Arropado por los suyos en Mérida (Badajoz), y después de esperar hasta que la candidata del PP y presidenta en funciones, María Guardiola compareciese para salir y ahondar en la sensación de que Vox era el verdadero ganado de la noche pese a su tercera plaza, su candidato, Óscar Fernández Calle, se recreó sobre el hito logrado esa noche por su partido. "Extremadura quiere más Vox. Mucho más Vox. El doble de Vox. Más del doble de Vox. Y Extremadura lo va a tener", precisó al referirse al paso de 5 escaños y el 8,1% de los votos en 2023, a los 11 diputados regionales con el 16,9% de los apoyos.

Guardiola, con su adelanto de comicios y un PSOE desactivado, planteó las urnas como un plebiscito: o seguir dependiendo de Vox y teniendo inestabilidad e incapacidad de entendimiento, o poder centrarse en solitario, con mayoría absoluta, a la gestión por Extremadura. Y su descenso en votos pese a lograr un escaño más, la dibujó como la gran derrotada de la jornada. Deberá pactar con Santiago Abascal si quiere seguir gobernando, y las condiciones serán altas. Vox volvió a ganar terreno nuevamente con un candidato desconocido -casi la mitad de sus votantes no sabían quien era-, y la principal incógnita que esto plantea es: ¿por qué crece Vox en Extremadura, en un feudo histórico del PSOE y de dominio bipartidista?

Hay varios elementos a destacar. En lo que respecta a la propia formación y cómo ello ha repercutido en la realidad política y sociodemográfica que dejan las urnas. De éstos últimos, destaca que Vox, a diferencia de 2023, consiguió equilibrarse como opción tanto en los enclaves urbanos como en los rurales, donde duplicó o triplicó resultados, situándose desde un 5-6% del voto a entre el 15-20% de media, con excepciones de hasta más de 30 puntos. Ganó en lugares de entre 500 y 10.000 habitantes, como Talayuela, Pueblonuevo de Miramontes, Valdehúncar, Fresdenoso de Idor, Garvín y Ladrillar. Y en muchas grandes ciudades pasó a ser segunda fuerza frente al PSOE, descalabrado [esas y otras claves más generales sobre el 21-D, aquí].

La inmigración no ha sido el elemento clave para el apoyo a Vox como lo puede ser en Murcia o Cataluña. Sin embargo, fue importante. En aquellos municipios con más de 8 puntos de residentes extranjeros, mayor apoyo a la marca. Talayuela es el ejemplo, con más de un 25% de inmigración. Aunque allí se recalca -algunas entrevistas en medios estos días así lo reflejan- que no hay problemas de convivencia, que la inmigración, toda legal, ha sido el motivo de la sostenibilidad de la agricultura, y que lo que habido más un trasvase de votos de PSOE a Vox.

Ese descontento con el PSOE se refleja con los resultados en otros puntos de la comarca de Campo Arañuelo, donde se incluyen unos 17 municipios con Talayuela añadido y Almaraz como uno de los clave. Allí se ubica la central nuclear que el Gobierno planea cerrar a partir de 2027. Si se atienden a los resultados de 2023, aunque el PP crece muy ligeramente en algunos puntos, hay una clara tendencia: el paso del PSOE, casi empatado anteriormente con los populares, a la tercera plaza, con un Vox desatado a la segunda posición. Eso deja entrever transferencias del PSOE a Vox.

No obstante, Vox sigue sin despuntar en las zonas con mayor número de paro, donde gana el PSOE. Pero sí es más apoyado en lugares donde la población está menos envejecida. El nivel de estudios del electorado no es un impedimento: cala por igual en casi todas las franjas.

Simplicidad y fiabilidad con la marca

La campaña diseñada por Bambú ha sido clave: una propuesta simple y muy emocional, sin apenas detallarse políticas pero sí determinar con claridad quienes son los enemigos para capitalizar el descontento generalizado. Se ha buscado constantemente ser el antagonista de lo establecido, recalcar que hay enemigos de Extremadura y culpables con su situación actual y articular a Vox como antídoto sin precisar nada respecto a gestión. A veces "menos es más", señala el consultor y analista de comunicación política, discurso y narrativa, Javier Sánchez González.

