Todos los años, millones de personas compran su décimo de Lotería de Navidad con la ilusión de ser el afortunado ganador. Sin embargo, entre la compra y el esperado sorteo pueden surgir imprevistos: ¿Qué ocurre si el décimo se estropea, se pierde o es robado? La respuesta no es simple, pero conocer las reglas y actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre cobrar el dinero o quedarse sin él.

Décimos quemados, mojados o rotos

El décimo es un documento al portador. Esto significa que, en principio, tiene derecho al premio quien lo presenta y puede probar su autenticidad. Por eso, su estado físico es clave. Si el décimo se estropea —por agua, fuego, roturas o desgaste— no todo está perdido, pero el proceso se complica.

Loterías y Apuestas del Estado (LAE) exige que el décimo sea identificable: deben leerse claramente el número, la serie, la fracción y el sorteo. Si falta algún elemento o hay dudas sobre su autenticidad, será necesario iniciar un procedimiento de verificación. En estos casos, el décimo debe entregarse en una administración de lotería y rellenar el formulario 'Solicitud de Pago de Premios'. Desde allí lo remitirán a Loterías, para someterlo a un análisis técnico.

En ocasiones extremas donde las dudas sobre su validez persistan, por ejemplo, con un décimo mojado, se deriva a la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre, donde lo volverán a revisar y emitirán un certificado a favor o en contra de autorizar el pago.

Cuando el décimo está dañado pero se conservan la mayoría de sus elementos, conviene no intentar “arreglarlo” por cuenta propia. Pegar trozos con celo o plastificarlo puede dificultar la tarea de obtener los datos de seguridad. Lo recomendable es guardarlo tal cual y acudir cuanto antes a una administración de lotería, que gestionará los pasos a seguir.

¿Y si me lo roban o lo pierdo?

La pérdida o el robo es, probablemente, el escenario más angustioso. Al ser un título al portador, quien tenga el décimo puede cobrarlo. Aun así, hay margen de actuación si se hace con rapidez.

El primer paso es denunciar inmediatamente el robo o la pérdida ante la Policía Nacional, la Guardia Civil o el juzgado de instrucción, aportando toda la información posible: número, serie, fracción, fecha y lugar de compra. Si se dispone de una fotografía del décimo o una fotocopia, no es suficiente por si sola para cobrar el décimo pero puede ser muy útil en caso de disputa.

En el caso de los décimos comprados online es importante guardar el correo de confirmación como comprobante. El recibo digital es un documento validado por la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre, es decir, tiene la misma validez legal que un décimo físico.

¿Y si el décimo resulta premiado?

Llegados al punto de que el décimo perdido o robado fuera premiado, depende mucho de la cuantía. Si es un premio menor de 2.000 euros, la recuperación del premio puede ser más complicada. Esto es debido a que, al ser una cantidad pequeña, permiten retirarlo fácilmente en cualquier administración mediante un cheque al portador.

En premios mayores a 2.000 euros, la esperanza de recuperarlo es mayor. En estos casos, para obtener el dinero es obligatorio presentar el DNI debido a la normativa de blanqueo de capitales, que dificulta que otra persona pueda hacerlo.

Además, si el premio supera los 5.000 euros es posible solicitar la suspensión del pago hasta que un juez sentencie quién es el propietario real. Para llevar a cabo este procedimiento tendrá que notificarse a Loterías y Apuestas del Estado una copia de la denuncia y la orden judicial pertinente.

Así, la tradición de comprar lotería trae ilusión a las festividades navideñas pero también puede conllevar algún susto. Para evitarlo, lo ideal sería guardar la participación a buen recaudo hasta el día del sorteo. De esta forma, se podrán prevenir los posibles desperfectos o pérdidas que puedan surgir.