Vender lo que otros van a tirar. Es la filosofía con la que trabaja Sqrups!, la cadena española de supermercados que está colonizando poco a poco las principales arterias comerciales de muchos barrios. Sus estanterías están llenas de productos de primeras marcas pero a un precio mucho más reducido que en cualquier lineal de la gran distribución.
¿La clave para vender tan barato? El truco está en dar una segunda oportunidad a productos condenados al contenedor. La compañía se surte de excedentes de producción o de productos que se acercan a su fecha de consumo preferente. También vende artículos que los fabricantes retiran de las tiendas porque han cambiado de formato o aquellos descartados en los controles de calidad por tener algún pequeño error de etiquetado o embalaje, pero que están en perfectas condiciones para su consumo.
Fundada en 2014, surgió tras intentar dar salida a unos productos de papelería. Se trataba de implantar un modelo de outlet más arraigado en otros países como Francia o Estados Unidos. Una década más tarde, cuenta con 113 tiendas y más de 350 empleados. Su presidente, Iñaki Espinosa, cree que la compañía tiene potencial para extender su red hasta los 1.000 establecimientos durante los próximos diez años. Así lo explicó hace unos días en el 40 Congreso de Gran Consumo de Aecoc, celebrado la semana pasada en Valencia.
Con un nombre que no busca otra cosa que evitar ser confundidos con un bazar asiático, la empresa cerró 2024 con una facturación de 21,7 millones de euros, un 45% más que en 2023. Y la previsión es crecer entre un 40 y un 50% al año de ventas. La compañía presume de no realizar inversión en publicidad y cree que la creciente regulación medioambiental representa un viento de cola para su modelo de negocio. "Tenemos cada vez más presión de los fabricantes porque por ley ya no se puede destruir. En estos momentos estamos volando", aseguró el fundador. Con más de 1.000 proveedores, algunas cadenas de distribución ya les envían sus excedentes para darles salida.
De hecho, sacan la bandera medioambiental y presumen de que su modelo de negocio evita cada año que millones de artículos en buen estado para el consumo acaben en el contenedor. Pero para lograrlo, afinan al máximo su cadena logística propia para gestionar un surtido que supera las 1.600 referencias y para el que tienen nuevos planes. Si ahora mismo el 65% son productos de alimentación y otro 35% productos de droguería, perfumería e higiene y de bazar, el objetivo es casi eliminar por completo los de bazar. A cambio, pretenden hacer crecer la parte de refrigerados y congelados, donde los operadores tienen mayores excedentes a los que pueden dar salida.
Con un capital formado por tres socios, la compañía está participada por Global Social Impact, un fondo de impacto social. Precisamente, ese es el otro gran eje de trabajo en la compañía. "El 75% de los trabajadores proceden de programas de inserción laboral", explicó el hijo del fundador y consejero delegado, Raúl Espinosa. Además, también presumen de dar acceso a productos de primeras marcas a hogares con rentas más bajas.
Entre un 10% y un 15% de la oferta en cada tienda se adapta en función de la demografía, las características de cada zona y sus hábitos locales. Por ejemplo, cuentan con más productos infantiles en áreas con familias jóvenes o referencias gourmet en entornos urbanos adultos.
En 2024, la compañía cerró el ejercicio con una masa salarial de 4,28 millones de euros frente a los 2,49 del ejercicio anterior. El grueso de los empleados son dependientes de tiendas. Solo en 2024, la compañía inauguró 32 nuevos establecimientos y, hace unos meses, completó la adquisición de la cadena alicantina especializada en productos de hogar y bazar Domt. "Estos años ha sido construir las bases y ahora vemos el campo libre", concluía Espinosa.
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