La tasa de paro ha pasado de rondar el 22% en 2015 a situarse en el 10,5% en el tercer trimestre de 2025, con un decrecimiento que solo se vio interrumpido durante la pandemia. Según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se trata de una caída de más de doce puntos que refleja el dinamismo del mercado laboral español en la última década, que se ha visto impulsado por la incorporación de más de 4,7 millones de inmigrantes desde 2015.
Pese a esta mejora sostenida, España ha pasado de ocupar la segunda posición en la Unión Europea por tasa de paro más elevada en 2015 —tan solo por detrás de Grecia—, a situarse como el país con mayor nivel de desempleo en 2025, pese a la tendencia general de reducción más moderada observada en el conjunto de la Unión Europea, según los datos del informe 10 años, 10 transformaciones del mercado laboral elaborado por Randstad Research.
Pese a este dato, el Gobierno prevé una continuidad en la mejora del mercado laboral en los próximos años. Según las proyecciones anunciadas por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante el último Consejo de Ministros, la tasa de paro se situará en el 9,9% en 2026 y bajará al 9,5% en 2027.
Por su lado, la Comisión Europea es algo más cauta y, en sus previsiones de otoño, estimó que "la tasa de desempleo mantenga su tendencia descendente", alcanzando el 10% en 2025, el 9,8% en 2026 y el 9,6% en 2027. Unas previsiones apoyadas en "la positiva evolución del mercado laboral de los últimos años", que atribuyen "principalmente a la continuación de las entradas migratorias, que están ampliando considerablemente la fuerza laboral e impulsando el ritmo de creación de empleo".
El motor del empleo: la inmigración
En línea con la Comisión Europea, desde Randstad Research destacan que más de la mitad del aumento del empleo en la última década ha sido ocupado por los trabajadores de procedencia extranjera. De esta forma, el peso de los extranjeros sobre el total de ocupados ha pasado de representar el 12,7% en 2015 al 21% en 2025.
Un impulso de la fuerza laboral clave en un contexto de debilidad demográfica nacional que ya empieza a impactar en la estructura del empleo. El informe de Randstad advierte de que el volumen de nacimientos lleva décadas por debajo de la tasa de reemplazo generacional —la ratio de la población entre 10 y 19 años sobre la cohorte de 55 y 64 años—, lo que ha provocado un progresivo envejecimiento de la población activa.
Así, en los últimos diez años, la franja de trabajadores entre 55 y 64 años ha aumentado 2,3 puntos. Y en mientras que por cada 100 personas que abandonarán el mercado laboral en la próxima década, solo se incorporarán 73 jóvenes. Así, esta falta de relevo generacional se ha visto compensada, en parte, por la llegada de trabajadores extranjeros, que ha permitido sostener el crecimiento del empleo pese al envejecimiento de la fuerza laboral.
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