La primera de las lecturas de la misa de inicio de pontificado de León XIV ha sido en español. Ha sonado en la voz de Mariola Borrell, una joven barcelonesa afincada en Roma. Ha sido la afortunada para protagonizar uno de los momentos de la multitudinaria ceremonia en la plaza de San Pedro con la que arranca la era de Robert Francis Prevost como sucesor del argentino Jorge Bergoglio.
“Jefes del pueblo y ancianos: porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros...”, ha leído Borrell frente a los 150.000 fieles y turistas que han llenado la plaza y las delegaciones de mandatarios llegados desde más de 150 países.
"De casualidad"
Borrell, de 34 años, reconoce en conversación con El Independiente haber leído “de casualidad”. “Creo que es un regalo del Papa Francisco porque en su funeral estuve con una amiga y le dije: 'Oye, ¿quién es la gente que lee las lecturas? ¿De dónde debe salir?'. Y, de repente, esta semana a través de un sacerdote que conocía me lo propusieron. Querían un español de España. Me dijo: 'Mariola, doy tu nombre'. Y yo encantada. Qué suerte poder leer en la misa del Papa. Me ha tocado la suerte a mí. Me ha hecho mucha ilusión poder participar en esta misa”, relata esta arquitecta e ilustradora que lleva unos años en la capital italiana, donde trabaja en proyectos de formación para jóvenes del Opus Dei.
“Para todos los que vivimos en Roma y lo hemos vivido en primera persona, han sido unas semanas impresionantes”, admite Borrell, quien evoca estos últimos meses. “Desde que el Papa lo ingresaron en el hospital y empezaron a organizar unos rosarios nocturnos en San Pedro, muchísima gente se acercaba aquí a rezar y a mí me encantó poder ir algún día también”, desliza quien admite no haber podido saludar este domingo a León XIV, que ha dedicado la hora posterior a la misa a saludar uno a uno a los miembros de las delegaciones extranjeras. “Nos ha saludado de lejos y nos ha bendecido”.
“No le conocemos pero ya le queremos. Lo han elegido los cardenales y es el que Dios quiere”, apunta Borrell, que pudo saludar a Francisco en al menos dos ocasiones. “Fueron dos veces muy breves. Pude hablar con él muy brevemente y le dije: 'Santo Padre, rezamos mucho por usted' Y me miró y me dijo: 'Mucho, no. No digas mucho'. 'Bueno, vale'. Y nos reímos. El segundo fue en Santa María la Mayor. Le di las gracias. Le miré a los ojos y le dije gracias porque ya le veía muy mayor y pensé: 'este hombre se ha dejado la piel por la iglesia'. Le cogí las manos y él me miró con mucho cariño”.
"Que siga los pasos de Francisco"
A su juicio, el nuevo Papa “representa la continuidad”. “Yo espero que siga esas puertas que ha abierto el Papa Francisco hacia una iglesia muy auténtica, centrada en Jesucristo, que llega a las periferias y que se compromete. Francisco dio un empujón muy fuerte a todo eso”, opina. “Desde su primera aparición, León XIV habla de Francisco y a la vez me encanta ver que él tiene su propia personalidad. Parece más sereno y discreto pero ya le iremos conociendo”.
Del argentino -precisa Borrell- se queda con sus obras, sus exhortaciones apostólicas y sus encíclicas. “A mí me ha ayudado mucho leer al Papa Francisco en mi vida cristiana, en mi vida, mi relación con los demás y mi manera de tomarme en serio mi trabajo”, murmura. Un recuerdo que se une al de hoy, cuando ha enfilado el camino hacia el atril para leer un fragmento del Hecho de los Apóstoles ante una multitud expectante y bajo la mirada del nuevo Obispo de Roma. “Esta bastante nerviosa mientras íbamos avanzando hacia el sitio. Me quedé cerca del atril con un sacerdote africano, que era el que nos daba las órdenes. Me ha mirado y me ha dicho en italiano: 'Irá todo bien'. De repente, me he relajado muchísimo y lo he leído muy tranquila”.
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