Cuando el cardenal Robert Francis Prevost fue elegido Papa y adoptó el nombre de León XIV, el foco se centró rápidamente en el hito de ser el primer pontífice estadounidense de la historia de la Iglesia católica. Su procedencia, unida a sus cuatro décadas de misionero en Perú, alimentó titulares alrededor del mundo. Pero una investigación en busca de sus orígenes, con Nueva Orleans como epicentro de todos los esfuerzos en curso, ha comenzado a contar una historia diferente con una inmensa letra pequeña: el árbol genealógico del pontífice hunde sus raíces en el sur de Estados Unidos y el mundo hispano y tiene rostro de ancestros negros y esclavos que alcanza también el continente africano.

"Durante varias generaciones, la familia Martínez estuvo arraigada aquí, en Nueva Orleans", explica en conversación con El Independiente Jari Honora, genealogista de la Historic New Orleans Collection. "Aunque el origen último de la familia aún no está del todo claro. Apenas llevamos cuatro días investigando esos ancestros. Necesitamos tiempo”, advierte este historiador. La búsqueda de los orígenes del cardenal agustino Robert Francis Prevost, elevado a Papa el pasado jueves en el Vaticano, ha alentado un periplo a contrarreloj por archivos bautismales, censos a menudo contradictorios y relatos de migraciones forzadas, hasta desenterrar aún embrionarias conexiones con la España peninsular, el Caribe hispano y las antiguas colonias del imperio español.

Registro de los ancestros de la familia materna del Papa León XIV.

Nueva Orleans, el hogar criollo de los bisabuelos

Los documentos han comenzado a establecer algunas certezas. A principios del siglo XX, los abuelos maternos de Prevost, Louise Baquie y Joseph Norval Martínez, residían en Nueva Orleans, la ciudad del estado estadounidense de Luisiana situada a orillas del río Misisipi y cuna del jazz. Ambos figuraban como negros en un censo que data de 1900 y que ha desempolvado Honora. En el caso de Martínez, Haití consta como lugar de nacimiento. “Es muy posible que haya algunos antepasados que estuvieran en Haití durante el periodo colonial. Antes de la revolución, Haití era una colonia francesa llamada Saint-Domingue”, desliza el historiador.

iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, situada en las calles Annette y North Claiborne de Nueva Orleans.

Habían contraído matrimonio en Nueva Orleans en 1887 en la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en Annette Street. Según los legajos encontrados, vivieron en North Prieur Street, en el Barrio Francés, un distrito considerado cuna de los crillos de color. Sus hijas, entre ellas Mildred Agnes Martínez, madre del futuro Papa, vinieron al mundo en contexto de tensiones raciales y diversidad cultural. Al menos cinco de los ocho tatarabuelos también eran negros y procedían de Luisina. En el lado paterno, los Prevost son originarios de Francia.

Según el registro hallado, Joseph se ganaba la vida como “fabricante de puros”. El matrimonio, del que también se ha hallado su certificado de unión, vivía en el distrito número siete de Nueva Orleans, en el centro entonces de la comunidad criolla de una urbe que aún hoy es un crisol de culturas americana, africana y francesa. “Sabemos que hubo una fuerte migración de gente de Saint-Domingue a Nueva Orleans. Así que es muy posible que algunos de sus antepasados formen parte de ese movimiento. Su abuelo pudo haber nacido en Puerto Príncipe en la década de 1860, y eso también forma parte de nuestra historia. En las décadas de 1850 y 1860, a medida que nos acercábamos a la Guerra Civil y durante la Guerra Civil, muchas de las libertades de las que habían disfrutado las personas de color libres estaban siendo revocadas. Había preocupación por la violencia y temor por que esclavitud fuera restablecida. Así que incluso los negros libres eran mirados con recelo”, relata el experto.

Fotografía de North Claiborne Avenue, en Nueva Orleans.

Sé que todo el mundo reclama ser tierra del pontífice: los haitianos, los españoles, los dominicanos… y se puede decir que sus antepasados probablemente tengan un poco de todos ellos

Por eso, muchos de ellos se fueron a México, Haití u otras partes del Caribe. Regresarían después. Así que, si eso es lo que pasó con su familia, eran de Nueva Orleans, pero se fueron a Haití durante un tiempo y quizá su abuelo nació mientras estaban allí”, barrunta. La elección de Prevost ha desatado una búsqueda de sus orígenes, con múltiples países reivindicándose como patria del nuevo Obispo de Roma.

