eficiencia, productividad y reputación, de acuerdo con el último informe sobre pymes que ha publicado este jueves el Consejo General de Economistas. Sin embargo, a la hora de escoger la estrategia para impulsar este crecimiento, el estudio señala que la gran mayoría sigue apostando por los recursos propios —con una puntuación media de 4,19 sobre 5— frente a fórmulas de financiación externa como la entrada de fondos de inversión o private equity, que apenas alcanzan un 1,59.
Estas puntuaciones muestran una tendencia estructural, las pymes españolas siguen dependiendo casi en exclusiva de sus propios recursos y del crédito bancario para financiar su crecimiento. El recurso al mercado de capitales, ya sea a través de fondos de private equity o de la cotización en Bolsa, sigue siendo residual, pese a que ambas fórmulas permiten captar financiación estable, diversificar el riesgo y ganar tamaño.
Como recuerda Francisco Vidal, responsable de Economía de Cepyme, dar el salto al mercado "genera más beneficios que costes. Las empresas ganan visibilidad y transmiten transparencia, algo bueno para atraer inversores y compradores". A lo que añade, en procesos de internacionalización —cuando las empresas comienzan a expandirse fuera de España y necesitan reforzar su imagen y solvencia—, salir al mercado “les ayuda a ganar credibilidad y apoyo financiero”.
Sin embargo, pese a estas ventajas de competitividad, la realidad muestra que muy pocas pymes deciden dar el paso, ya que se sigue percibiendo como un proceso complejo y reservado para grandes empresas. Y es que, al pensar en la Bolsa, la imagen automática que viene a la mente es la del IBEX 35, pero existen otros segmentos específicos diseñados precisamente para facilitar la incorporación de compañías más pequeñas.
Es el caso de BME Growth, orientado a empresas en expansión, o de BME Scaleup, lanzado este mismo año con un entorno aún más flexible y simplificado para captar capital privado. Pero incluso con estas plataformas, creadas para simplificar los requisitos de acceso y reducir los costes de salida al mercado, la participación de las pymes sigue siendo muy limitada. De hecho, de las 116 empresas que cotizan actualmente en el BME Growth, 59 son SOCIMIS —sociedades inmobiliarias de inversión— y otras dos son empresas de servicios de inversión, dedicadas a la gestión de activos financieros; lo que supone que la mitad de las empresas que cotizan en este segmento ni siquiera son pymes.
Barreras de entrada
Salvador Marín, coordinador del informe y director del servicio de estudios del Consejo General de Economistas, explica para El Independiente que "en Estados Unidos, cuando nace una pyme, tarda muy poco tiempo en encontrar financiación por parte de inversores". En cambio, "no existe esta cultura financiera en España, es una problemática estructural", ya que el 69% de las pymes se autoclasifican como familiares y "no tienen la costumbre de dejar entrar a otras personas en el núcleo, como sí sucede en EEUU o Reino Unido", recuerda Marín.
A ello se suman otros obstáculos de entrada al mercado de capitales de carácter normativo y fiscal. El Libro Blanco de 2024, elaborado por Bolsas y Mercados Españoles (BME), cita varios ejemplos. Uno de ellos hace referencia a la ley de startups, impulsada en 2022 por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. La ley introducía ventajas fiscales para empresas emergentes como un tipo reducido al 15% en el Impuesto de Sociedades o un tratamiento fiscal favorable en el IRPF para los socios fundadores y los inversores de la fase inicial. Sin embargo, estos incentivos fiscales dejan de aplicarse si la empresa decide cotizar en Bolsa, "lo que puede desincentivar la salida a mercados de dichas empresas", señala el informe de BME.
Asimismo, el Libro Blanco también recomienda simplificar la documentación requerida y reducir los plazos administrativos. La recomendación sigue el ejemplo de Irlanda, que ha logrado incentivar la cotización de nuevas compañías al simplificar sus exigencias normativas y abaratar los costes asociados.
Además, en este contexto, los expertos coinciden en que, de igual forma que es necesario corregir los desincentivos fiscales y regulatorios, es necesario acompañar a las pymes en el proceso. “De la misma forma que existe un kit consulting financiado con fondos europeos para asesorar a las pymes en su transformación digital, debería haber un programa equivalente orientado a la financiación”, concluye el responsable de Economía de Cepyme.
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