El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha asegurado este martes que la institución que dirige “no ha roto ningún puente” con la Real Academia Española (RAE), pese a la polémica abierta hace unas semanas por sus declaraciones sobre el director de la Academia, Santiago Muñoz Machado. García Montero ha sido preguntado por la relación entre ambas entidades durante la presentación del Anuario El español en el mundo 2025, en Madrid, y ha señalado que la RAE “se sintió molesta” por unas palabras en las que expresó su preferencia por que la Academia estuviera dirigida por “un filólogo y estudioso del lenguaje” y no por “un catedrático de Derecho Administrativo”.
En su respuesta, García Montero ha evitado rectificaciones explícitas. Ha subrayado que mantiene un “respeto total” hacia la Academia y ha recordado con “admiración” el trabajo de los expresidentes Víctor García de la Concha, Fernando Lázaro Carreter y Darío Villanueva, todos ellos filólogos. No como Muñoz Machado, le ha faltado añadir. “Todo lo que sea colaborar para bien con la Academia nos encantará”, ha dicho, aparentemente sin sorna.
Reincidencia por pasiva
Las declaraciones se producen después del choque que tuvo lugar en vísperas del X Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Arequipa. Pocos días antes del encuentro, García Montero afirmó durante un desayuno informativo en Madrid que Muñoz Machado era “un catedrático de Derecho Administrativo experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias”, lo que motivó una nota de “absoluta repulsa” de la RAE, que calificó esas palabras de “ofensivas” e “inoportunas”. La tensión marcó la apertura del Congreso y se mantuvo durante toda la cita, que ambos compartieron como coorganizadores.
En la presentación de este martes, que ha contado con la presencia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, García Montero no ha introducido elementos nuevos sobre aquel desencuentro (algo que ha reservado para una de sus columnas en Infolibre, en la que se despachó a gusto contra Álvaro Pombo y Arturo Pérez-Reverte, académicos que terciaron para defender a Muñoz Machado); pero ha dado por sentado que la situación permanece en un punto de distensión vigilada. La frase “no hemos roto ningún puente” expresa una voluntad de concordia institucional pero sin corrección de fondo: fue al RAE la que se sintió molesta sin razón, y se reserva el respeto y la admiración para los antiguos directores filólogos de la institución.
Una Constitución “machista”
La presentación del anuario del Cervantes también incluyó la intervención de la catedrática de Derecho Constitucional Ruth Rubio, autora del artículo El poder de las palabras: género, Constitución y ciudadanía incluido en la publicación. Rubio ha afirmado que la Constitución española de 1978 es “machista”. “Totalmente”, ha dicho, al ser preguntada por ello.
La constitucionalista ha defendido la necesidad de una reforma que permita “un texto inclusivo e igualitario”. Ha denunciado que el lenguaje utilizado en la Carta Magna responde a “un masculino entendido gramatical y socialmente como inclusivo”, pero que en realidad participa de una “estrategia androcéntrica” por la cual lo masculino se identifica con lo universal. También ha señalado lo que considera ausencias relevantes, como la falta de referencias explícitas a los derechos sexuales y reproductivos o al trabajo de cuidados.
Rubio ha citado además el ejemplo de la sucesión en la Corona, que sigue estableciendo un criterio de preferencia masculina. También ha recordado el uso habitual de la expresión “los padres de la Constitución”, pese a que en la redacción del texto participaron 27 mujeres, “las constituyentes”, que “continúan estando en una nota a pie de página de los manuales”.
El español en cifras
El Anuario del Cervantes 2025 recoge que el número total de hablantes potenciales de español ha aumentado hasta los 635 millones, un 5% más que el año anterior. La comunidad de hablantes nativos supera por primera vez los 500 millones, situándose en 520 millones, lo que convierte al español en la tercera lengua del mundo por número de hablantes nativos, por detrás del chino mandarín y el hindi.
El estudio destaca también la relevancia del español como lengua migratoria: uno de cada diez hablantes nativos reside hoy en un país donde no es lengua oficial. Además, el número de aprendices de español continúa creciendo y, si se mantiene la tendencia, podría alcanzar los 100 millones antes de que termine el siglo.
García Montero ha subrayado la posición del español en el entorno digital, donde es la segunda lengua más utilizada en páginas web después del inglés. Ha afirmado que el español es “una comunidad de valores y de fuerza internacional en las relaciones diplomáticas”.
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