“Sé que todo el mundo reclama ser tierra del pontífice: los haitianos, los españoles, los dominicanos… y se puede decir que sus antepasados probablemente tengan un poco de todos ellos. Pero lo principal es que sus cuatro bisabuelos nacieron en Nueva Orleans y fueron identificados como personas libres de color. Y de los ocho bisabuelos, al menos cinco también eran criollos de Nueva Orleans. Así que, en realidad, el centro de la historia familiar es Nueva Orleans. Y a partir de ahí, pasamos a diferentes linajes. Y esa es la belleza de nuestra historia en Nueva Orleans”.  La palabra “criolla” -advierten los historiadores- significaba “del Nuevo Mundo” y se aplicaba a personas y objetos nacidos y desarrollados allí.

Censo de 1910 que muestra a la familia en el número 510 de la calle St. Peter, en el edificio superior de Pontalba, en el Barrio Francés.

Un pasado esclavo

Cuenta el historiador que "los cuatro bisabuelos maternos del Santo Padre eran criollos de color de Nueva Orleans". "Al menos cinco de sus ocho tatarabuelos eran criollos de color de Nueva Orleans", precisa. Y explica: "Antes de la Guerra Civil, formaban parte del medio millón de 'personas de color libres' que había en este país. Las personas libres de color no eran esclavas y podían poseer propiedades, recibir educación, casarse legalmente y, en general, disfrutaban de libertad para moverse a su antojo, pero casi nunca se les permitía votar ni ocupar cargos públicos. A menudo se les exigía llevar pases que acreditaran su condición. Algunos de ellos habían nacido de madres libres, por lo que eran libres, ya que la condición de esclavo se transmitía por vía materna. Otros habían sido esclavos, pero lograron obtener la libertad por algún medio". "La investigación solo lleva tres o cuatro días en marcha, pero ya se han identificado algunos antepasados esclavos del Santo Padre", agrega.

Luisina española y Cuba, dos territorios de la Corona

A todos ellos les unía -subraya Honora- la fe: “Todos estos linajes eran católicos”. Ser identificadas con el estatus de personas libres de color les otorgaba cierta autonomía pero no les eximía de sufrir las injusticias del sistema racial del sur estadounidense. La tarea detectivesca de Honora ha arrojado nuevas pesquisas que -reconoce el experto- podrían conducir hasta España, tal y como confesó el ahora Papa a varios hermanos españoles de la orden agustina en Roma. La biografía de su familia discurre por antiguas provincias de la Corona Española: Luisiana y Cuba. En declaraciones al New York Times, uno de los hermanos del pontífice, John Prevost, de 71 años, reconoció desconocer este pasado: “Realmente no sabría decirlo con certeza, quizá ella simplemente decía que era española”.

Algunos de los vestigios que probarían su ADN ibérico se sustentan, además del “Martínez”, en otros dos apellidos: Ramos y Ramírez. “Definitivamente la conexión española es posible. Una de las ramas de la familia del Santo Padre lleva el apellido Ramos. Creemos que sus raíces están en Cuba. Eso es muy interesante, porque, como sabe, la mayoría de los colonos de Cuba eran españoles. Así que sí, eso es una conexión. Es el caso de una de sus bisabuelas, Marie Rosa Ramos Martínez”, detalla.

Página de la sucesión (testamento) de Jacques Martinez y Marie Rosa Ramos, bisabuelos del Papa.

Definitivamente la conexión española es posible. Una de las ramas de la familia del Santo Padre lleva el apellido Ramos. Creemos que sus raíces están en Cuba

No son las únicas evidencias. La propia historia de Luisiana refuerza la hipótesis del origen español de parte de la familia de Prevost. Controlada inicialmente por Francia -que la bautizó en honor al rey Luis XIV-, Luisiana fue adquirida por España al final de la Guerra de los Siete Años, según el Tratado de Fontainebleau, y convertida en provincia de Nueva España entre 1762 y 1801. Precisamente Nueva Orleans desempeñó un papel clave como puerto de entrada de los suministros con los que España ayudó a las tropas estadounidenses contra las tropas británicas en la Guerra de la Independencia.

“La diócesis de Nueva Orleans se creó en 1793. Es la segunda diócesis más antigua de lo que hoy es Estados Unidos, y una cosa que puedo decirte con certeza es que una de las antepasadas del Santo Padre, que se llamaba Julianne Montreuil, fue bautizada en la catedral en 1798. Era una mujer libre de color. Sucedió durante el periodo español de nuestra historia”, desgrana Honora. Era, subraya, una de sus tatarabuelas, nacida el 20 de abril de 1796 y bautizada en la Catedral de San Luis en Nueva Orleans el 11 de mayo de 1798.

