A medida que la inteligencia artificial se va extendiendo, cada vez se va notando más su impacto en sectores que, a priori, no vincularíamos de manera directa con la revolución que está suponiendo esta tecnología. La pornografía es uno de ellos. Y es que en los últimos meses han surgido múltiples herramientas que ya están cambiando la manera en la que mucha gente consume contenidos pornográficos.

"Hay cuatro características importantes que tienen que ver con los contenidos porno generados por IA. La primera es que se crean escenas con una idealización de cuerpos imposible. La segunda es la gratuidad y la sencillez en la producción, que es un cambio de paradigma. Luego, para el consumidor, significa tener contenidos a la carta de todo lo que se puedan imaginar, no hay límites. Y por último, hay una sensación de impunidad, porque desaparecen los reparos éticos que algunos sienten cuando hay actores reales", resume Jorge Gutiérrez, director de la plataforma Dale una Vuelta, que lucha contra la adicción a la pornografía.

Algunas de estas nuevas aplicaciones sirven para 'desnudar' personas, trucando fotos de manera hiperrealista. Una de las herramientas de este tipo más conocidas es Clothoff, que solo en España tiene registrados casi medio millón de usuarios. La gran mayoría son hombres que la utilizan para dar rienda suelta a sus "fantasías más salvajes" con mujeres. El resultado, además, puede personalizarse para cambiar el aspecto del cuerpo e incluso su pose final.

Por supuesto, los polémicos deepfakes que manipulan imágenes, vídeos o audios para, por ejemplo, insertar una cara falsa en un cuerpo, también están viéndose cada vez más en la industria sexual. Como derivado de esto, cada vez es más común encontrarse a modelos eróticos que, directamente, no existen. Han sido generados por ordenador, pero facturan tanto o más que los actores porno humanos.

Pero hay más opciones. Igual que existen chatbots conversacionales como ChatGPT para responder dudas o ayudar a gestionar tareas, también existen sus homólogos eróticos. La lista es incontable, aunque muchos de ellos tienen un funcionamiento parecido: te presentan decenas de escenas diferentes en las que puedes interactuar con distintos personajes, primero de forma relajada para ir posteriormente subiendo de tono. En este caso, al igual que sucede con el porno tradicional, las posibilidades también son prácticamente ilimitadas.

En paralelo, las páginas pornográficas también utilizan internamente la IA. Por ejemplo, con algoritmos similares a los que emplean las plataformas de entretenimiento para gestionar sus contenidos y moderarlos o hacer recomendaciones a los usuarios. Pero también para implementar sistemas de verificación de edad que impidan a los menores navegar por sus webs.

"La industria porno siempre ha estado a la vanguardia tecnológica, y lo seguirá estando para hacer los contenidos lo más sensuales e inmersivos posibles. Ahora ven la IA como un campo apetitoso, por eso hay que estar atentos", señala Gutiérrez. "La sensación es que con esto se puede venir una ola de mayor consumo pornográfico extremo", desliza.

Una nueva oleada de adictos

Los expertos de plataformas como Dale una Vuelta temen que en los próximos años cada vez más personas acudan a ellos por problemas relacionados con la adicción al porno. Tiene sentido, porque la industria sexual se sustenta bajo la premisa de que los usuarios siempre buscarán novedades para satisfacer sus niveles de dopamina, lo que significa que, con el tiempo, se vuelven más tolerantes y necesitan estímulos mayores. Y ahora con la IA deja de haber límites.

Por eso Gutiérrez considera que se pueden generar problemas importantes de salud sexual y mental. Pero no son los únicos retos que vislumbra: "Con este tema hay muchas consideraciones éticas, especialmente relativos a los daños emocionales. Y también hay cuestiones jurídicas y legales importantes, que hay que abordar para proteger a menores y adultos de estas tecnologías. Pero no es fácil, porque surgen muchas dudas nuevas. Por eso hay que hacer una llamada a la sensatez".