El mundo produce más de 430 millones de toneladas de plástico al año. De estas, dos tercios van destinados a productos que se convierten en desechos que deterioran los océanos y, por ende, la cadena alimentaria humana. La contaminación plástica es una de las trabas que afectan a diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, entre los que se incluye la acción climática, la producción sostenible o la conservación de la biodiversidad. Por ello, la organización mundial aprovecha este Día Mundial del Medio Ambiente para poner el foco de atención en este desafío.
Este 2025, Naciones Unidas reivindica la lucha global contra la contaminación por plásticos retomando el tema propuesto en 2023, así como la elaboración de un tratado internacional jurídicamente vinculante sobre la explotación de dicho material, enfocándose ahora en la naturaleza como proveedora de soluciones replicables en el mundo real. Veolia se ha consolidado como referente mundial en iniciativas sostenibles, centrando su actividad en los distintos ámbitos de gestión del ciclo del agua, en el procesamiento de los residuos y en la eficiencia energética.
El Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado cada 5 de junio desde 1973 e impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es la herramienta global más importante que ofrece Naciones Unidas para la concienciación y la acción ambiental.
Aprender de la naturaleza
En la naturaleza, todo se reutiliza y nada es finito: las hojas caídas de los árboles alimentan al bosque, los restos de un animal nutren y generan vida... Todos los recursos se reintegran en un ciclo sin final. La naturaleza es equilibrio, en una balanza de economía circular que, cuando funciona de forma óptima, se torna armoniosa y sostenible. El problema es cuando no lo hace.
Nuestra relación con los plásticos erradica por completo toda buena praxis de la naturaleza. Por ello, Naciones Unidas propone alinear nuestras acciones con la sabiduría que contemplamos en el medio natural. Es decir, contemplando la naturaleza e imitando su manera de relacionarse con el entorno, lograremos diseñar estrategias inteligentes para acabar con la contaminación plástica.
La Comisión Europea define a las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) como "soluciones inspiradas y respaldadas por la naturaleza, que son rentables, proporcionan simultáneamente beneficios ambientales, sociales y económicos, además de ayudar a crear resiliencia favoreciendo la biodiversidad". Así, resulta esencial abordar el ciclo de vida de los plásticos mediante la acción colectiva, con determinación y con el conocimiento de que podemos tener un impacto tangible llevando a cabo las prácticas y políticas ambientales adecuadas.
Infraestructuras verdes para regenerar las aguas residuales
En sus planes estratégicos, Veolia pone el foco en la necesidad de actuar en la protección del entorno y la circularidad de los recursos. La descarbonización, el aumento de la energía verde, el desarrollo digital y la construcción de alianzas son otros de los objetivos que promueve Veolia para alcanzar mayor resiliencia frente al cambio climático, y que lo posicionan como líder en la implementación de modelos sostenibles.
Es el caso de, por ejemplo, las infraestructuras verdes, instalaciones que han sido transformadas para poder integrarse completamente en su entorno natural, favoreciendo sus funciones ecológicas y la biodiversidad local mediante diferentes estrategias. Así, las ecofactorías suponen una evolución de las depuradoras de agua tradicionales, regenerando y reutilizando las aguas residuales para nuevos usos como el riego de zonas verdes o la limpieza de las calles; valorizando sus residuos para convertirlos en subproductos aptos para otros procesos productivos, como biofertilizantes; reduciendo el consumo energético, o minimizando el impacto en el entorno.
De todas estas ventajas se han beneficiado tanto seres humanos como especies autóctonas a punto de desaparecer, que han sido reintroducidas con éxito en los espacios naturalizados de Veolia gracias a los programas de protección de la biodiversidad. Es el caso de, por ejemplo, la malvasía cabeciblanca, un peculiar pato buceador con una población muy escasa en España que se ha recuperado en la Depuradora de Cabezo Beaza (Cartagena); o del ratonero patudo, una especie de murciélago que ha resurgido en los Humedales de depuración de Begudà (Girona).
Veolia apuesta por las Soluciones basadas en la Naturaleza
A su vez, Veolia apuesta también por las SbN como estrategia de adaptación al cambio climático, lo que permite aumentar la resiliencia y frenar la pérdida de biodiversidad. Soluciones como las tomadas en el parque El Recorral de Rojales (Alicante), en el que se han construido cinco lagunas artificiales con agua regenerada, que han dado lugar a un nuevo paisaje donde prospera una gran variedad de vegetación y fauna salvaje.
Además, mediante campañas de sensibilización y programas educativos dirigidos a sus trabajadores y comunidades locales, Veolia promueve el buen uso y el cuidado del agua. A través del programa Veolia Cares, la compañía anima a los empleados a prestar servicios de voluntariado corporativo y dar apoyo a sus respectivas comunidades. BiObserva Voluntariado es el programa que implica al personal de la corporativa en la observación de especies de avifauna y su posterior registro en el GBIF (Sistema Global de Información sobre Biodiversidad) para que puedan ser utilizados en la mejora del conocimiento del estado de la biodiversidad. En 2024 participaron 271 voluntarios, que hicieron 9.000 observaciones de 178 especies en 69 plantas diferentes.
La economía circular frente al impacto de los plásticos
La economía regenerativa promueve sistemas circulares más eficientes con la producción y el consumo, que disminuyen tanto el uso de materias primas y energía como la generación de residuos y emisiones. De este modo, y combinando tecnologías de vanguardia y una amplia red de infraestructuras, Veolia basa su estrategia en la creación de cadenas de valor verdaderamente circulares, en las que los residuos se transforman en materias primas de amplia calidad, contribuyendo al ahorro de recursos y a la sostenibilidad de empresas e industrias.
Destacan casos como el de la planta de reciclaje la Red by Veolia (Sevilla), que gestiona más de 120.000 toneladas de plásticos posconsumo, industriales y agrícolas, convirtiendo el material reciclado en pequeñas partículas de plástico llamadas granza, utilizadas para fabricar nuevos productos reciclados como bolsas de la compra, tuberías o incluso sistemas de riego. O como el de la TorrePET by Veolia en Badajoz, especializada en el reciclaje de PET, el plástico utilizado en botellas de bebidas, envases de productos de limpieza y fibras textiles, que es, además, la primera planta en España con la certificación de "Fin de Condición de Residuo", lo que le permite suministrar material apto para el contacto con alimentos, de acuerdo al nuevo reglamento europeo; y de las primeras en utilizar cámaras con Inteligencia Artificial para analizar la calidad de los materiales y mejorar cada paso.
Plastiloop, la plataforma de polímeros circulares de Veolia, facilita la sustitución de plásticos vírgenes garantizando el cumplimiento de las normativas europeas, reduciendo además la huella de carbono y el consumo de recursos naturales. Por su parte, los residuos plásticos que no pueden ser reciclados mecánicamente pueden ser útiles para la valoración energética, una solución que reduce la dependencia de combustibles fósiles, recuperando el poder calorífico de estos materiales para transformarlo en energía útil.
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