María Nelly no se esconde. No tiene motivos para hacerlo. Se describe como trabajadora sexual. Ni prostituta ni esclava, como la miran desde otros lares, siempre tratando de cosificarla. De etiquetarla. De confinarla entre los márgenes de la moral y el deseo. De hacerle vestir un traje hecho a partir de medidas ajenas. María trabaja en Málaga y lucha por la regularización de un oficio que los políticos han vuelto a colocar en el centro de un debate que el sector considera tramposo, entrelazado a su pesar a los casos de corrupción que rodean al que fuera círculo de confianza de Pedro Sánchez: José Luis Ábalos y Santos Cerdán, los dos últimos secretarios de organización del PSOE y dos de los acompañantes de su viaje a bordo de un Peugeot en su regreso a Ferraz.
María reconoce que el miércoles sintió rabia escuchando a Feijóo y Sánchez a vueltas con los prostíbulos y la prostitución. Ella reparte reproches y recados a ambos lados. “Resulta lamentable que el líder de la oposición de este país haya dicho que es abominable el negocio de la prostitución. Primero, porque regentar clubes de alterne y este tipo de negocio en el ámbito sexual en muchos sitios de España está regulado y es legal. Segundo, porque nos estigmatiza aún más a nosotras y nos alejamos un poquito de lo que buscamos: la regularización”, arguye la joven en declaraciones a El Independiente. A Sánchez, en cambio, le afea su falta de sensibilidad. “Por estar en un ambiente cercano a esto, nos ha parecido que él no ha pensado en nosotras; no ha pensado que esto no es una actividad que deba criminalizarse ni que va a quitarse de en medio a través de la abolición. Y nos parece que esa es una forma que tiene de pago a las feministas que le han apoyado todo este tiempo y que no le toca de otra que decir: 'bueno, vamos a hacerlo'. Pero posiblemente, en el fondo, no esté muy convencido”, barrunta.
"Una cortina de humo"
María pertenece a StopAbolición, una asociación que integran trabajadores sexuales, afectados del sector como fotógrafos o publicistas y empresarios. Nació a contrarreloj en mayo de 2022, ante el proyecto de ley que entonces abanderó la vicepresidenta Carmen Calvo. Cifran en alrededor de 8.000 sus miembros, pero reconocen que muchos en el sector siguen habitando unas sombras que dificultan conocer su verdadera dimensión y también articular su defensa. “Surgimos ante la primera ley abolicionista del PSOE y el de ahora es el cuarto intento. No van pocos”, reconoce Enrique Quirón, portavoz de la citada asociación. “Es una cortina de humo. Es un tema que siempre genera revuelo y confrontación y que sirve para tapar otras cosas también”, agrega.
En las últimas semanas Sánchez ha lanzado dos iniciativas que tienen a la prostitución como eje en una batería más amplia para tratar de sobrevivir a la investigación judicial del caso Koldo. En un intento de responder a los audios filtrados en los que Ábalos y Koldo escogen prostitutas o las denuncias de mujeres que trabajaron a las órdenes de Francisco Salazar, Sánchez anunció la reforma del código ético de la formación para expulsar a dirigentes y militantes que consuman prostitución. Antes, desde el ministerio de Igualdad -en manos del PSOE- se avanzó que en septiembre presentarán un anteproyecto de ley para la abolición de la prostitución. La cuarta tentativa en apenas tres años.
“El código ético es una tapadera a los verdaderos escándalos de corrupción que existen en las cercanías del presidente del Gobierno. Nos parece que se ha perdido una oportunidad para legislar a favor de nosotras”, desliza María, secretaría de coordinación de StopAbolición. “En abril la ministra dijo que dejaría a un lado este tipo de ley porque no contaba con los apoyos suficientes para sacarla en esta legislatura. Así que es oportunismo”, replica a propósito de la normativa que los socialistas intentarán aprobar con el apoyo del PP.
¿A la caza de militantes?
