El Ribera se bebe pero también cotiza. La denominación de origen más popular de España después del Rioja genera 1.330 millones de euros de PIB en el conjunto del país. Son datos del primer informe de contribución socioeconómica y fiscal de la Denominación de Origen Ribera del Duero, elaborado junto a PwC. El documento sitúa a la denominación como uno de los motores económicos del sector vitivinícola español. El estudio mide por primera vez el impacto total (directo, indirecto e inducido) de la actividad productiva y del enoturismo en el territorio.
Según el informe, la mayor parte de esos 1.330 millones de euros procede de la producción y elaboración de vino, con 1.254 millones, de los cuales el 72% permanece en Castilla y León. A esta cifra se añaden los 79 millones aportados por la actividad enoturística, que se consolida como un eje creciente para la denominación. El documento subraya además que por cada euro de PIB generado directamente por la producción y elaboración, la economía española produce 4,1 euros en total, un multiplicador que evidencia el alcance de la actividad. Cada litro de vino comercializado genera, de media, 18,4 euros de PIB.
Más de un 20% del sector agropecuario de Castilla y León
La denominación de origen sostiene además 19.552 empleos vinculados a la producción vinícola y 1.364 adicionales ligados al turismo del vino. “Por cada trabajador directo, se crean 3,9 empleos adicionales en la economía”, señala el documento. Si se considera el conjunto de la actividad –producción más enoturismo–, el multiplicador se eleva a 4,1 empleos generados por cada ocupado en la Ribera del Duero. El impacto laboral es especialmente relevante en Castilla y León, donde los 13.595 empleos asociados representan el 22% de los ocupados en agricultura, ganadería y pesca de la comunidad y el 9% de la industria regional. La D.O. suma además más de 5.000 viticultores, más del 5% del total de inscritos en denominaciones de origen protegidas en España.
En materia fiscal, la actividad de la D.O. aporta 459 millones de euros en impuestos y cotizaciones sociales. PwC destaca que “por cada euro de impuestos directos, la economía genera 6,2 euros adicionales en recaudación total”, un multiplicador que evidencia el alcance del sector. Más del 94% de la recaudación fiscal procede directamente de la actividad productiva vinícola.
La estructura empresarial de la Ribera del Duero mantiene su dinamismo: 316 bodegas registradas, 359 instalaciones y más de 68 millones de litros comercializados en 2024, por un valor de 808 millones de euros. Las exportaciones —12,4 millones de litros y 173 millones de euros— consolidan su posicionamiento internacional, con un precio medio de 13,9 €/litro, casi cuatro veces el promedio español en vinos con D.O. La denominación ha registrado también un incremento del 80% en productividad por viticultor entre las campañas 2018/19 y 2022/23, hasta alcanzar los 93.564 euros por viticultor, muy por encima de la media del resto de denominaciones.
La buena salud del vino español
Los resultados presentados por la Ribera del Duero se enmarcan en un escenario en el que la cadena de valor vitivinícola española confirma su relevancia estructural. Según el informe Relevancia económica y social del sector vitivinícola en España (presentado por Afi–OIVE en julio de este año), el conjunto del sector genera 22.350 millones de euros de Valor Añadido Bruto, lo que equivale al 1,6% del PIB nacional. Esta cifra incluye la actividad directa, los efectos sobre proveedores y el consumo asociado a los empleos creados.
España mantiene 924.000 hectáreas de viñedo, el 13% del total mundial, y más de 532.000 viticultores registrados. El viñedo ecológico, en expansión, supera las 166.000 hectáreas, un 18% de la superficie total, tras crecer más del 37% entre 2019 y 2023.
La aportación fiscal del conjunto del sector también es significativa: 4.260 millones de euros anuales, según el mismo informe. La mayor parte procede de cotizaciones sociales y del IVA, con 1.670 y 1.110 millones de euros, respectivamente.
En el ámbito exterior, España es el segundo exportador mundial en volumen y el tercero en valor. Las exportaciones de productos vitivinícolas superaron en 2024 los 3.500 millones de euros, alcanzando “un nuevo máximo histórico” y generando un superávit comercial superior a 3.100 millones. Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Francia concentran el 41,8% de las ventas exteriores del sector.
El impacto laboral total asciende a 386.000 puestos de trabajo equivalentes a jornada completa —un 2% del empleo nacional— entre viticultura, elaboración, comercialización y actividades inducidas.
Una denominación creadora de valor
La comparación entre ambos informes permite dimensionar el papel de la Ribera del Duero dentro de la economía del vino en España. La D.O. destaca por su capacidad de retener valor en el territorio, generar empleo estable en el medio rural y atraer visitantes, mientras que el sector nacional confirma su peso en la producción, la recaudación y el comercio exterior.
Ambos diagnósticos coinciden en el escenario: un sector altamente integrado en la economía española, con un efecto arrastre amplio y una presencia territorial que se extiende por todas las comunidades autónomas. La Ribera del Duero representa, dentro de ese mapa, una de las zonas con mayor capacidad de generación de valor añadido y de consolidación empresarial.
Te puede interesar