Otro de los antecesores del pontífice fue Charles Grand Pré, un controvertido funcionario colonial en un período marcado por la oposición de la población francesa al dominio español. “Se cree que, bajo el dominio español en Luisiana, no seguía las políticas españolas, sino que favorecía más a los franceses, por lo que lo destituyeron de su cargo y murió en La Habana”, comenta. En la búsqueda genealógica del Papa, las parroquias de Nueva Orleans se han convertido en un tesoro: entre sus muros se conservan registros sacramentales que se remontan a 1720. Entre ellos, figura el bautismo de Eugenie Grambois, bisabuela del papa, en 1840 en la catedral de San Luis. De hecho, el arzobispo Gregory M. Aymond evocó el viernes durante una misa celebrada en el templo ese eco remoto, con más de un siglo de historia. "Tenemos muchas conexiones con él", proclamó en su homilía.

La Luisiana acabó incorporándose a Estados Unidos. El tercer país del país Thomas Jefferson adquirió el territorio de Luisiana a Napoleón Bonaparte en 1803. Entonces el término “criollo” sirvió para identificar a los habitantes franceses y españoles que permanecieron en el estado.

Datos y documentos contradictorios

En su periplo apresurado por las raíces de Prevost, Honora lanza una acotación: los documentados a veces levantan acta de datos a priori contradictorios. Así, el nombre del abuelo del papa, Joseph Norval Martínez, aparece en distintos censos con datos diferentes: en 1900, como nacido en "Haití" y clasificado como negro; en 1910, nacido en "Santo Domingo" y registrado como blanco; y en 1920, de nuevo Haití. Según los académicos, ese vaivén de etiquetas raciales refleja un fenómeno apodado como "racial passing", por el cual familias de ascendencia africana se reidentificaban como blancas para escapar a la segregación que introdujeron a finales del siglo XIX y principios del XX las conocidas como leyes Jim Crow en el sur de Estados Unidos.

Licencia matrimonial de sus padres, Joseph Norval Martinez y Louise Baquie, septiembre de 1887 en la iglesia Our Lady of the Sacred Heart.

Honora advierte de la necesidad de seguir investigando: a menudo los funcionarios eran los encargados de decidir la raza o el lugar de nacimiento de las personas sin más fundamento que su impresión personal. Y las edades podrían no casar tampoco: por ejemplo, el registro civil de nacimiento del abuelo materno dice Puerto Príncipe, pero fue registrado dos años después del hecho. “Tanto en nuestra propia investigación de la historia familiar como en casos prominentes como éste, es importante enfatizar que hay que ir despacio, apoyar las afirmaciones con pruebas, no hacer suposiciones, y simplemente disfrutar del viaje al pasado”, sugiere.

Lápida de Martínez en el cementerio All Saints de Chicago, junto a los abuelos maternos del Papa, Joseph y Louise Martínez.

“El hecho de que el papa tenga este ADN tan rico: europeo, criollo, cubano, africano, español, italiano… es algo que nos habla a todos", murmura Honora. “No hay que olvidar otro componente en la historia familiar de Prevost: los originarios de África Occidental. Esa procedencia explicaría que estaban sujetos a muchas de las leyes y dificultades de ser personas de color en el sur del país. Y por esa razón se mudaron a Chicago. Es una historia muy común. La familia del Papa es una de las miles que decidieron abandonar el sur en aquella época”, comenta.

El agustino, de 69 años, nació en la multicultural capital del estado de Illinois. Las investigaciones en curso demuestran que lo hizo como descendiente de una familia criolla, racialmente mixta y católica, que desafía un sistema que a menudo exige “etiquetas inequívocas y simplistas”: blanco o negro, estadounidense o extranjero. “No sé si el Papa ha estado alguna vez en Nueva Orleans, pero sin duda queremos que venga. Todo el mundo en Nueva Orleans quiere que venga. Han pasado 38 años desde que tuvimos una visita papal en Nueva Orleans. Fue Juan Pablo II el que vino en 1987 y la gente todavía lo recuerda con mucho cariño. Así que ahora sería aún más especial porque tenemos un Papa que tiene una conexión con este lugar”, concluye Honora, fascinado por el enésimo viaje del cardenal nómada hasta el trono de San Pedro, en el corazón del Vaticano.