No hay nada decidido. No se ha hablado de nombres propios y, además, no hay en el horizonte un calendario electoral nacional más allá de la insistencia de Pedro Sánchez de llevar la legislatura hasta su final, en 2027. Pero las cosas a la izquierda el PSOE se están moviendo, y mucho, en un intento por exorcizar los malos augurios de las encuestas y la división interna de una más que probable negativa de Podemos a integrarse en ningún proyecto de unidad. Además, está abierta en canal la cuestión de quién encabezará la candidatura de lo que hoy se denomina Movimiento Sumar, que tendrá otra nomenclatura en el futuro para evitar ser identificado con el proyecto político puesto en marcha por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

Y es que a diferencia de hace poco más de dos años, no está nada claro que la también ministra de Trabajo sea la única aspirante a encabezar la candidatura a la presidencia del Gobierno por este espacio. El coordinador general de IU, Antonio Maíllo, no se descarta, tal y como dejó de manifiesto en entrevista con El Independiente. "Ojalá llegue un candidato o candidata maravilloso, pero cualquiera sabe. A veces la vida te sitúa en un espacio donde no pensabas aspirar o incluso te pone en el sitio precisamente porque no aspirabas a él", dijo ante la pregunta explícita de si él contemplaba ser ese candidato de unidad de la izquierda.

La propuesta de unidad ya está sobre la mesa en Castilla y León y Andalucía, con la negativa de Podemos

En IU aseguran que no están en esa pantalla. Que ahora mismo su batalla es propiciar la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE y que cada partido que la conforme "haga sus primarias internas y presente a su candidato o candidata". Y una vez estén los nombres sobre la mesa, todas esas formaciones elijan un único cabeza de lista a través de unas "primarias conjuntas". De hecho, la propuesta ya está lanzada para las autonómicas de Castilla y León y Andalucía, aunque a nadie se le escapa que la confluencia con Podemos es poco menos que un imposible.

En el entorno de la vicepresidenta arguyen, por su lado, que empezar a hablar de candidaturas "es empezar la casa por el tejado", sobre todo cuando no hay un horizonte próximo electoral y lo que se necesita, sobre todo, es ordenar la casa común y elaborar "una propuesta política para el 2027 y más allá". En todo caso creen que la vicepresidenta, de querer dar ese paso, "no teme unas primarias", bien que le enfrenten con Maíllo o cualquier otro aspirante, aunque es previsible que ni los comunes, ni Más Madrid, ni Compromís vayan a entrar en el juego de presentar candidato.

El gran cambio con respecto a 2023 es que esta vez Sumar no es el gran paraguas que los acoge a todos

Los de Ione Belarra ya han lanzado la candidatura de Irene Montero a la presidencia del Gobierno en las próximas generales. Según la tesis que defiende IU, si los morados decidieran finalmente integrarse en una misma marca electoral con el resto, Montero debería someterse a un proceso de consulta entre todos en caso de haber más de un aspirante.

El gran cambio con respecto a 2023 es que esta vez Sumar no será el gran paraguas que los acoge a todos bajo la égida de Díaz, sino que es otro más de los partidos de ese espacio y pesa lo mismo que el resto, sin un plus. Y eso se le aplica a la vicepresidenta. Con signos evidentes de desgaste, la izquierda mira hacia otras opciones. El Independiente ya adelantó que el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, gana enteros como una hipotética alternativa, pero la posible irrupción de Maíllo puede actuar a modo de revulsivo. En su contra tiene, en cambio, muy poco grado de conocimiento ciudadano más allá de Andalucía, donde fue coordinador regional de IU y diputado autonómico en el Hospital de las Cinco Llagas.

Pero quizá su cultura de partido y manejo de las cuestiones orgánicas le conviertan en un mejor interlocutor con los socios, algo que siempre le han reprochado a Yolanda Díaz, con un 'hiperliderazgo' que eclipsó a muchos de sus compañeros de andadura y acabó con el estallido de las relaciones con Podemos, aunque en este punto las responsabilidades son compartidas.

En todo caso, quien aspire a ponerse al frente de una empresa que no se prevé nada fácil, con los sondeos a la baja, también deberá tener el favor de los sindicatos. De hecho, una de las fortalezas de Díaz ha sido el apoyo de Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras. Aunque desde el sindicato siempre se han esforzado por desmentir esa identificación, está claro que son un sostén fundamental para la ministra de Trabajo. La batalla por la reducción de la jornada laboral llevó a los sindicatos a implicarse en las negociaciones con Junts. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, incluso se reunió en Waterloo con Carles Puigdemont y Comisiones arremetió con dureza contra la derecha independentista. Era una de las medidas estrella de la vicepresidenta y ni siqiera pudo sacar adelante la toma en consideración. Todo un contratiempo para ella.

CIS de septiembre

El último barómetro del CIS, conocido en septiembre, ya estimaba por separado las opciones electorales de Sumar y de Podemos. A los primeros les atribuía un 7,9 de intención de voto, y a los morados el 4,3. Un total de un 12,2, casi lo mismo que el 23-J (12,43) pero al ir en dos candidaturas provoca que muchos restos de voto se queden sin representación.