El estallido del 'caso Koldo' tras la entrada en escena de Santos Cerdán y el tsunami posterior ha supuesto un punto de inflexión en una legislatura que pasa por su momento de mayor debilidad. Hay una sensación compartida entre los socios de Pedro Sánchez de quiebra de la confianza, más acuciante, si cabe en Sumar, a fin de cuentas implicada en la acción de Gobierno "y lo que hagamos o dejemos de hacer desde el Ejecutivo nos afecta a todos", explican fuentes magentas.
Movimiento Sumar, con Yolanda Díaz al frente, necesita recomponer la situación y sacar cabeza para no verse arrastrada por la dinámica monclovita de bunkerizarse y reforzar el famoso 'muro' para pasar al contraataque. De la reunión del pasado lunes entre Sánchez y la vicepresidenta segunda trascendió, por un lado, su propuesta de nuevas medidas de regeneración -como la limitación de los aforamientos- y, por otro, su apuesta por dar un giro social de calado a la legislatura. Pero hubo otra petición, esta de carácter interno, de funcionamiento, que tiene mucho más que ver con el "puente de mando" de la línea política y estratégica del Gobierno, un "puente de mando" en el que quiere estar Díaz en lo que resta de aquí a las próximas elecciones generales, según ha podido conocer El Independiente.
El fin de los compartimentos estancos
Hasta ahora el Gobierno de coalición ha funcionado como dos compartimentos estancos que sólo interactuaban cuando surgía un conflicto que afectaba a varios departamentos. Quiere decir que "los ministros del PSOE gobernaban su área y nosotros la nuestra" y sólo cuando se producía un choque entre ministerios, sus titulares intentaban solventar las discrepancias o era Sánchez el que dirimía el conflicto a favor de uno o de otro. En la anterior legislatura ocurrió con temas de calado como la ley de Vivienda, la del "sí es sí" o la LGTBi. En esta, con la reducción de la jornada laboral o la subida del SMI.
Pero en Sumar creen llegado el momento de formar parte también del "Estado Mayor". "La estrategia, la dirección política y las cuestiones de más calado quedan en manos de ese Estado Mayor", a caballo entre el gabinete presidencial de Moncloa y Ferraz, explican las fuentes consultadas a El Independiente. Y añaden, "hemos estado ausentes y debemos entrar ahí porque nos da la vida", conscientes también de su extrema debilidad orgánica y demoscópica. Es lo que denominan "coparticipación en la acción del Gobierno".
En definitiva, un giro de 180 grados que no deja de tener sus riesgos, puesto que la "coparticipación" lleva aparejada la corresponsabilidad sobre los ejes estratégicos y políticos del Gobierno en lo que queda de legislatura, para lo bueno y para lo malo. Parece que Sánchez no sólo ha captado el mensaje de su vicepresidenta segunda -que habló de "resetear" la legislatura cuando conoció detalles del informe de la UCO sobre Cerdán- sino que viene aceptar el nuevo statu quo de su relación con los socios de Gobierno, aseguran las fuentes consultadas.
"Ya nada va a ser igual"
El último informe de la UCO ha movido los cimientos del Gobierno y "ya nada va a ser igual". Sumar se preparó para lo peor cuando comenzaron a conocerse los primeros detalles de su contenido el miércoles por la noche de la semana pasada. Y para cuando comenzaron a reproducirse los primeros audios que revelaban el papel estelar de Santos Cerdán en al presunta trama corrupta, tenían preparado un comunicado de condena en el que exigían la cabeza del secretario socialista de Organización y explicaciones por parte del PSOE. Lo verbalizó primero el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y posteriormente la propia Yolanda Díaz. Es cuando habló de "reseteo" de la legislatura y un nuevo marco de relaciones "de igual a igual" con el PSOE, aunque sin ahondar a qué se refería con ello.
Y ya este lunes, durante su reunión con el inquilino de la Moncloa planteó medidas de regeneración, como la limitación de los aforamientos o la responsabilidad penal de las empresas que pagan mordidas y comisiones ilegales, además de un "giro social" que desatasque algunas cuestiones como la reforma de la ley mordaza, la nueva ley de sanidad o la de hijos a cargo. "Ya nada va a ser igual", sentencian los medios consultados ante una legislatura llena de vías de agua a pesar de la declarada intención de Sánchez de agotarla. "Las legislaturas son cada cuatro años. Así ha sido y así seguirá siendo", dijo el jefe del Ejecutivo el pasado lunes tras la reunión de la dirección de su partido. No es verdad. No siempre se han completado las legislaturas, para empezar por él mismo, que nunca las ha llevado a término.
Caras largas de Junts y rechazo de ERC a hacerse la foto
Sánchez está inmerso en una ronda de contactos con los grupos parlamentarios que le sostienen en Moncloa para evaluar si aún conserva esos apoyos para agotar la legislatura y bajo qué condiciones. Las caras de la foto de ayer con el secretario general de Junts y la portavoz de esta formación en el Congreso, Jordi Turull y Miriam Nogueras, respectivamente, eran todo un poema. Al menos dejaron que trascendiera una imagen de ese encuentro porque el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, con quien se reúne hoy, no quiere testimonio gráfico de su paso por Moncloa, tampoco el PNV. Ione Belarra, líder de Podemos, ha rechazado directamente mantener ese encuentro, así como el BNG.
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