En 2004, las guitarristas Marta Robles e Isabelle Laudenbach, la cantante Sílvia Pérez Cruz y la violinista Lisa Bause crearon Las Migas. El grupo surgió en el seno de los estudios de flamenco de la Escuela Superior de Música de Cataluña –la misma ESMUC de la que unos años después saldría un fenómeno global como Rosalía–. Desde entonces, con su original fórmula y sus entradas y salidas –Pérez Cruz vuela en solitario desde 2011, Bause y Laudenbach marcharon en 2013, Alba Carmona pasaría por ella entre 2011 y 2018–, esta formación femenina ha sido un laboratorio de excelencia musical para un género, el flamenco y sus aledaños, que tradicionalmente ha circunscrito a las mujeres al cante y el baile. En 2022, ya con Marta Robles como ideóloga y responsable de la composición, los arreglos y la producción, su disco Libres se alzó con el Grammy Latino al mejor álbum de música flamenca. Fue el arranque de una suerte de trilogía que siguió en 2024 con Rumberas y que culmina ahora con Flamencas, lanzado a finales de mayo y que vienen presentando en directo durante este verano. Tras un breve descanso, Robles, Paula Ramírez (cante), Laura Pacios (violín y voz) y Alicia Grillo (guitarra y voz) retoman sus actuaciones el 30 de agosto en los Caprichos Musicales del Castillo de Pedraza (Segovia), primera cita de cara a un otoño intenso en el que recorrerán España, con paradas en Madrid (26 de septiembre), Sevilla (8 de noviembre), Barcelona (20 de noviembre) o Valencia (4 de diciembre).

"Cuando presentas un nuevo disco siempre se arranca con mucha ilusión, pero esta vez estoy especialmente contenta", cuenta Marta Robles por teléfono a El Independiente desde Menorca –"estoy en medio del campo y a veces hay cobertura a veces no. Todo es moverse un poco"–, la isla que esta guitarrista formada entre su Sevilla natal, Ámsterdam y Barcelona ha convertido en su refugio. "Los conciertos que hemos hecho este verano han sido preciosos, las canciones son muy bonitas, la gente se las sabe… Estamos muy contentas. Poder viajar y cantar para el público la verdad que es un regalo, un privilegio, con todo lo que está pasando. Las guerras, los incendios, nos tienen a todos un poco paralizados. A veces pienso que es una frivolidad hablar de música, pero es nuestro trabajo, hacemos lo que sabemos hacer. E intentamos usar nuestra voz para por lo menos gritar en contra de la desigualdad, la injusticia, todo lo que podemos, que no sé si servirá para algo, pero es lo que estamos intentando, además de disfrutar y hacer que la gente disfrute un ratito con nosotras".

Libres, rumberas y flamencas

El disco, producido por Robles y su pareja, Oriol Riart, en el estudio de El Escorial del también coproductor Sebastián Merlin, se grabó en diciembre del año pasado, pero se gestó on the road durante la gira de Las Migas por Estados Unidos pocas semanas antes. "Nosotras habíamos hecho ya Libres, que era una declaración de principios, después Rumberas, que continuaba con ese mismo mensaje, y Flamencas funciona como la tercera parte de esta trilogía que define muy bien quiénes somos. Es un homenaje al flamenco y a todo lo que, gracias al flamenco, nos ha pasado en estos últimos 20 años. Queríamos encontrar cuál es el flamenco verdadero que hay dentro de nosotras. Siempre nos hemos movido en los límites del género, pero con la comodidad de no tener que dar muchas explicaciones. Y teníamos ganas de decir, no, vamos a hacer unos tangos, unas bulerías, una guajira, una malagueña. Todos son cantes que parten de palos tradicionales, pero a nuestra manera, con nuestras letras, y ha sido un trabajo muy bonito de estudio previo de esos palos. Y al final han quedado estas nueve canciones que han conectado muy bien con la gente. Yo tenía un poco de miedo de que, al ser una música más de vuelta a nuestras raíces, no enganchara tanto como el disco anterior, pero la gente lo ha entendido perfectamente”.

"En todos nuestros últimos discos hemos intentado lanzar ese mensaje de igualdad entre mujeres y hombres"

Pregunta.- Hablabas de alzar la voz, y en efecto algunas de las canciones de Flamencas, como "Celos" –"yo a ti te quiero libre, gitana"– o "Grito", son verdaderos alegatos.

Respuesta.- En todos nuestros últimos discos hemos intentado lanzar ese mensaje de igualdad entre mujeres y hombres. En "Grito" queremos decir que ninguna tradición, ninguna cultura, ninguna religión debería usarse para legitimar la discriminación, o que los hombres decidan qué tienen que hacer las mujeres. Y en "Celos" igual, hablamos de cómo el amor se ha visto identificado con los celos. Si te quiero eres mía, te poseo, y nuestro mensaje es justo el contrario: como te quiero, te dejo vivir y aquí estoy. Y no es solamente una cosa de mujeres para mujeres, es algo que tenemos que conseguir que cambie entre todos. Somos un grupo donde la música es lo más importante, pero somos conscientes de que movemos a mucha gente. 

