Dos de las asociaciones militares más relevantes (ATME y AUME) han querido poner de relieve la precariedad laboral en el Ejército, apenas un día antes del desfile de las Fuerzas Armadas con motivo de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, del cual consideran que se da un uso "propagandístico".
Para la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME), de este desfile subyace "una realidad incómoda que el Gobierno y el Ministerio de Defensa se niegan a reconocer: la inmensa mayoría de estos militares son servidores públicos continuamente relegados y olvidados".
"Desfilan como un mero elemento propagandístico, pero cuando se trata de atender sus legítimas reivindicaciones profesionales y retributivas, son sistemáticamente apartados", lamenta esta asociación en una nota de prensa.
Tanto ATME como AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles) critican en concreto la "raquítica" subida de 200 euros brutos en las nóminas en un momento en que el Gobierno ha anunciado un incremento presupuestario para Defensa que alcanzará los 36.560 millones de euros en 2029 (el 2% del PIB).
Por eso AUME considera urgente "mejorar los derechos de los militares, con especial énfasis en las retribuciones y los alojamientos".
Recuerda que las asociaciones habían solicitado al menos 800 euros adicionales para equiparar los salarios a la inflación acumulada, la movilidad geográfica obligatoria y las peculiaridades de la profesión militar, como la disponibilidad permanente y las horas extras no remuneradas.
"Hoy, un soldado de tropa percibe alrededor de 1.190 euros netos mensuales, una cifra insuficiente frente al coste de la vida y las misiones de alto riesgo", denuncia en una nota de prensa.
En cuanto a los alojamientos, la situación, aseguran desde esta asociación, "es alarmante: miles de familias militares enfrentan carencias crónicas en residencias y viviendas logísticas, agravadas por la obsolescencia de las infraestructuras y la falta de inversión en mantenimiento".
ATME por su parte lamenta también la temporalidad en el Ejército y que la respuesta del Gobierno se limite "a buenas palabras, medallas conmemorativas y pequeñas dádivas no consolidables en el sueldo, que además excluyen a una parte de sus integrantes".
A su juicio, los problemas estructurales persisten sin una voluntad real de solución, "como evidencian las bajas retribuciones en comparación con el resto de los servidores públicos y la imperiosa necesidad de una Ley Única de la Carrera Militar que aborde las altísimas tasas de temporalidad en la Escala de Tropa y Marinería y la necesidad de una verdadera carrera horizontal, basada en la especialización".
También reinvidica el reconocimiento de la profesión militar como de riesgo, lamenta el abandono de los militares de carrera que sufren un desplome en sus nóminas al pasar obligatoriamente a la situación de reserva (58-61 años), y reclama la necesaria modernización de la Ley de Derechos y Deberes y del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas.
"Resulta inmoral", destaca, que, mientras los anuncios del gasto en los consejos de ministros se destinan a la adquisición y mantenimiento de armamento y sistemas, "los militares sigan siendo los servidores públicos peor retribuidos del país".