Tener el móvil enchufado hasta el 100% mientras dormimos nos puede parecer una acción insensible, pero desgasta la batería hasta convertirla en un punto de tensión extrema que al final acelera el fin de su vida útil. En una sociedad donde el smartphone nos acompaña en todos nuestros movimientos, un buen uso marca la diferencia entre tener un móvil ágil o asumir su desgaste antes de tiempo; este comportamiento habitual, más algunos otros hábitos nada beneficiosos, merman el rendimiento, la temperatura y la vida útil de estos dispositivos.

El impacto de cargar el móvil toda la noche

Las baterías actuales trabajan con celdas de ion de litio. Estas celdas rinden favorablemente a la hora de conservar la energía, siempre que se mantengan a un nivel moderado de energía: la carga de una celda que llega al 100% desgasta su estado favorable hasta el punto de crear un punto de alta tensión que predispone al envejecimiento químico. Mantener el móvil durante horas conectado tras alcanzar la carga total, favorece un contingente térmico que eleva la tensión. Con el tiempo y por este hábito, las celdas tienen menor autonomía diaria, lo que también hace aumentar el riesgo de sobrecalentamiento.

Batería y rendimiento

Conservar la batería entre el 20% y el 85% permite encontrar el equilibrio ideal de conservación de la misma. En esta franja, la batería se encuentra siempre en condiciones de trabajar sin estrés y hace que el número de ciclos de vida se prolongue. Cada vez son más los fabricantes que introducen herramientas para proteger la carga, como los límites automáticos, que detienen la recarga antes del máximo. La adecuación de estas automáticamente, lleva a una atenuación del deterioro silencioso que provoca la carga nocturna.

Cuidado del móvil

Un móvil que tenga saturada su capacidad o que carezca de actualizaciones pierde rapidez y se vuelve susceptible y frágil. El propio sistema operativo genera archivos provisionales, copias o aplicaciones sin un motivo aparente y que, con el tiempo, van aumentando. Haciendo un repaso de la memoria y desechar lo que no es necesario, lo que gasta batería, hará que el procesador trabaje con menor carga. Las actualizaciones intensifican la seguridad, solucionan problemas y hacen más rápido el dispositivo móvil.

Reiniciar el dispositivo

La acción de reiniciar el móvil, mínimo, una vez a la semana, elimina procesos que quedan resguardados en segundo plano, transcurre la , previene que el móvil se caliente más de lo normal, así como previene y evita errores. El gesto es muy corto e incide de forma útil, pues ayuda a mantener una fluidez de uso del sistema, especialmente en móviles que llevan meses utilizándose y acumulando carga.

Cómo conseguir que el móvil dure más

Configurar el brillo automático, activar el modo de ahorro cuando sea necesario o desactivar funcionalidades que puedan no usarse, como el Bluetooth o el GPS, contribuye a disminuir el gasto energético constante. Estas decisiones son importantes para no forzar la batería. Además, evitar temperaturas muy altas o muy bajas en el teléfono móvil, también puede prevenir que la batería se deteriore a mejor velocidad.

La gestión del uso para alargar su vida útil

Verificar las aplicaciones que tenemos instaladas, gestionar el consumo energético y limitar las que tienen lugar en segundo plano, nos da estabilidad en el sistema; los móviles funcionan mejor cuando están ordenados y libres de elementos innecesarios. Siguiendo estas pautas, la batería es capaz de conservar su rendimiento durante mucho más tiempo y el teléfono logra un rendimiento más que correcto sin necesidad de recurrir a una carga diaria o una carga nocturna del dispositivo.

Con algunos ajustes sencillos en los hábitos ese móvil durará más y se puede evitar aquella degradación silenciosa que llega por dejarlo cargando toda la noche.