Llevamos mucho tiempo pagando la factura de luz casi en piloto automático, hasta que su precio se disparó. Desde entonces, miramos cada mes las facturas buscando la forma de evitar que suba, aunque para ello hay que hacer mucho más que buscar diferentes tarifas o comparar compañías. Es necesario entender nuestra propia rutina y, sobre todo, saber cuáles son los tres pilares para gestionar la factura de la luz.
Aspectos como determinar la potencia, elegir una tarifa fija luz o indexada y más son la clave. La mala noticia de esto es que es algo que requiere dedicación, la buena es que es mucho más sencillo de lo que parece. Si quieres controlar mejor lo que pagas de luz a fin de mes y, sobre todo, ahorrar mucho más, solo tienes que dominar tres aspectos: potencia, consumo y tarifa.
Potencia contratada: paga solo por lo que realmente necesitas
Te estarás preguntando qué son las tarifas de luz indexada, pero antes vamos a hablar de potencia. La potencia contratada es una de las claves en cualquier factura de la luz. Es lo que determina la cantidad de energía que puedes usar de manera simultánea en todo tu hogar y se mide en kilovatios (kW). A mayor cantidad en este aspecto, más electrodomésticos podrás tener encendidos a la vez sin que "salten los plomos", pero también más dinero a pagar de forma fija en tu factura.
Lo cierto es que en España muchos hogares tienen más potencia de la que realmente necesitan. Es algo que sucede por inercia, por miedo a quedarse cortos o porque, simplemente, nunca se ha revisado este factor desde que se dio de alta el suministro. ¿Y cuál es el problema? Pues justo lo que adelantábamos antes: la potencia se paga siempre, consumas más o menos, es una cantidad fija que conviene controlar.
Hay que analizar los hábitos de consumo en casa, ver qué electrodomésticos se usan, cuáles coinciden y si se usan también sistemas de calefacción o agua caliente mediante electricidad. Si no hay un gran consumo simultáneo, se puede bajar la potencia contratada sin que ello limite el día a día. Y lo mejor de todo es que el ahorro es inmediato, se nota sin falta en la siguiente factura tras hacer el cambio.
Consumo eléctrico y los pequeños hábitos que marcan la diferencia
El segundo pilar es el consumo, cuánta electricidad utilizas realmente. Este factor depende principalmente de la rutina diaria del hogar y de los electrodomésticos que se usen. La clave, realmente, no está en gastar menos, sino en gastar mejor.
Cada pequeño cambio va restando consumo y ahorrando en la factura. Cosas como usar programas eco en los electrodomésticos, evitar el stand-by desconectando, aprovechar la luz natural al máximo o usar solo electrodomésticos eficientes influyen mucho más de lo que parece. De hecho, también influye la propia vivienda.
¿Por qué? Porque si es más luminosa, aprovecharás mejor la luz del sol y tendrás que gastar menos en luz y en sistemas de aire acondicionado, lo mismo que sucede si tiene un buen aislamiento, ya que conservará mejor la temperatura en su interior.
Todo suma, o más bien resta, en este sentido, aunque el consumo también está muy ligado al tipo de tarifa contratada. Porque no es lo mismo pagar siempre el mismo precio por kWh que contar con una tarifa que se adapte según las horas del día. De hecho, deberías ver cómo son tus hábitos y si te conviene cambiarlos, en cuanto a horas de uso de aparatos, teniendo esto en cuenta.
La tarifa eléctrica: ¿Fija o indexada?
El tercer pilar, y probablemente el más decisivo a largo plazo, es la tarifa eléctrica. Dentro del mercado español, las opciones más importantes que hay son la tarifa fija que ya hemos mencionado y la tarifa indexada. Cada una tiene sus ventajas, como también sus riesgos.
La tarifa fija determina un precio fijo por kWh, independientemente de lo que ocurra en el mercado mayorista. Está pensada especialmente para quienes prefieren tener las cifras claras y evitar sorpresas, incluso si eso implica no poder sacar partido de las bajadas puntuales del precio de la luz. Es muy útil para familias que quieran tener un presupuesto energético claro.
Luego están las tarifas indexadas, que trasladan directamente al consumidor el precio del mercado eléctrico, hora a hora. Esto significa que puedes pagar menos cuando el mercado está barato, pero también pagarás más cuando este suba. Es una opción que encaja mejor con quienes pueden adaptar su consumo a las horas valle más baratas, y que además están dispuestos a seguir de cerca la evolución de los precios.
Al final, elegir bien no depende de encontrar la mejor tarifa, sino la más adecuada. Para ello, es importante que analices tu consumo, revises tu potencia y de veras entiendas cómo funciona tu tarifa. Haciendo esto, alinearás los tres pilares y conseguirás ahorrar mucho más.
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