El volcán de Cumbre Vieja de La Palma cumple este martes un mes en erupción y todavía no hay ningún indicio de que el fin esté cerca. El magma sigue saliendo a borbotones, las coladas avanzan sin descanso hacia el mar y los niveles de dióxido de azufre continúan sin descender claramente. De momento ya hay 790 hectáreas y más de 1.500 casas sepultadas por la lava.

Cuándo acabará es la pregunta del millón, la pregunta que se hacen cada día miles de palmeros desde que el 19 de septiembre entrara el volcán en erupción. "Hay una ansiedad por ver si hay una deflación, pero no tenemos datos reales sobre las mesa para poder afirmarlo con propiedad", señala a El Independiente el vulcanólogo Vicente Soler, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC).

"El mejor escenario es que la erupción continúe como está hasta que se agote el reservorio magmático y que finalice la erupción en el terreno eruptivo donde está actualmente. Es decir, que no se abran nuevas bocas y que la lava fluya directamente del cráter al mar por el terreno arrasado ya por las coladas", añade el experto.

Mapa de las coladas de lava del volcán de La Palma
Mapa de las coladas de lava del volcán de La Palma | EI Gráficos

La posibilidad del peor escenario posible

Sin embargo, las erupciones volcánicas tienen un carácter de imprevisibilidad enorme. Hay ciertos indicadores que pueden ser algo fiables a la hora de adelantarse a los acontecimientos, pero nada puede asegurar que la erupción vaya a terminar. Incluso aunque el magma deje de salir por las bocas abiertas.

"El peor escenario posible es que la erupción cese y resurja en un entorno eruptivo distinto, que aparezcan nuevas bocas a kilómetros de las bocas actuales o al otro lado de la dorsal", continúa Vicente Soler. Con al otro lado de la dorsal se refiere a la otra colina de la montaña, en la zona de Villa de Mazo y el aeropuerto de la isla. "Que se abra otra boca en otro lugar distinto sería una catástrofe, el peor escenario. Todo puede empeorar".

El vulcanólogo advierte también de que hay volcanes que en su último tramo de erupción presentan "explosiones freatomagmáticas" muy espectaculares. "Cuando el magma empieza a perder fuerza, suele entrar el agua del acuífero y se producen estas explosiones, muy vistosas y con una gran columna de humo".

Una erupción con muchas sorpresas

El de Cumbre Vieja es el volcán que más ha destruido en La Palma desde 1585. Desde entonces hubo una erupción en 1677, otra en 1712, la penúltima en 1949 y la última hasta la fecha había sido el de Teneguía en 1971.

Juana Vegas, vulcanóloga del IGME-CSIC, está yendo intermitentemente a La Palma desde que se inició la erupción y, todavía, vive con admiración todo lo que ocurre alrededor del Cumbre Vieja. “Al principio no creíamos que esto era de verdad, que en Canarias íbamos a tener un volcán en superficie. La verdad es que el día a día supera nuestra expectativa en cuanto a volumen de lava emitida, dióxido de azufre y ahora de ceniza, que desde que se se abrió otra boca se está emitiendo ceniza muy fina que está llegando a todos los rincones de la isla", afirma la científica. "Ha sido una erupción muy cambiante, de día en día, y aquí seguimos, viendo a ver qué va a suceder”, añade.

"Con el de Cumbre Vieja nos han sorprendido muchas cosas, sobre todo por la falta de experiencia que teníamos. Es la primera vez que vivimos una erupción terrestre teniendo la capacidad para medir parámetros geofísicos", asegura Vicente Soler.

"Hemos vivido un cúmulo de sorpresas que empezó con la rapidez con la que desencadenó todo, porque pasaron ocho días desde que comenzó la sismicidad hasta la erupción. Luego nos ha sorprendido mucho la cantidad de dióxido de azufre emitida y que sigue emitiendo. Son unas 1.000 toneladas diarias y no es normal", continúa el vulcanólogo del IPNA-CSIC.

También les han sorprendido los enormes bloques que se han formado de forma sistemática y que han bajado por los ríos de lava durante días. "Eso ha obstruido muchas veces y canal y se han producido desbordes. En la parte alta la lava va muy fluida, pero en cuanto se enfría unos 200 grados hay un fuerte aumento de la viscosidad", dice Vicente Soler.

Esa viscosidad también ha descuadrado un poco a los investigadores y además está produciendo más daños de los esperados. Cuando la lava se espesa, fluye más despacio pero genera olas de hasta diez metros de altura. "Eso limita la capacidad de avance de la colada hacia el mar y ha provocado desbordamientos hacia el barrio de La Laguna", indica sobre la última zona afectada por las coladas de lava.

El volcán más destructivo y el más controlado

A diferencia de otros volcanes históricos el Cumbre Vieja ha sido el que más ha afectado a los palmeros. "La población y la ocupación del suelo han crecido mucho, hay muchísimas construcciones, carreteras, infraestructuras de agua y cultivos. La lava desde que sale del volcán se encuentra toda la ocupación humana. Es una de las zonas con mayor ocupación humana, así que el impacto ha sido tremendo. Es la gran diferencia respecto a las anteriores erupciones en las que la isla estaba menos poblada que ahora", explica Vegas.

Otra gran diferencia es positiva y es que dado el avance de la vulcanología en España la ciencia está salvando vidas. "Los datos científicos ayudan a la gestión de la emergencia, todo el sistema de drones que nos ha ayudado a ver los procesos geológicos y toda la monitorización geofísica que hay, junto con todos los datos de superficie son los datos en los que se basan los gestores para tomar decisiones de evacuar o ampliar perímetros de seguridad", afirma la vulcanóloga del IMGE-CSIC.

Unos datos que habrá que seguir de cerca, pues la situación no ha terminado. "La sismicidad a 30 y 10 kilómetros de profundidad y el SO2 nos indican que la cámara magmática se ha ido recargando y como la fractura está abierta va a seguir emitiendo lava", asegura Juana Vegas.