Ferraz no ha explicado cómo piensa aplicar el código ético pero desde la asociación considera su ejecución un espejismo. “Esto no va a evitar que los militantes o dirigentes contraten. Creo que las personas son libres de hacer en su vida privada lo que deseen. Y estamos hablando de una actividad que se realiza entre personas adultas. Lo único que va a conseguir es que, en primer lugar, se estigmatice más a las más de 50 000 mujeres que nos dedicamos a la prostitución. Y segundo, que nos aleja cada día de lo que nosotras buscamos como un objetivo, la regularización de la actividad y del oficio. No creemos que vayan a disminuir los servicios. ¿Cómo lo van a aplicar? ¿A través de la vigilancia continua de las personas? Nos parece una equivocación que se haya implementado”, esboza María.
Creo que las personas son libres de hacer en su vida privada lo que deseen
Enrique, que se declara empresario del sector y también cliente, comparte opinión. “Ni el código ni la ley van a cambiar nada. Las leyes vacías y las normas absurdas también dinamitan el Estado de Derecho. No tienes como Estado capacidad para vigilar la vida sexual de tus militantes ni de tus ciudadanos ni puedes hacer normas sobre algo sobre lo que no tienes derecho a vigilar. ¿Qué sentido tiene entonces? Es para la galería”, se interroga. “No se puede vigilar la vida sexual de militantes, políticos o ciudadanos", apostilla. "¿Cómo van a controlarlo? ¿Cuándo les estalle un escándalo? ¿Cuándo lo descubra un periodista?", se pregunta Antonio, el nombre ficticio de otro empresario del sector que dispone de un hotel en Madrid en el que alquila habitaciones por horas. "A mi hotel va todo el mundo, incluidos políticos. Siempre decimos que la misma sociedad que te encuentras en la calle es la que está en los locales, llámense clubes de alterne, pisos, hoteles como el mío o lo que sea. No acuden monstruos ni seres extraños. Son padres e hijos; políticos, deportistas, famosos o gente corriente; de bien y no de tan bien. Como en la vida misma".
A juicio de Enrique, es “una ley perniciosa con un motor moralista que, en el fondo, complace a un electorado femenino” que se basa en unas cifras distorsionadas. “La fiscalía se inventa cifras de trabajo sexual y es una aberración. Las cifras policiales creíbles hablan de 300 mujeres liberadas y detectadas y otras 300 mujeres en situación de explotación laboral, que no sexual. Al final, cada año la justicia reconoce unas 75 víctimas de explotación”, indica. Según sus cálculos, hay alrededor de 125.000 personas implicadas en la actividad. “No llega ni al uno por ciento de delito de trata”, sostiene.
Los clubes de carretera, un cliché del pasado
El sector, apunta Enrique, es cada vez más diverso y más alejado de aquella imagen de clubes de alterne de carretera en los que se ejercía antaño. “Los clubes a pie de calle han retrocedido una barbaridad en 20 años. Podría haber mil y pico en España hace 15 o 20 años; ahora realmente se cuentan por decenas, porque es un tipo de negocio muy poco discreto donde puede ir todo el mundo si prometerse a nada”, responde. “Es una actividad con una gran plasticidad: que evoluciona y también que se esconde, pero que se mueve muy rápido. No vale la foto hace 20 años ni la de hace 10 años. ¿Qué definimos como local? ¿Y como prostituta? Habrá chicas que pueden tener a lo mejor 10 citas en un año cobrando o que tienen solamente dos clientes fijos que los acumula de otra época. ¿Esa la definimos como prostituta también, aunque no se anuncie? ¿A partir de cuantos encuentros sexuales con personas diferentes definimos una categoría de prostituta para empezar a hacer conteos? La gente tiene la foto de lo que ve en la tele, del puticlub de carretera que representa un 4% de la actividad actual”.
