Santiago Abascal quiere que la maniobra electoral de María Guardiola en Extremadura fracase y que el PP siga dependiendo de su voluntad. Para todo. Y a eso, salvo que haya una sorpresa en urnas, apuntan todos los sondeos. En el mejor de los casos, Guardiola roza la mayoría absoluta, pero queda a uno o dos diputados regionales. Desde el búnker de Madrid, Vox definió nuevamente una campaña nacionalizada, con la presencia permanente de Abascal en distintos enclaves extremeños. Hasta compartiendo cartel con su aspirante a la Junta, Óscar Fernández, un 'desconocido' para al menos la mitad de su electorado y el 60% de los votantes en general. El objetivo ha sido arañar hasta el último voto y movilizar. Especialmente a los jóvenes.

La campaña giró en torno al choque con el bipartidismo. Contra el PSOE, señalando la presunta corrupción o las denuncias por acoso sexual. Cuestionando la candidatura de Miguel Ángel Gallardo por su procesamiento judicial por presuntos delitos de cohecho y tráfico de influencias al haber colocado, aparentemente, a David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. En un puesto fantasma, sin responsabilidad. Sin embargo, desde el principio la falta de fortaleza de la candidatura socialista ha dejado una única pregunta: ¿Será clave o no Vox para un nuevo Gobierno del PP?

La incapacidad de los socialistas de lograr dar una alternativa, algo que internamente se confirma y se vive con resignación, se vio reflejado en el protagonismo que desde Vox dieron a Guardiola desde el primer momento. Se le criticó haber fomentado estas elecciones con el único objetivo de quitarse a Vox del medio, augurando que le saldría mal y dando a la popular aviso de que de cara a la próxima investidura las condiciones serán mucho más elevadas. Más duras. Más ideológicas. Vox advierte que la base de la investidura valenciana deberá ser asumida por Guardiola íntegramente -salvo las particularidades propias de Valencia-. Un pacto que el PP ya ha dejado claro que no quiere asumir de forma general: de ahí también el anticipo en Aragón.

Incompatibilidad con Guardiola

Partiendo de las bases de ese pacto valenciano a extrapolar, como ya adelantó El Independiente que Vox quiere hacer en todos los territorios, se pone en el primer plano el rechazo de la inmigración ilegal, la agenda climática y la rebaja masiva de impuestos. Pero dada la tensión en campaña, centrada en gran parte en el feminismo y la violencia de género, se prevé duras exigencias en esta materia a asumir para Guardiola. También en relación a las subvenciones a ONG o entidades que no encajen dentro de los intereses de Vox. La financiación a cuestiones de igualdad, feminismo o colectivos como el LGTB. Algo que Guardiola viene defendiendo.

Al inicio de campaña ya Abascal dio muestras de incompatibilidad con Guardiola. En una entrevista en el diario Hoy, aseguró que "si se empecina, quizá el PP tenga que cambiar de candidato". Es decir, si no se aceptan todas esas reivindicaciones, sin medias tintas, Guardiola no podrá ser presidenta. "Que les vote el PSOE si les parece mejor", dicen fuentes nacionales de Vox. "Creo que Guardiola no tiene principios similares a Vox, ni cintura suficiente como para saber que si no tiene mayoría absoluta tiene que negociar con otra fuerza política", dijo Abascal en la citada entrevista. El PP, con todo, asegura que no cambiará de candidata y que no teme ir a repetición nuevamente si Vox bloquea.

Las negociaciones auguradas no serán fáciles. La tensión es máxima. La reacción de Guardiola a esas palabras de Abascal fue de definirlas como de "tufo machista". A lo que Alberto Núñez Feijóo añadió el calificativo "cacique" para el líder ultraconservador. Abascal respondió que el PP es una "estafa" y que Guardiola es la "Irene Montero de Extremadura". En lugar de rebajarse el tono, al cierre de campaña ha alcanzado su máximo. Abascal añadió el término "feminazi" contra la popular. "Igual me llama el lunes para que vuelva a Extremadura", expresó en el cierre de Badajoz este viernes, augurando que el PP extremeño tendrá que tragar con todo.

En este cierre Guardiola aseguró que hablará con todas las fuerzas, pero "en ningún caso aceptará retrocesos". Ante esa tesitura, mientras el PP aboga por el voto útil para gestionar con moderación y sin ataduras, Abascal y Fernández han enfocado la campaña bajo el argumento de que Guardiola ejercerá un "socialismo azul". Claman por la movilización del votante descontento e insisten en que ante problemas como el acceso a la vivienda, el paro regional -añaden la inseguridad o la inmigración- solo será efectivo su papeleta.

Vox alerta al electorado que cualquier gobierno del PP sin ellos ejercerá un socialismo azul

El candidato de Vox, Fernández, destacó en julio de 2023 por ser uno de los principales defensores de romper las coaliciones de Gobierno con el PP. Es muy fiel a las directrices madrileñas y comparte las mismas preocupaciones.

Afianzar la tendencia hasta las generales

En esa competencia con el PP, Vox quiere reafirmar una tendencia: la de la dependencia permanente de los populares. Que la mayoría absoluta sea un imposible de repetir para un candidato del PP en solitario y se normalice la relación, aunque se parte de una pretensión complicada, dado que el PP no quiere asumir la agenda completa de Vox. Están abiertos a alcanzar pactos con puntos comunes. Al contrario, el PP busca que Extremadura, primero, y Aragón y Castilla y León con los regionalistas sirva como alternativa a Vox. De dar imagen de confianza e independencia de Vox de cara a las generales.

Con Extremadura y sucesivas investiduras territoriales, Vox quiere confrontar con Feijóo, que este verano en el congreso del PP se comprometió a no conformar un gobierno de coalición con Abascal. Se busca, además, ir permeando a los populares con sus políticas -ya se ha endurecido el tono en inmigración y seguridad o medidas verdes- para ahondar en el principal objetivo: el sorpasso final como han hecho otros homólogos en Europa.

Reflejar el crecimiento nacional en Extremadura

Junto a condicionar el próximo Gobierno, el objetivo más inmediato de Abascal en la región es asemejar las estimaciones que se dan a Vox a nivel nacional en Extremadura: entre el 14 y 17%, un balance que se le atribuye ya en Extremadura. De los 5 escaños y el 8,1% de los votos en la convocatoria de mayo de 2023, ahora Vox se movería en la autonomía entre los 8 y 10 escaños. Destaca que en todos los niveles, el crecimiento de Vox no perjudica el del PP. La derecha está fuerte en plena crisis de la izquierda y desplome del PSOE. En Vox esperan que ese crecimiento pueda combinarse con la dependencia del PP para las mayorías.

Una de las claves a las que prestará atención Vox es a si termina de calar en el mundo rural, donde el bipartidismo está más afianzado. Casi el 50% del voto en Extremadura se juega en localidades de menos de 10.000 habitantes. Vox, hasta ahora, consigue mejores resultados en las grades ciudades.