El líder del Junts, Carles Puigdemont, ha arrancado recordando el procés ilegal independentista de hace ocho años, cuyos principios ha reivindicado como legítimos y vigentes, así como el resultado de la consulta fantasma del 1-O. A continuación ha desarrollado un discurso basado en la idea de España como lastre y problema para Cataluña y llegado a hablar de ejercicio de la "fuerza, violencia, intimidación judicial y linguïstica" sobre la Comunidad que ahora preside el socialista Salvador Illa.
Los que tienen que responder es el Gobierno de Sánchez si se ratifica el acuerdo, por parte de las bases, "tras un debate muy interesante y muy rico". Es decir, "a partir de este momento no podrá recurrir a la mayoría de la legislatura, no tendrá Presupuestos. Tendrá el poder pero no ejercer el gobierno" y Junts se sitúa en la oposición.
Nada nuevo en el discurso del líder de la derecha independentista que cree rota la confianza política y el pacto que hizo posible la investidura de Pedro Sánchez en 2023. "Hace un año empezamos a tener evidencias de que no parecía que hubiera disposición para corregir" los incumplimientos. "Sabíamos de la tentación tacticista (del PSOE) -ha agregado- pero también que nosotros no estábamos dispuestos a garantizar toda una legislatura en esas condiciones". En definitiva, "un pacto que no se ejecuta, es un pacto roto".
"Ya no hay confianza. La confianza hay que acreditarla"
Tras la exigencia hace un año a Sánchez de convocar una cuestión de confianza, que, finalmente, se retiró, y llegada la mitad de la legislatura "ya no hay confianza. La confianza hay que acreditarla. No darla por supuesta. No hay voluntad por parte del PSOE de ejecutar acuerdos muy importantes ni en tiempo ni en forma". No hay datos para dar por abierta la vía que se abrió hace dos años, "es más, se ha ido marcha atrás".
Catalán, cercanías, traspasos, ejecución presupuestaria, okupación, "desinversión crónica del Estado, colapso de los servicios públicos, existencia de una (improbable) "alianza tripartita Vox, PP y PSC"... son algunos de los temas que han formado parte de la lista de reproches formulados por el ex presidente de la Generalitat. Sin ocultar que el objetivo de sus acuerdos con el Gobierno era ir construyendo la arquitectura de una futura nación catalana "no estamos dispuestos a ayudar a ningún Gobierno que no ayude a Cataluña, ni a este ni a otro gobierno". En definitiva, se sitúan en una "oposición" que tampoco han dejado de ejercer, pero sin atreverse ni a pedir elecciones, ni una cuestión de confianza ni, tampoco, apoyar una moción de censura con PP y Vox.
"Hemos tenido muchísima paciencia"
"Hemos tenido muchísima paciencia", ha dicho en otro momento de una larga y dispersa comparecencia dando por muerta la posibilidad de cualquier acuerdo presupuestario para el año que viene. Defiende Puigdemont que el Gobierno "estaba advertido. Es el responsable máximo porque son ellos los que tienen a su alcance todas las palancas del poder".
Puigdemont ha comparecido horas ante la prensa después de reunir a su ejecutiva en Pepiñán para explicar el alcance de la ruptura con el PSOE. Todo ello con el telón de fondo de una pérdida de apoyos electorales que ha puesto muy nerviosos a sus alcaldes, que ven cómo ceden terreno a la ultraderechista Silvia Orriols, líder de Alianza Catalana.
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