Es una suerte de hipoteca, de letra que paga con cada factura y quizá ni siquiera sea consciente de hacerlo. La está pagando desde hace años y seguirá haciéndolo hasta el año 2028, cuando se estima que la ‘deuda eléctrica’ del sistema energético español esté completamente saldada. Los más de 30 millones de españoles, particulares y empresas, que cuentan con una cuenta eléctrica cuando termine este años aún tendrán que hacerse cargo de 3.105 millones de euros en concepto de deuda acumulada por el sector eléctrico. Es lo que quedará por pagar. Son los últimos coletazos de una deuda acumulada que llegó a alcanzar los 30.000 millones de euros en 2013 y que en los últimos años se ha podido ir amortizando.
¿De dónde procede esa deuda que pagamos en nuestra factura de la luz? Se fue acumulando durante años, cuando los costes de generación de la energía y los ingresos que obtenían las compañías arrojaban un saldo negativo. En los años 2002 y 2003 el endeudamiento comenzó a detectarse pero de modo aún asumible. Todo comenzó a complicarse en los ejercicios posteriores, especialmente entre el periodo 2008 a 2013, cuando pasó de los alrededor de 14.000 millones de euros a rozar los 30.000 millones.
Con el fin de no cargarla sobre las facturas de la luz de los usuarios, a comienzos de 2000 se decidió ‘embolsar’ aquella deuda, ‘titularizarla’ en un fondo, el llamado Fondo de Amortización del Déficit Eléctrico (FADE).
Se acordó que, a partir de ahí, los incrementos de los precios de la luz se limitarían a porcentajes del entorno del 2% anual. Es decir, los consumidores no se harían cargo de ese incremento disparatado del coste y pagarían la luz a un precio que en realidad no era el de coste sino un precio limitado.
Tres lustros pagando deuda
Mientras tanto, la deuda se seguía acumulando. En 2013 la situación de endeudamiento se hizo insostenible y las compañías comenzaron a tener que pagarla. Para entonces los beneficios habían comenzado a aflorar los balances de resultados.
Fueron apenas 550 millones de superávit en 2014. Aquel resultado fue menguando hasta que en 2019 regresaron leves déficits que tuvieron que ser compensados con superávits de otros años. Desde entonces, el sistema ha ido dando superávits y ha podido ir amortizando, vía facturas de los consumidores, el pago de esa deuda acumulada durante lustros. El pago de este déficit en la factura se incluye como un coste regulado más.
Según datos de la CNMC, a 31 de diciembre de 2023 la deuda del sistema eléctrico alcanzaba los 7.866 millones, tras reducirse en un 21% respecto al ejercicio anterior. Aquel año se pagaron 2.382 millones para pagar la deuda. En diciembre de 2024 el pago para reducir la deuda fue de 2.371 millones y este 2025 está previsto que se aporten otros 1.809 millones de euros cuando concluya el ejercicio. Cuando se completen restarán aún por pagar 3.105 millones de euros. No son los únicos gastos. Además, se debe hacer frente al pago de los intereses generados en ese fondo que soporta la deuda.
Déficit de hasta 30.000 millones
En este periodo se ha pasado de deber casi 30.000 millones de euros a poco más de 3.000 cuando finalice 2025. Es decir, se ha pasado a que cada consumidor tuviera que hacer frente a 1.000 euros por este concepto a que ahora sólo le resten por asumir poco más de 100 euros a pagar en los próximos tres años.
En realidad, según las previsiones de la CNMC el llamado Fondo de Titularización del Déficit de Sistema Eléctrico quedará liquidado el 17 de marzo de 2027, cuando está prevista a última amortización. Sin embargo, el activo del fondo estará vivo hasta 2028, cuando se extinguirá el último derecho de cobro.
Pero en realidad el FADE sólo es una parte de la deuda. Representa el 83,5% de total del importe total pendiente. A él se suma otro 16,5% correspondiente al déficit de 2013.