Hoy debíamos estar mejor que hace una década, pero no es así. No al menos a nivel global. En la Cumbre del Clima de París de 2015 se acordó que todos los países se comprometían a reducir sus emisiones contaminantes generadas por el consumo de combustibles fósiles. En muchos casos, estos diez años han supuesto un cambio significativo en sus políticas de descarbonización, pero en otros tantos no. Lo más inquietante es que tampoco ahora, tras la recientemente celebrada cumbre de Brasil, -la COP 30-, los compromisos internacionales para reducir consumos fósiles se han incluido en la declaración final.

En términos globales el planeta demanda hoy más petróleo y sus derivados que hace una década. Según los datos de las agencias internacionales, en 2015 se consumieron 3.761 millones de toneladas de productos petrolíferos. Una década más tarde, al cierre del año pasado, el balance mundial ya alcanzaba los 3.974 millones de toneladas y con algunos países creciendo de modo casi incontrolado. Supone no sólo no recortar el empleo de derivados del petróleo sino incrementarlos en un 5.8%.

Es el caso de China e India. Dos economías que registran ratios de crecimiento muy elevados en los últimos años que se traducen en un incremento de demanda energética que en muchos casos no está siendo satisfecha con energías renovables. Pese a que en muchos casos también han activado vías para avanzar en el desarrollo y empleo de fuentes renovables, el aumento del consumo de combustibles fósiles también es una realidad. En el caso de los derivados del petróleo, en comparación con 2015 el gigante asiático consume hoy un 42% más. En el caso de la India, el aumento es del 27%. Dos potencias demográficas y económicas que producen ya el 43% del total de las emisiones contaminantes del mundo.

Energías renovables

En nuestro país, la apuesta por las energías renovables ha permitido ir reduciendo de modo muy significativo el consumo de combustibles fósiles. La desaparición del carbón deja a los derivados del petróleo y el gas como las principales alternativas contaminantes, que aún tienen un peso importante en el ‘mix’ nacional de energía. El año pasado España consumió 48 millones de toneladas de derivados del petróleo. La cifra ha ido reduciéndose en los últimos años. Así, en años como 2004 y 2007 el consumo alcanzó los 67 millones de toneladas, el 40% más que en la actualidad.

La pervivencia del consumo elevado de combustibles como el carbón y los derivados del petróleo en algunas potencias emergentes no impide que también se estén dando pasos en la presencia de las energías renovables. Actualmente las renovables representan a nivel mundial el 32% del ‘mix de energía’. En algunos países la apuesta y presencia de las energías limpias en sus economías es muy superior. En Brasil, Chile, Colombia, Canada, Nueva Zelanda, Suecia o Noruega el nivel rebasa con mucho el 60%. En el caso de España el año pasado supuso el 57%.

Entre los seis mayores consumidores de productos derivados del petróleo, cuatro han elevado sus consumos en estos diez años y tan sólo Japón y EEUU las han reducido, si bien a un ritmo desigual. En el caso de la economía estadounidense el recorte en una década es de apenas un 1,75%, con un consumo al final en 2024 que alcanzaba los 731 millones de toneladas. En el caso de Japón la reducción sí es significativa. Aún figura como el cuarto mayor consumidor pero ha pasado de requerir 171 millones de toneladas de derivados del petróleo en 2015 a 129 millones de toneladas en la actualidad. Rusia y Arabia Saudí completan el ranking de los mayores consumidores de combustibles fósiles derivados del petróleo.

Asía dispara su consumo

En el periodo entre los años 2010 y 2019 el crecimiento en el consumo creció a una media anual del 1%, pero casos como los de China muestran cómo en Asia la situación es diferente. Sólo China creció en un año como 2023 un 11%. El año pasado países asiáticos como Vietnam incrementaron su consumo de derivados del petróleo en un 27% y en Filipinas fue de un 7%.

Por continentes, Europa es el que más pasos ha dado hacia la descarbonización en esta década. Los 540 millones de toneladas consumidas el año pasado son un 4,7 menos que hace diez años. América del Norte también redujo su consumo levemente, un 2,6% en una década hasta los 825 millones de toneladas. De igual manera, en América Latina el descenso fue algo superior, del 10,8% -322 millones de toneladas de consumo el año pasado-. El continente que peor se ha comportado e Así, con un crecimiento del 18% más de consumo en este periodo, hasta los 1.506 millones el año pasado.   

Las emisiones contaminantes siguen siendo un problema de primer nivel con países como China. Su economía en constante crecimiento compagina el desarrollo en energías limpias con la necesidad de seguir apoyándose en energías convencionales. El año pasado China emitió 11.950 millones de toneladas de CO2 y la India, otras 3.219 millones de toneladas. En el caso de EEUU la cifra alcanzó las 4.416 millones de toneladas de CO2, Rusia 1.659 MT, Canadá 520 MT y España 202 MT.