Todos fuera, es hora de votar. Dieciséis días después de la muerte del papa Francisco, alrededor de las 17.45 horas de la tarde de este miércoles, el maestro de ceremonias pontificias, Diego Ravelli, ha pronunciado "Extra omnes" -todos fuera, en latín- cerrando las puertas de la Capilla. Se ha consumado así el aislamiento de los cardenales del mundo exterior.
Antes, en la Capilla Sixtina, ha tenido lugar el juramento: uno a uno, han pronunciado la fórmula en latín tocando con la mano el Evangelio Las redes telefónicas han sido bloqueadas en todo el territorio vaticano, incluida la basílica, pero excluida la plaza de San Pedro.
El indio George Jacob Koovakad, el último nombrado entre los cardenales del orden de los diáconos, ha sido el encargado de cerrar las puertas. Entonces la señal de la televisión vaticana se ha fundido a negro.
El encierro ha comenzado con una meditación del nonagenario fray Raniero Cantalamessa, el antiguo predicador de la Casa Pontificia que no renunció al hábito ni siquiera cuando Bergoglio le concedió la cardenalicia. Cuando termine su plegaria, también él saldrá de la capilla junto con monseñor Ravelli.
Fuera de las puertas se colocan los guardias que vigilarán la estancia. Los 133 estarán solos, establecerán el colegio electoral bajo la dirección de Pietro Parolin, el más anciano de los cardenales electores del orden de los obispos. Entre sus tareas estará la de preguntar al futuro elegido si está dispuesto a aceptar y, en caso afirmativo, con qué nombre desea ser llamado. En el caso de que el propio Parolin -uno de los candidatos favoritos- alcance el quórum de 89 votos, será la voz de Ferdinando Filoni la que preguntará en latín: "¿Acceptasne eleptionem?".
Han circulado decenas de quinielas en los últimos días. Parolin, secretario de Estado del Papa Francisco, aparecerá en la primera votación que servirá de termómetro para saber con qué opciones cuentan todos. Por su parte, los cardenales asiáticos se presentarán unidos en torno a un candidato. Los africanos probablemente apostarán por Fridolin Ambongo Besungu. Cabe esperar un candidato que cuente con el apoyo de los conservadores, aunque pueda ser una opción tentativa. Igual ocurre con los acólitos del argentino. En cualquiera de los casos, será el momento de que los cardenales se encuentros solos -frente a los frescos de la Sixtina- ante una decisión que marcará el rumbo de la Iglesia católica en los próximos años.
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