El miedo había ido instalándose y lo hacía cada vez más junto a la desesperanza. El tiempo avanzaba, el calendario seguía dando pasos y la situación parecía encallada. El futuro de la central de Almaraz, de la que dependen algo más que 800 empleos fijos -1.200 más en periodos de recarga- y los presupuestos de decenas de ayuntamientos de la zona, parecía abocado al cierre. Y oficialmente a día de hoy así continúa. La central trabaja ya en la entrega del documento en el que destallará su plan de cierre.

Sin embargo, ayer se abrió una puerta a la esperanza. Las eléctricas propietarias de la central por fin abandonaban su silencio y daban el paso de confirmar que ultiman un escrito de petición oficial para remitirlo al Ministerio de Transición Energética para poder prorrogar la vida útil de Almaraz más allá de 2027. La petición la "lanzarán cuanto antes" al departamento de Sara Aagesen, aseguraron este martes.

El final de la vida útil de la central había generado, y aún hoy lo hace, el vértigo del impacto que tendrá desmantelar esta instalación. Por el momento, su continuidad sólo es una posibilidad pendiente de un acuerdo y una voluntad. El acuerdo, entre el Ejecutivo y las eléctricas para fijar las condiciones de la prórroga, y la voluntad, entre el Gobierno y sus socios para revertir una cuestión, -el final de las nucleares-, que históricamente ha defendido el PSOE y que Sumar reclama con vehemencia.

El desenlace de la cuestión es vital en la zona. En todos sus municipios Almaraz es el motor: el laboral, el económico y el municipal. Y así lo ha sido desde hace cuatro décadas. Por la central ha pasado miles de trabajadores de la comarca, familias completas que ahora ven peligrar su continuidad. Hasta una docena de localidades próximas a Almaraz vive de un modo sustancial de los ingresos que percibe de la central. Casos como el de Almaraz muestran cómo el 60% de su presupuesto municipal depende de ella. En la cercana localidad de Saucedilla alcanza el 79% y en pueblos como Romangordo el 66%.

El anuncio de ayer es un paso, pero ni mucho menos el desenlace final. Por el momento la orden ministerial que establece el cierre y la posición del Gobierno mantienen vivo el planteamiento de activar el calendario de cierre de las nucleares entre 2027 y 2035. En ese horizonte Alcaraz será la primera en clausurar sus instalaciones. Y en ese escenario, aunque con algo más de optimismo desde ayer, siguen trabajando en el complejo cacereño.

Almaraz, el 7% de la energía nacional

Almaraz no es una central más. Con sus dos reactores en funcionamiento esta instalación aporta el 7% de la energía generada en España. Actualmente, la central, propiedad de Iberdrola, Endesa y Naturgy, tiene en marcha el proceso de recarga de su segundo reactor, el que debería cerrar en 2028. Es la recarga número 29 desde que se puso en marcha hace 42 años. Después, si un acuerdo no lo remedia, sólo le restará una recarga más antes de desmantelarse. El complejo proceso de renovación de su combustible, que se prolonga 33 días, concluirá el 8 de noviembre. Un procedimiento medido hasta el extremo y planificado con muchos meses de antelación y que por primera vez ha dejado de lado algunas acciones habituales. Son las que no se requerirían por el planteamiento de cierre que está en vigor. Más aún, en la recarga intervienen cerca de un millar de trabajadores, cerca de 200 operarios menos de los 1.200 habituales.

Por ahora, en el planteamiento hecho público por las energéticas se limitan a señalar su disposición de prorrogar la actividad nuclear en Alcaraz, pero sin detallar con qué condiciones lo harían. El siguiente paso debería darlo el Gobierno, que siempre ha reclamado una petición oficial y no meramente verbal para abrir una posible negociación de prórroga. Ahora, Iberdrola, Naturgy y Endesa quieren dejar la pelota en el tejado gubernamental para que dé el siguiente paso.

La decisión de solicitar la prorroga viene favorecida sin duda por el nuevo escenario que generó el apagón del pasado 28 de abril. Así lo reconocen fuentes próximas a las compañías. El 'cero energético' abrió el debate sobre el riesgo que tendría prescindir de una energía como la nuclear, que hoy aporta el 19% del 'mix energético'. Sólo Almaraz es responsable del 7% de la generación nacional. A ello se suma su aporte de estabilidad al sistema eléctrico. La necesidad desde entonces de implementar un modo reforzado en la red eléctrica o las dudas que una generación basada únicamente en energías renovables aún genera, habrían despejado algunas de las dudas de las compañías nucleares ante la creencia de que hoy es más complicado defender un cierre que una prórroga, incluso para el Gobierno.

Sin almacenes de energía ni nucleares

Más aún después de que la propia Red Eléctrica tuviera que reconocer que a finales de septiembre se produjeron de nuevo oscilaciones bruscas en la red y que le llevaron a reclamar reformas urgentes a la CNMC. Modificaciones de procedimientos que sólo parcialmente y de modo temporal ha autorizado la CNMC y que deja fuera el llamado procedimiento 7.4, una de las modificaciones de mayor peso que abría la puerta a que las renovables también ejercieran labores de control de tensión de la red en el llamado 'modo dinámico' -en tiempo real- y no únicamente en procedimiento programados con antelación.

El retraso en aspectos como el almacenamiento de energía que existe en nuestro país irrumpe en este contexto como otro freno a un cierre nuclear. Carecer de ellos podría poner en posición de debilidad el sistema energético sin no hubiera un respaldo nuclear. Otro elemento que las energéticas consideran que refuerza la necesidad de avalar una prórroga nuclear son así los incumplimientos de almacenamientos para resto nucleares que habría que construir previamente a un escenario de desmantelamiento de centrales y que actualmente se encuentra muy retrasado.

Sin embargo, el punto de choche más delicado que ambas partes deben superar es el económico. El Gobierno ha insistido en todo este tiempo que hay tres líneas rojas que no dejará rebasar: que prolongar la vida útil de las centrales no ponga en riesgo ni la seguridad de suministro ni la seguridad del servicio, pero tampoco que cueste dinero a los contribuyentes.

El pulso de tasas e impuestos

Actualmente las nucleares hacen frente al pago de la llamada 'Tasa Enresa' con la que se sufragaría en el futuro el desmantelamiento. Es precisamente este último punto el que más fricción provoca. Las energéticas han insistido que si no se rebaja la carga fiscal y tributaria que soportan su actividad no sería rentable y el Ejecutivo de Aagesen ha evitado abrir la puerta a una rebaja de la 'Tasa Enresa'. Un pago que el Gobierno se comprometió a no incrementar en el acuerdo alcanzado en 2019 pero que posteriormente se ha elevado en un 30%. Por ahora, no se descarta que en el proceso de negociación que ahora podría abrirse estas posiciones férreas pudieran ablandarse y explorar nuevas vías.

En las últimas horas los contactos entre las propietarias de Almaraz se han intensificado. Hace tiempo que en todos los casos se han pronunciado a favor de continuar con la vida de Almaraz al menos hasta 2030. En algunos casos se han posicionado en prorrogar por ciclos más cortos los calendarios de cierre pactados en 2019 o por cerrar un nuevo escenario para el conjunto de las cinco centrales y siete reactores operativos a día de hoy en España.