Esa simpleza se ha ejercido con una candidatura fiel a las siglas de Vox, con un Abascal omnipotente desde un mes antes del inicio de campaña para asentar el terreno. Solo a principios de diciembre ya sacaba más de 2.300 km a Alberto Núñez Feijóo en un claro intento de nacionalización de la disputa. Bajo esa intencionalidad, Vox repitió con su tradición: ideas centralizadas y un candidato novel, desconocido para la mayoría pese haber ejercido de portavoz parlamentario durante dos años y medios, con Abascal copando protagonismo la mayor parte del tiempo, e incluso en los carteles electorales o al cierre de los mítines.

En conversaciones con El Independiente, Sánchez González hace hincapié en que en Extremadura se ha podido comprobar esa idea de "marca por encima del candidato". "Vox no compite con nombres, sino con símbolos. Su identidad no depende de un rostro local y esto en comunicación política se llama referencia vertical. El votante no elige personas, sino pertenencia a un grupo". El extremeño, en definitiva, quiere las ideas de Vox, quiere votar a Abascal, que es quien en definitiva las encarnas.

La candidatura de Macarena Olona en julio de 2022 para Andalucía, como 'paracaidista', fue la última promoción de un gran nombre por parte de Vox

Ahonda en este aspecto el consultor político y analista Jordi Sarrión-Carbonell. Menciona la definición de "partido-franquicia" que hace el también consultor Xavier Tomás. Compara la propuesta política de Vox como cualquier marca de consumo, como McDonald que en su práctica totalidad es "similar en cualquier parte del mundo". ¿Qué quiere hacer ver Vox con ello? Trasladar coherencia y orden a sus votantes. Sarrión-Carbonell recuerda una de las frases de Abascal que incide en ello: "Nosotros, a diferencia de PP y PSOE, siempre decimos lo mismo en todo el territorio nacional". Hay un precedente. El consultor menciona a Ciudadanos y a Albert Rivera.

Lo que ha conseguido Vox es que dar seguridad a su elector. "Cuando vas a una franquicia sabes lo que hay. Si vas al McDonald, tienes hamburguesas, patatas fritas y nuggets; con Vox la gente sabe que tiene unidad de España, políticas antinimigración y antisanchismo", asegura. "A Vox no le interesa que a su candidato se le conozca. A Bambú no le interesa que despunten perfiles autonómicos, solo que estén bajo sus órdenes". Se muestra con cada decisión territorial, que pasa por Madrid.

El factor franquicia contrasta con PP y PSOE. Por un lado, Guardiola presenta a unas siglas distinguidas de Valencia, que sí ha encontrado capacidad de pactos con Vox, o que defiende el feminismo y clama contra el machismo frente a otros homólogos como el aparato de Isabel Díaz Ayuso. Eso permite a Vox denunciar los cambios de opinión, la ausencia de garantías y el calificativo ya asentado de PP como "estafa". Por otro, al ya debilitado PSOE en las encuestas, se han sumado diferenciaciones clave en la región. Más allá del procesamiento de Gallardo, la omisión del asunto en campaña y las contradicciones con el cierre de Almaraz han potenciado el discurso de Vox. El Gobierno central mantiene el cierre, mientras el socialista auguraba prórrogas hasta encontrar una alternativa económica y de empleo para los afectados y para la autonomía.

En vista de esta propuesta de singularidad de ideas en todo el país, a Sarrión-Carbonell le choca que "en Cataluña Vox esté reivindicando la identidad en catalana". "Creo que es un error porque les aleja de esa imagen de partido-franquicia". Aunque el asunto podría explicarse por el auge de Aliança Catalana, que además de con la inmigración, compite con la identidad cultural.

Adherir votantes mientras se mantiene esa coherencia lleva tiempo, pero con retrospectiva, cada vez queda más patente que hay un crecimiento progresivo en Vox que come espacio al bipartidismo. Y eso preocupa al PP. Esa coherencia pública que busca el electorado de Vox se refleja dentro de la organización, con la purga de cualquier crítico o disidente. Javier Ortega Smith es el ejemplo. Cuestiona la deriva del partido, alejada de los "valores fundacionales", algo que contrasta con el periodo de mayor crecimiento de la formación.

