"Deutschland ist zurück wieder da!" De la mano de Friedrich Merz, su nuevo canciller federal, Alemania vuelve al corazón de Europa. Apenas unas horas después de conseguir la mayoría suficiente en el Bundestag y ser designado por el presidente, Merz viaja este miércoles a París y a Varsovia. Europa necesita una Alemania fuerte y decidida en el momento más crítico y Merz está dispuesto a liderar.
El arranque de Merz hacía prever un drama mayor de lo que finalmente ha resultado. Por primera vez desde la elección de Konrad Adenauer después de la Segunda Guerra Mundial, Merz ha fracasado en la primera votación sobre su candidatura a canciller federal. Le han faltado seis votos para la mayoría de 316.
Los conservadores de la Unión, la coalición que lidera Merz, y los socialdemócratas, sus socios de gobierno, ha reaccionado rápido y han decidido volver a vota en la misma jornada. En la segunda votación Merz superaba la mayoría con 325 apoyos. Finalmente ya es el décimo canciller desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
A toda máquina se ha retomado la agenda que había quedado en suspenso tras el susto matutino. Merz se ha reunido con el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, y luego se ha despedido al canciller saliente, Olaf Scholz, que en esta legislatura será diputado raso. También ha celebrado su primera reunión con sus ministros, quienes también han prometido su cargo ante el presidente. Todo preparado para que este miércoles arranque su programa en Europa.
La tracción franco-alemana
La felicitación del presidente francés, Emmanuel Macron, deja claro todo lo que espera Francia de Merz. En francés y en alemán Macron ha escrito en X: "De nosotros depende que el motor y el reflejo franco-alemán sean más fuertes que nunca. De nosotros depende acelerar nuestra agenda europea de soberanía, seguridad y competitividad. Por los franceses, por los alemanes y por todos los europeos. Le esperamos en París para empezar a trabajar juntos".
Macron y Merz ya se vieron el pasado 26 de febrero en el Elíseo, después de que la Unión (CDU y CSU) lograra ser la fuerza más votada en las elecciones anticipadas que se celebraron tres días antes en la República Federal. Cenaron juntos en el Elíseo y allí Macron le compartió sus impresiones tras su viaje a Washington.
Precisamente la tensión con los EEUU de Donald Trump imprime urgencia a que el motor franco-alemán se reactive. La crisis de la relación transatlántica, que afecta al comercio por la amenaza de aranceles realizada por Trump y la defensa frente a la amenaza rusa, es un hecho del que ha hablado directamente Friedrich Merz.
El alejamiento de los EEUU de Trump
Nada más ganar las elecciones se refirió a la necesidad que tenía Europa de ir independizándose de EEUU. El aliado americano cada vez se desentiende más y respeta menos a los europeos. En Alemania tanto el vicepresidente JD Vance como el secretario Marco Rubio han realizado declaraciones a favor de los ultraderechistas de AfD.
El ascenso de la ultraderecha populista también es un factor que va a pesar sobre los dos dirigentes. En Francia Macron termina su mandato en la primavera de 2027 y Reagrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen, aspira a colocar a su candidata, si puede ser Le Pen finalmente o a Jordan Bardella, en el Elíseo.
En Alemania Merz tiene ante sí el reto de frenar a Alternativa para Alemania, imparable en los sondeos. En algunos ya figura por encima de la Unión. Ahora quedan fuera del gobierno por el cordón sanitario que respetan todos los demás partidos pero si siguen creciendo los apoyos a AfD llegará un momento e el que ya no habrá alianzas alternativas posibles.
Retos mayúsculos
Merz quiere que la Unión Europea sea una potencia y sabe que para ello ha de trabajar con Macron. El presidente de Francia lleva años sintiéndose solo en esta tarea de liderazgo europeo. Merkel nunca se lanzó a emprender reformas y Scholz era un canciller muy frágil porque dependía de tres ejes, socialdemócratas, verdes y liberales.
La tracción franco-alemana lleva tiempo frenada, y eso ha afectado a la UE. ¿Cómo funciona esa tracción? Francia y Alemania parte de puntos diferentes pero negocian hasta llegar a una posición común y desde ahí se sientan con el resto para seguir avanzando. Así fue posible el euro o la ampliación a Europa Central y Oriental. Ahora los retos son mayúsculos: desde afrontar la política comercial con EEUU y la amenaza de los aranceles, buscar socios alternativos sin volver a caer en dependencias, impulsar la autonomía estratégica e impulsar la defensa europea, y la alternativa al mercado energético ruso.
Tanto Alemania como Francia entienden además que el eje de Europa se ha desplazado hacia el centro y así consideran crucial que Polonia se sume a este núcleo duro. La clara posición de Polonia sobre Rusia apuntala la necesidad de revitalizar el llamado Triángulo de Weimar.
Si bien el arranque de Merz no ha sido muy halagüeño, en política exterior hay sintonía entre socialdemócratas y conservadores. Como señala Jana Puglierin, directora del ECFR en Berlín, están de acuerdo en que "Alemania debe adquirir capacidad militar y resiliencia política ante la mayor crisis de seguridad de Europa desde 1989. Y, sobre todo, las bases financieras para ello se sentaron desde el principio".
Un canciller que mira al exterior
Por primera vez en 60 años la cartera de Exteriores estará en manos de un conservador, Johann Wadephul. En todo caso, Merz va a ser un canciller muy volcado en la política exterior. Jeremy Cliffe, director editorial del European Council for Foreign Relations (ECFR) señala que "Merz tiene tres instintos principales en política exterior: el atlantismo (lealtad a la alianza transatlántica), el europeísmo (un profundo compromiso emocional con Europa) y la postura de "Alemania primero" (una visión estrecha de los intereses alemanes arraigada en su conservadurismo)". Como Trump está haciendo imposible ser atlantista, Merz conjugará europeísmo y su defensa de los intereses alemanes.
Juega a favor de Merz que contará con menos limitaciones que su predecesor al haberse levantado parcialmente el freno de la deuda: va a poder invertir masivamente en defensa y en infraestructuras, algo que no solo beneficia a Alemania.
A juicio de Cliffe, "Merz entiende que Alemania ha perdido su antiguo liderazgo en los últimos años y muestra signos de querer abordar este problema, con viajes tempranos a París, Varsovia y Kiev y una consolidación de la toma de decisiones en política exterior en la cancillería". En junio va a la cumbre de la OTAN en La Haya, un encuentro muy relevante que servirá de termómetro de la relación transatlántica.
Otro examen importante para Merz va a ser cómo se posiciona con respecto a Ucrania. Ha dado muestras de que quiere seguir la estela de Francia y Reino Unido, que están dispuestos a seguir ayudando a Ucrania aunque EEUU deje de hacerlo. Merz quiere viajar a Kiev y ha dicho en reiteradas ocasiones que está dispuesto a aprobar el envío de misiles Taurus de largo alcance.
"La visita de Merz a Kiev será una oportunidad para poner fin a las ambigüedades que prevalecieron bajo el mandato de Olaf Scholz y afirmar que Alemania hará 'lo que sea necesario' para poner a Ucrania en la posición más fuerte posible para las próximas conversaciones de paz", señala Cliffe.
Para volver a crecer Alemania necesita una Europa fuerte y a la vez Europa avanzará si Alemania ejerce de nuevo su poder de tracción. No será un país que lidere solo sino en coordinación y complementándose con otros. Pero su empuje siempre ha sido una garantía.
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