Los juegos de azar, en cualquiera de sus formas, tienen la capacidad de activar los mecanismos básicos del cerebro humano. Estos están centrados en la expectativa de recompensa, la emoción del riesgo o la liberación de dopamina cuando se consigue ganar.
Aun así, los expertos en la mente humana señalan que se producen importantes modificaciones si se tiene en cuenta el entorno en el que se desarrolla la experiencia, tanto a nivel de comportamiento como de percepción del entorno.
Es decir, no es lo mismo estar en un local de juego físico que disfrutar de esta experiencia a través de un casino online. Y es que las luces, los sonidos o la presencia de otras personas tienen una gran importancia en el comportamiento humano en este tipo de situaciones, y en ocasiones puede hasta condicionar su manera de comportarse en las partidas.
En este texto vamos a profundizar alrededor de este concepto desde un punto de vista mental.
La experiencia sensorial y social del casino físico
Los locales de juego físicos están preparados para generar una inmersión total de los sentidos del usuario. Las luces intermitentes, el sonido de las máquinas o el olor ambiental son elementos que sirven para mantener al jugador concentrado en un estado de alerta constante. Psicológicamente, en esos momentos se experimenta una activación fisiológica alta, similar a lo que ocurre cuando se está compitiendo en cualquier disciplina.
El factor social también es uno de los puntos importantes. La posibilidad de interactuar con otras personas, ya sean crupieres o jugadores, o ver los resultados de cada una de las rondas lleva a sentirse parte de un ambiente colectivo. El juego se transforma en una experiencia compartida, con una carga emocional mayor.
Hay que destacar, en último lugar, que el manejo de los recursos económicos para el juego suele ser más tangible en los casinos físicos. El hecho de tocar las fichas genera una mayor conciencia de inversión en el jugador.
El anonimato y la inmediatez del casino online
Lo que se experimenta en los casinos online es completamente contrario a lo comentado con anterioridad. El componente social directo se desvanece, emergiendo la privacidad y la comodidad. Esto provoca un cambio en la manera en la que el cerebro percibe el riesgo, sintiéndose más libre a la hora de jugar ante la falta de miedo al juicio ajeno de observadores externos. Esto potencia la sensación de control del usuario.
En cuanto a otros aspectos, es evidente que el juego online tiene un componente de inmediatez muy importante. Con un simple clic o toque en un dispositivo táctil se puede depositar, apostar y volver a jugar en segundos. Esa velocidad, sumada a la disponibilidad continua de la plataforma, genera un estímulo muy grande en el usuario, que lo percibe como algo positivo.
Es cierto que, quizá, en contraste con el escenario físico, el tema del dinero digital se perciba de una forma más abstracta, pero también a nivel online existen mayores mecanismos de control para evitar formas de juego erráticas que pongan en riesgo la integridad económica del usuario.