Apelar a la emoción y a la antipolítica

En la competencia electoral de Extremadura ha habido una diferenciación entre la apuesta por debatir de gestión del resto de formaciones y las referencias constantes a lo visceral por parte de Vox. "Al orgullo, al enfado, a la identidad. Su discurso activa el sistema límbico, no es racional. Y en estos tiempos de saturación informativa, quien emociona, gana atención", opina Sánchez González. En Extremadura, "Vox compitió por encarnar un sentimiento sin cambiar su mensaje, y funcionó solo afinando el tono emocional". "En política, la emoción no siempre explica el voto, pero casi siempre explica por qué crece quien crece", explica el analista.

Vox ha mantenido la misma estrategia contra PP y PSOE, pero ha afinado el tono para calar en una ciudadanía descontenta con la gestión bipartidista desde Madrid y la Junta

El planteamiento ha sido anti bipartidista, algo no novedoso pero que en Extremadura ha funcionado entre los descontentos con la gestión del PSOE en estos siete años desde Moncloa; con las políticas de los socialistas durante décadas en un feudo histórico, pero también con el PP en estos años. Sobre todo los que no han notado cambios.

"Vox se ha aprovechado del hartazgo con el bipartidismo, y Extremadura es un lugar importante de rechazo por la ausencia de un servicio de tren funcional o de una industria que despunte", entre otros asuntos, aprecia Sánchez González. Para él, hay que añadir un importante detalle que diferencia a Extremadura de otras regiones: no hay un partido regionalista fuerte que sirva como refugio, como voto protesta y de castigo. Esto sugiere que aunque en Aragón Vox puede crecer el próximo 8 de febrero, hay un abanico más amplio para los desencantados del sistema. Incluido Aragón Existe.

Para conseguir este efecto, Sánchez González afirma que ha sido clave "la salida de Vox de los gobiernos de coalición con el PP". Esto le ha dado una posición de independencia, de fortaleza que le permite cuestionar a derecha e izquierda. De hecho nada más tomar la decisión en julio del año pasado, Vox empezó a crecer en los sondeos. Según un estudio postelectoral de GAD3, ya ha podido haber cierto trasvase de PSOE a Vox, aunque mínimo, de no más del 2-5%. Sigue siendo muy superior del PP a Vox. Los socialistas que no repitieron se desplazaron mayoritariamente a la abstención.

Una de las claves: Vox no ha competido con fuerzas regionalistas en esa competencia por ser antagonista o voto refugio. A diferencia de Extremadura, Aragón si las tiene

Ese papel de antagonista lleva a Vox a jugar en la antipolítica, algo que atrae al votante más juvenil que no comulga con el bipartidismo, al que ha visto siempre gestionar y que no ha resulto unos problemas hoy muy presentes como puede ser el desempleo, el acceso a la vivienda o las perspectivas de futuro. El voto a Vox se considera lo más punk en estos momentos. Al igual que lo fue el voto a Podemos en 2014, como opción antiestablishment con las políticas de austeridad postcrisis de fondo. Sánchez González menciona en este aspecto el término "reactancia". Que en la psicología se refiere a una reacción en la que el sujeto percibe que su capacidad de elección está siendo amenazada o suprimida. Desde el salto nacional, "a muchos jóvenes les han dicho que Vox es malo y eso ha despertado en algunos casos sentimientos de rebeldía".

Es un hecho que el discurso del miedo por el que viene abogando el PSOE desde 2019, alertando de la llegada a la ultraderecha, lo que le permitió sumar en 2023, ahora no es tan efectivo. Al menos para movilizar a la izquierda ya no es suficiente. Es una respuesta de la normalización del partido tras varios años en la primera línea.

En parte, el PP ha querido entrar en esa rivalidad mediante la antipolítica ante el crecimiento del malestar, especialmente contra Sánchez, dice Sarrión-Carbonell. Cree que "eso acaba beneficiando a Vox". La copia nunca supera al original.

