El pasado viernes el Ministerio de Defensa publicó un tweet para comunicar que el submarino S-81, bautizado como 'Isaac Peral', había atracado en Souda, al noroeste de la isla griega de Creta. Pero lo que era un mero anuncio acabó generando una lluvia de comentarios por parte de los usuarios de la red social X, que criticaron el estado del buque.

PUBLICIDAD

Entre los mensajes, los más repetidos señalaban supuestos fallos de ensamblaje y denunciaban que faltaban tornillos y que algunos materiales estaban sueltos. Muchos lo catalogaban como una "chapuza", y ponían en duda que el submarino fuera operativo y seguro para los marinos. La polémica fue creciendo porque cuentas oficiales, como la de la propia Armada, compartieron el tweet, y otros perfiles que acumulan miles de seguidores entraron al trapo para opinar.

El S-81 entró en servicio en diciembre de 2023, y lo cierto es que últimamente ha estado muy activo. Durante el último mes, la nave participó en la misión 'Sea Guardian' de la OTAN, una operación flexible en el Mediterráneo para reforzar la seguridad marítima y luchar contra el terrorismo. Fue su estreno oficial en una maniobra de la Alianza Atlántica, algo que Defensa calificó como un "hito" para nuestra flota submarina. 

A la espera de que el S-82 -que esta misma semana se puso a flote por primera vez- y los otros dos submarinos de la clase S-80 entren en servicio, no cabe duda de que este programa ha sido uno de los más polémicos de la historia militar española por sus sobrecostes, retrasos y problemas técnicos. Pero en este caso, las críticas al S-81 no están fundamentadas.

De entrada, las fuentes consultadas por este periódico aseguran que el estado del submarino "entra dentro de lo normal", y explican que la Armada no se ha puesto en contacto con Navantia, el astillero que se encargó de la construcción del buque, para comunicarle ningún problema. "El submarino se somete a revisiones cada cierto número de horas de operación, y también si hay algún contratiempo. Pero no hay noticias de que le ocurra nada", subrayan.

Desde la Armada reiteran que el S-81 está "estupendamente". Sobre el ensamblado, defienden que la estacha, la cuerda colocada entre los dos bloques de la vela, está en su sitio. "En los submarinos anteriores, de clase S-70, estaba colocada en un lateral, pero en los S-80 se coloca delante. Pero tiene que ir así de abierto, no puede ir más junto", recalcan.

Sobre la especie de "ventanas" de metacrilato, que a simple vista parecen ir sueltas, detallan que "no dan directamente al submarino, así que no es que por ahí vaya a entrar agua". "Detrás no tienen nada. Simplemente se usan para cubrir a alguien si tiene que salir a observar desde la cubierta. Pueden haberse soltado un poco por cualquier cuestión, pero se podrían arreglar con una llave allen incluso. Y no afecta lo más mínimo. De hecho, podría incluso quitarse", deslizan.

En esa misma línea, desde la Armada recuerdan una polémica similar. Fue a finales de octubre, cuando en otro tweet se les acusó de haber filtrado los planos de fragatas españolas. "La publicación tuvo más de 600.000 visualizaciones, y también hubo muchas críticas. Pero en realidad los documentos no mostraban nada sensible, simplemente señalaban las rutas de escape, las tomas de corriente para emergencias o los lugares para enchufar mangueras", matizan.

Una "campaña de desprestigio"

Observando las mismas fotos que los usuarios de las redes criticaron, diversas fuentes del sector concuerdan con la Armada. "No se aprecia nada atípico en las imágenes. Hay que pensar que navegar en inmersión es muy exigente, pero cuando se han puesto otros submarinos en servicio el resultado ha sido el mismo. Aunque es verdad que las fotos podrían ser mejores, porque es importante dar una buena imagen", comenta una.

"Las críticas son simplemente opiniones de ignorantes que no saben lo que es la corrosión marina, y mucho menos la submarina", apunta otra de las voces. "En las fotos no se aprecia un mal estado de nada. Pero tampoco sería bueno, y seguro que se criticaría, que un buque en operación, como es el caso, estuviera impecable. Es como pedirle a un infante de la Marina que esté impecable después de un desembarco", añade.

"Creo firmemente que estamos ante un intento de desprestigio del submarino español", opina otra fuente, que considera que "son cuestiones menores que forman parte del desarrollo tan complejo que es un submarino". "Lo que algunos pretenden decir es que esos defectos se han producido por efecto de la presión y que eso supone un riesgo o un desgaste anormal. Pero no reviste gravedad alguna", insiste.

PUBLICIDAD