Será una legislatura amarga para el PP vasco. En las instituciones comienza a sentir el desprecio de la coalición PNV-PSE y de la complicidad de Bildu con ambas formaciones para integrar una suerte de ‘alianza’ contra la derecha. Ni siquiera en las instituciones que los populares facilitaron a los nacionalistas, como la Diputación de Gipuzkoa, o a los socialistas –el Ayuntamiento de Vitoria- escapan a ese ‘arrinconamiento’. En nuevo capítulo se libra estos días en el Parlamento Vasco, donde un PP crecido tras la mejora de resultados obtenidos el pasado 21 de abril –que le ha permitido pasar de 6 a 7 representantes en la Cámara vasca- verá como esa mejora no se traduce en más poder. El PP no estará presente en la Mesa de la Cámara vasca ya que PNV, PSE y EH Bildu se repartirán los cinco asientos del órgano que rige y marca el funcionamiento del Parlamento.

El martes se constituirá el nuevo Parlamento. Renovará el anterior, en el que en la Mesa estuvieron representadas cuatro formaciones, incluso una de ellas, Podemos, con un parlamentario menos de los que ahora ostenta el PP vasco. PNV y EH Bildu empataron en escaños en las pasadas elecciones, con 27 cada uno de ellos. El PSE logró 12, dos más que en 2020, y el PP se situó en cuarto lugar con siete representantes, muy por delante de Sumar y Vox, con un único escaño cada uno de ellos.

La sintonía ‘anti PP’ que une a nacionalistas y socialistas se inició en la Cámara Baja hace años. El inicio se podría remontar a la moción de censura que el PNV apoyó para derrocar al Gobierno Rajoy y dar inicio a los gobiernos de Pedro Sánchez. Se fortaleció años después en Navarra, con el respaldo y unidad de las tres formaciones para evitar gobiernos de derechas de los que formaran parte UPN o el PP. Ahora, tras las elecciones municipales y forales primero y más recientemente en las autonómicas del 21-A en Euskadi, suma al País Vasco en ese juego para arrinconar a la formación de Feijóo.

Lo vivido en Vitoria escenifica bien la relación que nacionalistas y socialistas mantienen con el PP. En la capital alavesa fue Bildu quien se impuso en las elecciones municipales. Sólo el apoyo del PP a la candidata del PSE, Maider Etxebarria, impidió que la izquierda abertzale gobernara el Consistorio. Sin embargo, en la primera votación relevante, la aprobación de los presupuestos, PSE y PNV accedieron a pactar las cuentas con EH Bildu pero no con el PP.

Más escaños, menos poder

Ahora, a nivel autonómico, el PP vasco que lidera Javier De Andrés verá cómo pese a haber logrado un escaño más que en 2020 –cuando concurrió en coalición con Ciudadanos- y casi 100.000 votos, apenas tendrá influencia y poder en el día a día de instituciones como el Parlamento Vasco. Una ‘desactivación’ favorecida por PNV, EH Bildu y PSE que se antoja relevante en un mandato en el que los juegos de mayorías que pueden conformar las tres formaciones puede ser clave. No en vano, tanto el PNV como la izquierda abertzale anuncian ya su pretensión de reactivar la aprobación de un nuevo ‘estatus’ o encaje territorial del País Vasco en el Estado y en el que sitúan sólo al PSE como la formación necesaria y con la que contar para logra una mayoría suficiente para sacarla adelante.

El martes se constituye el nuevo Parlamento Vasco que volverá a presidir el PNV. Su candidata, Bakartxo Tejería será elegida para ocupar el puesto por cuarto mandato consecutivo. Será ella la que presidirá la Mesa de la Cámara en la que no estará presente el PP. Los otros cinco puestos de la presidencia los ocupará otro representante del PNV, dos de EH Bildu y uno del PSE. De este modo, la formación perderá cualquier tipo de capacidad para condicionar tanto posibles acuerdos y aprobación de medidas que presente el Ejecutivo de Imanol Pradales, -PNV y PSE gozan de mayoría absoluta-, como la posibilidad de condicionar el funcionamiento interno de la Cámara.

El PP ya se quedó fuera de la Mesa tanto en la legislatura que se inició en 2016 como la posterior de 2020. La última vez que contó con un representante en el órgano de control del Parlamento fue en la décima legislatura, en la que se inició en 2012. Se da la circunstancia de que Podemos sí ha contado en el mandato que está a punto de terminar con un representante en la Mesa, pese a contar con un representante menos de los que ahora cuenta el PP. Tras las elecciones de 2020 los seis parlamentarios que logro, los mismos que el PP en coalición con Ciudadanos, fueron suficientes para compartir Mesa con PNV, Bildu y PSE.

El "rodillo" PNV-PSE

Los siete diputados del PP vasco recogieron ayer sus actas parlamentarias. Lo hicieron antes de acusar su presidente, Javier De Andrés, a socialistas y jeltzales de no respetar la pluralidad de la Cámara resultante de las urnas y los 100.000 votantes que depositaron la papeleta del PP. El PP vasco habla ya de “rodillo” de la mayoría de Gobierno que reeditarán PNV y PSE y cuya primera decisión habría sido dejar fuera del órgano parlamentario al PP de De Andrés.

El PNV y EH Bildu han renovado estos días su respaldo a Pedro Sánchez y la necesidad de ahuyentar cualquier opción que favorezca al PP. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar ha renovado su discurso de que urge no dejar caer a Sánchez. Los nacionalistas tienen con el actual Gobierno un ambicioso acuerdo de investidura por cumplir y que tiene entre sus compromisos no sólo el desarrollo íntegro del Estatuto de Gernika de 1979 sino también la posibilidad de facilitar la aprobación de un nuevo ‘estatus vasco’ en un plazo máximo de dos años.

A esa necesidad de fortalecer la alianza con el partido socialista se suma los recientes acuerdos de gobernabilidad alcanzados en diputaciones y ayuntamientos, y al que tras las elecciones europeas se sumará una reedición de la coalición en el Gobierno vasco. El PSE que lidera Eneko Andueza negocia ya un mayor peso en el primer Gobierno de Pradales.