El giro obrerista de Vox

Aunque aún no es algo consolidado en Vox, la lepenización del partido ha ayudado a plantear esa opción anti bipartidista. Ese cambio, donde cuestiones como la vivienda adquieren protagonismo, "atrae a mucha gente". Es algo que está explotando el partido con figuras como el diputado y portavoz nacional de vivienda Carlos Hernández Quero. "El antisanchismo ejerce como catalizador de ese obrerismo, porque se asocia a Sánchez con la élite europea, con una serie de privilegios" afirma Sarrión-Carbonell. A ello, se puede sumar el desgaste de la izquierda, incapaz de dar una respuesta a la crisis material, o los presuntos casos por corrupción o de acoso sexual que ahora rodean al PSOE y le desacreditan frente al marco impuesto. En los partidos progresistas existe ya la sensación de fin de ciclo.

En estas elecciones de Extremadura se ha "planteado a Vox como la única alternativa posible y se ve el pendulazo a la derecha y a la generación actual de lo que fue el 15-M" entre los más jóvenes. El experto en comunicación política destaca el cada ves mayor protagonismo de tiktokers de derecha y ultraderecha o el gusto entre una parte de ellos por grupos cristianos como Hakuna, en un retorno a esos valores tradicionales que parecen propios de otra generación. La Comunidad de Madrid contrató a la banda para amenizar desde Sol las navidades. Todo consumido a través de las redes sociales, donde la derecha radical y su batalla cultural contra lo denominado como woke dominan. Hay alternativas por la izquierda que intentan dar esa batalla, pero aún se está lejos del dominio ideológico extendido por 2014 en España.

Cada palabra, discurso o posición pública de Vox está ideado para su consumo por redes. Y se mira con lupa todo lo que tiene que ver con la comunicación, en especial que no haya salidas del tono general para mantener esa coherencia común.

"En Extremadura se ve un claro voto obrero -que no tiene por qué haber votado al PSOE en 2023, sino que puede haber transitado por otras formaciones o por la abstención- que ve como la izquierda no da respuesta a sus problemas y se va, dominado por los sentimientos, a ese partido-franquicia". Sarrión-Carbonell alude a Xavier Peytibi, que "en su último libro" Manual de campaña electoral. Cómo impactar en el votante "dic que hay un voto emocional que puede estar en torno al 30-35% del electorado en España y que en muchos casos se lo lleva Vox al plantear un discurso totalmente emocional".

Sobre este calado entre los barrios más humildes alertaba el periodista experto en datos Kiko Llaneras. En X, en las horas posteriores al cierre de urnas, explicó que el PP mejoró el domingo sus números de forma generalizada entre todas las rentas -obtuvo el 36% del voto en los barrios pobres y el 56% en los más ricos-. Pero Vox, aunque crece proporcionalmente, "lo hace más en los barrios pobres". "Ha cambiado su perfil. En 2023 era un partido que crecía con la renta: subía del 8% en barrios pobres al 11% en los ricos. Ahora es transversal. Logra el mismo apoyo en barrios del tercio pobre y del tercio rico. De hecho, su mejor resultado fue en los barrios del 10% más pobre de Extremadura".

Este crecimiento de Vox preocupa a los barones del PP. Creen que se le ha subestimado. Deberán competir en urnas próximamente en Aragón, Castilla y León y Andalucía, y en 2027 con las generales en añadido -salvo Galicia, Euskadi y Cataluña lo harán en 2028-.

Hay otros dos aspectos que señala Sánchez González más secundarios pero que también han podido influir en el crecimiento de Vox. Son el no desaprovechamiento de los debates. Vox acudió a todos a diferencia de Guardiola. "Entienden que no son para ganar argumentos, sino para dejar imágenes. Quien no va, como el PP, pierde la narrativa, y el que va aunque pierda en datos, gana presencia simbólica", comenta. Por otro lado, aunque las imágenes de Abascal en caballo han sido motivo de burla para figuras del PP o del PSOE, el politólogo cree que "no es una excentricidad" sino "psicología visual". Abascal se inmortalizó en campaña en una jornada de pastoreo tradicional a caballo en el Parque Natural de Cornalvo. Esto "representa dominio, liderazgo y fuerza. Una imagen arquetípica que conecta con el imaginario de orden y masculinidad. No cabalgó, sino que proyectó control".