El crecimiento exponencial de las poblaciones de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) y de Kramer (Psittacula krameri) en España está superando la capacidad de respuesta de las empresas de sanidad ambiental, según advierten expertos y asociaciones del sector.
Según informa la agencia de noticias, en ciudades como Madrid, Sevilla y Barcelona, estas aves invasoras han registrado incrementos de hasta el 665% desde 2005, con proyecciones que indican una duplicación cada tres años. Este fenómeno no solo amenaza la biodiversidad local, sino que genera riesgos para la salud pública y desafíos logísticos sin precedentes para los profesionales del control de plagas.
Un problema en expansión
En Madrid, la población de cotorras argentinas pasó de 1.700 ejemplares en 2005 a más de 13.000 en 2019, mientras que en Sevilla, las cotorras de Kramer aumentaron un 425% (de 1.200 a 6.300 individuos) y las argentinas un 2.000% (de 70 a 1.487) entre 2013 y 2021.
Este crecimiento, impulsado por la ausencia de depredadores naturales y su alta tasa reproductiva —hasta seis huevos anuales por hembra—, ha convertido a España en el país europeo con mayor densidad de estas especies.
Impactos ambientales y sanitarios
La competencia por nidos está desplazando a especies autóctonas como el nóctulo mayor y el cernícalo primilla, ambos en peligro.
Además, las cotorras actúan como vectores de enfermedades zoonóticas, como la psitacosis y la gripe aviar.
Sus nidos, que pueden superar los 200 kg, representan un riesgo estructural en zonas urbanas, con casos documentados de daños en infraestructuras eléctricas y desprendimientos.
Las empresas de sanidad ambiental enfrentan obstáculos técnicos y logísticos. Métodos como la retirada de nidos han demostrado ser contraproducentes, ya que las cotorras responden construyendo el doble de estructuras.
La captura con redes o trampas también resulta ineficaz a largo plazo debido a la inteligencia y adaptabilidad de estas aves.
ANECPLA, la asociación nacional del sector, reclama una estrategia unificada que combine esterilización de huevos, control ético de poblaciones y campañas de concienciación ciudadana.
Sin embargo, la fragmentación administrativa y la falta de recursos económicos frenan la implementación de soluciones integrales.
Ante este escenario, los expertos insisten en la urgencia de actuar: de no contener su proliferación, las cotorras podrían colonizar nuevas áreas rurales y urbanas, agravando los impactos ecológicos y sanitarios.
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