El futuro del Eurodrone, el programa militar europeo más importante en sistemas no tripulados, está rodeado de incertidumbre. Y una vez más hay que mirar a Francia para entenderlo. El país galo forma parte del consorcio para desarrollarlo junto a Alemania, Italia y España, pero su compromiso con el proyecto está plagado de dudas.
De entrada, las fuentes consultadas aseguran que el Eurodrone llega tarde. "Originalmente se le llamaba EuroMALE (por Media Altura Largo Alcance) y lo llamábamos jocosamente el EuroMALO", ironizan. "No extraña por tanto que Francia tuviera dudas sobre la conveniencia de un programa para desarrollar un dron grande cuando estamos viendo en Ucrania la prioridad dada a drones baratos de producción masiva", destacan.
No son pocas las voces que consideran que la cancelación del programa sería positiva, pero lo cierto es que de momento sigue en marcha, eso sí, con la duda del papel de Francia. Hace unos días el diario galo L'Informé aseguraba que el Elíseo había tomado la decisión de abandonar el proyecto definitivamente debido a retrasos, sobrecostes y problemas de rendimiento. Pocas horas después, el medio especializado Zone Militaire afirmaba que "a priori" los franceses seguían involucrados en el proyecto.
"Así lo sugiere el Proyecto de Rendimiento Anual del programa 146 'Equipamiento de las Fuerzas', que el Ministerio de Hacienda ha adjuntado al Proyecto de Ley de Finanzas de 2026", destacaban en Zone Militaire, citando directamente un documento que recogía que "los principales compromisos previstos para 2026 abarcan para el MALE europeo la continuación de los estudios preliminares y las pruebas técnicas en el marco del contrato de cooperación". En el mismo texto, de hecho, se especificaba que la aeronave estará armada con misiles Akeron LP (o MAST-F, para el futuro misil táctico aire-tierra).
Lo cierto es que a nivel público Francia ya ha reconocido que estaba valorando la viabilidad del proyecto. En octubre de 2024, Sébastien Lecornu -ahora primer ministro, por entonces ministro de las Fuerzas Armadas- deslizó ante los senadores de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa que el Eurodrone llegaría con un año de retraso. Y aunque dijo desconocer los motivos, confirmó que valorarían aplicar sanciones y destacó que lo importante era conseguir que el dron fuera relevante desde un punto de vista operativo. Pero también amenazó con abandonar el programa.
"O decidimos abandonarlo unilateralmente, lo cual podría ser tan costoso como si siguiésemos adelante. O decidimos desarrollar el programa colectivamente. Pero, por el contrario, si no recibimos lo que pedimos, será la empresa la que nos deberá compensar", subrayó Lecornu.
Actualmente el Eurodrone se encuentra en una fase final de diseño, y está previsto que a partir de 2026 los primeros prototipos inicien las pruebas de vuelo. El programa es uno de los ejes clave de la colaboración europea en materia militar, en un momento clave para el continente, que trata de ganar soberanía estratégica desarrollando tecnología propia.
En conjunto, el contrato del dron europeo tiene un coste de 7.100 millones de euros. España aprobó invertir en total 1.900 millones: 1.739 millones para desarrollo y producción y otros 150 millones para apoyo logístico. La previsión es que nuestro país, que tiene un porcentaje del 23% de participación, reciba a partir del 2029 cuatro sistemas, compuestos cada uno por tres drones y dos estaciones de control en tierra (GCS).
Un dron del tamaño de un avión
El Eurodrone será enorme: 16 metros de largo y 26 de envergadura. Según Airbus tendrá un peso máximo de unos 11.000 kilos, con una carga útil máxima de 2.300 kilos. Además, tendrá una autonomía de más de 40 horas, una altitud máxima operativa de 45.000 pies (13.716 metros) y una velocidad máxima de 265 nudos (490 km/h).
Diseñado para misiones de reconocimiento, vigilancia, ataque y comunicaciones, el Eurodrone incorpora arquitectura de enlace de datos compatible con los estándares de la OTAN, radar de vigilancia AESA, cámara electro-óptica/infrarroja, y cinco puntos de anclaje para equipos o armamento, lo que le otorga una alta versatilidad para misiones militares y marítimas, incluidas operaciones antisubmarino.
Además, el sistema está preparado para integrarse en el espacio aéreo civil gracias a su certificación conforme a normativas militares y civiles. Su diseño con motores gemelos proporciona redundancia y seguridad en cualquier condición climática, mientras que su arquitectura garantiza la soberanía operativa y la protección de datos al evitar el uso de componentes ITAR estadounidenses.
Francia, un socio poco "fiable"
El amago de París con el Eurodrone no es nuevo. "Francia y Alemania nunca han sido socios fiables porque siempre han impuesto su peso específico en las tomas de decisiones colectivas", resumen fuentes del sector, que añaden que "el resultado es que muchos proyectos europeos han desarrollado sistemas 'diseñados por un comité'. Esto es, visiones conflictivas sobre especificaciones y capacidades".
El caso más claro es el del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), que pretende desarrollar un ecosistema de combate aéreo interconectado, compuesto por aviones, drones y sistemas de red, donde la estrella sería un caza de sexta generación. Se trata del proyecto militar más caro de Europa -su coste es de al menos 100.000 millones de euros- y está liderado por tres compañías: la francesa Dassault Aviation, la alemana Airbus Defence and Space y la española Indra.
Francia lleva años amenazando con salirse del consorcio del FCAS y comenzar a trabajar en solitario, y actualmente la viabilidad del proyecto está en entredicho por las presiones del país galo de aumentar su protagonismo en el desarrollo del nuevo caza, en detrimento de Alemania y España. Años atrás, las mismas demandas provocaron que el programa se congelara, y ahora está previsto que los gobiernos de los tres países se reúnan para intentar desencallar la situación. Diversas fuentes de la industria ya expresaron su preocupación en este periódico acerca del posible impacto que podría tener la cancelación del programa en España.
En su día Francia también abandonó el consorcio formado para desarrollar el Eurofighter Typhoon, alegando discrepancias en su diseño y desarrollo. En su lugar, los franceses optaron por trabajar en su propio caza, el Dassault Rafale.
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