¿Y había dónde va el sector ahora? Pues, como en Francia, hacia el masaje, que da un margen de ambigüedad
“¿Y había dónde va el sector ahora? Pues, como en Francia, hacia el masaje, que da un margen de ambigüedad. Incluso en los locales de masaje hay sitios donde hay chicas que hacen cosas y chicas que no las hacen. ¿Dónde empezamos a poner la barrera de lo que es realmente prostitución cuando es un fenómeno tan amplio? Incluso hay chicas que no se consideran prostitutas directamente. Hacen, por ejemplo, masajes que acaban en una masturbación y te dirán que no son prostitutas”, agrega el portavoz de la asociación. Para Antonio, la abolición sería una condena para las trabajadoras. "Un informe de la Agencia Tributaria de 2017 estimaba que, si regulariza el trabajo sexual, la cifra estaría próxima a los 2.800 millones de euros. Optar por el modelo abolicionista de Francia o Suecia perjudica a los que trabajan. Conduce a la violencia extrema: tienen que trabajar por separado y los delincuentes saben que esas mujeres están solas, no tienen compañía y tienen dinero. Y también saben que no van a denunciar, a no ser que sea un caso de vida y muerte. Acaban trabajando en furgonetas en parques, intentando estar cercas unas de otras y en condiciones de higiene pésimas", argumenta. Enfrente, los modelos de los países que han apostado por regularlo, como Suiza, Nueva Zelanda, Alemania o Bélgica.
Enrique y María se rebelan contra las etiquetas y los clichés. Contra la imagen más cerca de la fantasía que de la realidad de un sector que tampoco es multitudinario. Los datos disponibles para trazar un retrato no son precisamente recientes. El CIS de Tezanos acaba de recibir el encargo del Gobierno de acometer un sondeo para dibujar el paisaje real. En 2008, la última vez que el CIS preguntó por el consumo de prostitución en España, alrededor de un tercio de los hombres (el 32,1%) reconoció haber pagado dinero por mantener relaciones sexuales. El 10,2% señaló que solo había pagado una vez en su vida y otro 21,9% reconoció que habían sido más veces. Un estudio realizado en la Comunidad Valenciana y extrapolado al resto del país, fechado en 2022, situa en entre el 4 y el 6% de los hombres quienes habían pagado por sexo durante el último año.
Alrededor del 7% de los hombres
“Se trata de una actividad residual, minoritaria. El consumo de trabajo sexual en el último año está entre el 5 y el 7% de los varones y mucho menos, obviamente, entre mujeres parejas y personas trans. El 94% de la gente ignora por completo este mundo, excepto lo que escucha en los medios”, advierte Enrique. María reconoce que sus clientes son heterogéneos. “Que yo sepa no he tenido a políticos pero es que es un servicio muy discreto. La gente no dice su nombre real ni sabemos su identidad. Solamente si fuera un político muy conocido podríamos saberlo. Nos frecuentan policías, médicos y de todos los ámbitos de la sociedad…”.
Nos frecuentan policías, médicos y de todos los ámbitos de la sociedad…
Desde 2022 la asociación ha ido reclamando los espacios públicos, lejos de la discreción y las sombras que acompañan una actividad que se halla en un limbo en España. Con sus paraguas rojos, sus socios han tomado las calles. El PSOE ha sido a menudo el objetivo de sus pancartas: “PSOE eres peor que Franco”; “El PSOE tiene las televisiones y nosotras la verdad. No estamos obligadas”. Se jactan de haber reunido a más de 4.000 trabajadoras sexuales, “un hito único en Europa y en el mundo” y reconocen reunirse con todo aquel que acepta escucharles.
Como un bumerán que siempre regresa, el debate de la prostitución ha terminado saltando en este principios de verano, con un promesa de secuela legislativa en otoño. Quienes se dedican a un mundo hasta ahora entre tinieblas y sepultado por silencios reclaman “voz, libertad y respeto”. Sin juicios ni corsés ajenos. Los hay como Antonio que apelan a Sánchez y al negocio de su suegro. "Es increíble. ¿Cómo puede ser que diga eso una persona que sabe la verdad y que sabe que no están explotadas y que ganan mucho dinero?", murmrua. “Podrán condenarlo a la clandestinidad pero el consumo no acabará. A veces se recurre a él porque uno se separa; los jóvenes porque quieren probar; y los hay que tienen unas fantasías raras que no les son fáciles de conseguir. Hay mil motivos para llegar a esto. La sexualidad es un motor de la actividad humana. La gente se busca la vida”, concluye Enrique.