No estaba el PP dispuesto a que el Gobierno saliera del último pleno extraordinario de este curso político con varios triunfos parlamentarios bajo el brazo. Ha salido adelante la reforma del reglamento del Congreso y el decreto sobre la actualización de las entregas a cuenta a Comunidades y Ayuntamientos, que los barones populares reclamaban. Pero no el decreto anti-apagones. Los populares han mantenido la intriga casi hasta el final, hasta el mismo debate parlamentario ante una vicepresidenta, Sara Aagesen, que apelaba a que al Congreso le "corresponde responsabilidad política y altura de medidas con los españoles, con el tejido productivo y con nuestras empresas".
Ante el anunciado voto en contra de los cuatro diputados de Podemos, al que se ha sumado sorpresivamene Junts y el gallego del BNG, Néstor Rego, los populares volvían a tener su mano el futuro de dicho decreto, producto del apagón del 28 de abril, texto pactado con las eléctricas. Según fuentes de vicepresidencia tercera el PP se negó, como los morados, a participar en la ronda de contactos con los Grupos que abrió el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, y, mucho menos a hacer aportaciones. Génova tampoco ha hecho caso a las presiones recibidas desde las eléctricas, ni a las dudas que algunos dirigentes y diputados mantenían sobre el acierto de rechazar el decreto.
En definitiva, PP, Vox, Junts, Podemos, BNG y UPN han unido sus votos en contra de este texto poniendo de manifiesto de nuevo la enorme debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo se ha ahorrado asistir al mal trago por encontrarse de viaje en Hispanoamérica, donde ha protagonizado uan cumbre para alertar del auge de la ultraderecha en suyas filas ha adscrito al PP.
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