P.- Tenéis una proyección muy potente en redes sociales. 

R.- Fue desde que ganamos el Latin Grammy, unido a que tuvimos algunos vídeos que se hicieron virales de nosotras con nuestras amigas cantando cosas, supernaturales. Nos cuesta trabajo, porque necesitamos tiempo para ensayar y para tocar y a veces el mundo de las redes se nos hace un poco pesadito. Pero nos dimos cuenta de que es muy poco habitual ver a tantas mujeres haciendo música juntas y que lanza un mensaje muy positivo. Esto nos ha dado fuerza a nivel mundial, tenemos fans en un montón de países, en sitios insospechados como Irak o Irán. Me pregunto si son mujeres, si son hombres, y si el mensaje realmente llega, porque son lugares donde la mujer está muy aplastada. Quiero creer que de algo sirve. Es un canal de difusión para que nos vean las niñas y cojan el ejemplo. 

Marta Robles, guitarrista y líder de Las Migas.
Marta Robles, guitarrista y líder de Las Migas.

P.- Tú eres el alma del grupo.

R.- En los últimos discos me he encargado de la composición, los arreglos, la producción, he capitaneado el proyecto porque tenía muy claro lo que quería hacer. Pero cuento con un equipo de mujeres que me lo ponen muy fácil, no dudan, me ayudan y aportan muchísimo. Yo voy haciendo y ellas van entrando cuando pueden, a veces antes, a veces después, y al final se convierte en un trabajo muy colectivo. Yo no siento que son mis temas, para mí Las Migas son Las Migas y somos cuatro, cuando no somos ocho. Creo que es lo más original de este proyecto, que a pesar de que hay una parte compositiva o de liderazgo, la gente nos viene a ver a todas y cada una luce igual que la otra. Yo ahora mismo no me dedico a nada más que a Las Migas y me defino a través de ellas. Mi cabeza no piensa en una guitarra o en mi música. Es como si tuviera varios brazos, que son eso, dos guitarras, un violín, muchas voces, y creo que no sabría hacer música para menos personas. Es como que las necesito a todas. Mi cabeza está creando en un nivel muy coral.

"El machismo más fuerte que veo ahora no es exclusivo del flamenco y tiene que ver con los programadores de conciertos"

P.- Cierto purismo es muy intransigente con nuevas formas de aproximarse al flamenco, especialmente si los artistas vienen del conservatorio. ¿Os ha afectado?

R.- Son tensiones que suelen surgir de gente muy inculta. Si el purista lo es de verdad, está formado, conoce el mundo, la historia del flamenco y de todas las fusiones que ha habido desde siempre, me cuesta creer que vaya a participar en este tipo de polémicas. Yo creo que son cosas que surgen de cuatro haters que no tienen ni idea o que tienen miedo a perder lo que tienen. Es algo que está un poco pasado, porque hay muchos artistas flamencos que siguen haciendo flamenco tradicional pero que están muy de moda, como Israel Fernández, Ángeles Toledano, que están rompiendo ciertas estéticas en la puesta en escena o el sonido, pero que siguen manteniendo ese cante de antes. Esto ya pasaba cuando Camarón, o cuando Pata Negra, estaban los que se creían con derecho a decir esto sí y esto no. Siempre hay gente cateta alrededor. Pero si tú eres bueno y sabes de lo que estás hablando, creo que el respeto siempre va a estar. A nosotras siempre nos ha dado bastante igual ese tema.

P.- La guitarra flamenca ha sido considerado tradicionalmente un instrumento de hombres. ¿Has sentido hostilidad?

R.- Sí que lo hemos vivido, sobre todo los primeros años, cuando yo estaba más cercana al mundo flamenco, iba a tablaos de Barcelona para aprender a tocar y la situación a veces resultaba un poco extraña. Hoy estoy tan rodeada de mujeres que ya no lo siento. El machismo más fuerte que veo ahora mismo no es exclusivo del flamenco y tiene que ver con los programadores. El otro día lo comentábamos viendo el cartel de un festival en un pueblo de Córdoba donde igual había 20 conciertos y todos eran hombres. No había ni una sola mujer. Me gustaría ir al ayuntamiento de ese pueblo y decirles, tíos, ¿qué os pasa? ¿Qué estáis haciendo con el dinero público? No puedes hacer eso a día de hoy. El mensaje que das es que si no lo programas no existe, y eso no puede ser. Me parece muy fuerte que eso siga pasando, mira, me pongo nerviosa y todo, porque es algo que veo diariamente. Y no quiero quejarme y que parezca que yo quiero estar en esa programación, cuando ni siquiera quiero estar ahí. Pero me gustaría que se hiciera un poco de justicia. Ese es el machismo que vivimos hoy en toda España.