"El Báltico es actualmente el mar más peligroso del mundo. En el mar, en general, reina la anarquía, relacionada con las banderas de conveniencia, o incluso con barcos que navegan sin bandera alguna. Esto tiene que acabar". Son palabras del ministro polaco de Exteriores, Radosław Sikorski, en el PISM Strategic Ark, un foro celebrado en Varsovia. Expresa el sentir de los socios europeos de Polonia. Los Veintisiete acaban de aprobar su 17º paquete de sanciones y parte de ellas se dirigen contra 200 petroleros rusos de la llamada flota fantasma y a negocios y personas relacionados. Con estos buques Rusia se burla de las sanciones y practica la guerra híbrida contra los aliados de Ucrania.
"Es el mayor paquete de sanciones del mundo contra la flota fantasma rusa y sus intentos de eludir las normas internacionales y seguir financiando su guerra", dijo el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy. El Reino Unido también se ha unido a estas sanciones contra el Kremlin, que sigue si aceptar un alto el fuego. El líder ruso, Vladimir Putin, sigue intentando ganar tiempo sin intención de retirar a sus tropas de Ucrania, el territorio que ordenó invadir el 24 de febrero de 2022.
A su vez los aliados de la OTAN lanzaron en enero Baltic Sentry, un ejercicio conjunto que incluye patrullas de aviones, fragatas y drones navales, afirmando que la red de buques rusos «supone una amenaza particular para la seguridad marítima y medioambiental en la región del Mar Báltico y a nivel mundial».
La mayoría de las exportaciones de petróleo ruso por mar transitan por el Mar Báltico, convirtiéndolo en un punto clave. Por allí pasa la mitad de la flota fantasma. Es también en el Báltico donde se están registrando operaciones de sabotaje como la que se atribuye al Eagle 2 que dañó el EastLink2, cable submarino que conecta Finlandia y Estonia. Rusia ha asegurado que va a defender a su flota "por todos los medios legales" después de que desplegara un avión de combate cuando una embarcación de la flota fantasma fue interceptada en el Golfo de Finlandia por autoridades estonias.
Hasta un millar de buques sin control
El golpe a la flota fantasma tendría efecto en la exportación de materias primas rusas y en sus tácticas de sabotaje. Gracias a los barcos que ha adquirido de banderas de países como Liberia o Panamá, con normativas flexibles, Rusia burla las sanciones que limitan el precio de exportación del crudo. Los petroleros hacen escala en puertos de China o recogen el crudo de refinerías indias. Así se burlan de las sanciones hasta ahora y puede seguir financiando la guerra. También se ha visto implicada en el contrabando de bienes ilícitos y grano ucraniano robado.
La flota fantasma o flota en la sombra está formada por embarcaciones anticuadas y destartaladas, que suelen desplazarse sin seguro. La propiedad y los datos de registro son opacos, y en muchos casos llevan hasta empresas ficticias en lugares como las Seychelles o los Emiratos Árabes Unidos. Rusia no es el único país que ha recurrido a esta táctica para evadir sanciones: también es una práctica recurrente de Irán y Corea del Norte.
Es difícil saber cuántos buques forman parte de la flota fantasma que controla Putin. Robin Brooks, experto en economía global y desarrollo de la Brookings Institution, afirmaba en abril que al menos serían 343 buques, según cita The Washington Post. Otras estimaciones sitúan la cifra en más de un millar.
Operan manipulando el Sistema de Identificación Automática (AIS) y explotando las cláusulas de "paso inocente" de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). El riesgo de accidentes medioambientales es alto y los incidentes recientes demuestran que la amenaza es real.
Juego sucio submarino
Las autoridades europeas está en vilo desde que se registraron una serie de incidentes a principios de año. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se refirió a daños en cables que unían "Lituania y Suecia, otro que conectaba Alemania y Finlandia y, más recientemente, varios cables que unían Estonia y Finlandia".
Los daños podrían ser el resultado de accidentes marítimos cometidos por tripulaciones inexpertas en buques mal mantenidos. Sin embargo, los responsables de seguridad europeos afirman que encajan en un patrón más amplio de sabotaje y guerra híbrida por parte de Rusia, cuyo objetivo es sembrar la división en Europa. Por supuesto, el Kremlin lo niega.
La guerra híbrida de Rusia contra los aliados de Ucrania es camaleónica. Unas veces consiste en llevar inmigrantes a la frontera entre Bielorrusia, que opera a órdenes del Kremlin, y Polonia, y otras veces se basa en difundir desinformación. O bien practicar actos de sabotaje. Como señala en The Washington Post, Katja Bego, investigadora de Chatham House, el "patrón repetido" y la "naturaleza específica de estos incidentes hacen muy difícil negar que hubo juego sucio".
¿Puede hacer más la Unión Europea contra la flota fantasma? Según el informe de Unpower Russia, del European Union Institute for Security Studies, la UE debería "aumentar la presión sobre Rusia a través de China. Para ello tendría qu amenazar con congelar las exportaciones de artículos de doble uso y ampliar los mecanismos de selección de inversiones". Añade que ha de "aplicar activamente la policía en aguas territoriales y Zona Económica Exclusiva, desarrollar capacidad para manejar buques incautados y construir una coalición internacional fuerte para apoyar a los Estados litorales que se enfrentan ala flota en la sombra". Y concluye: "La acción coordinada entre plataformas regionales, de la UE y de la OTAN es crucial".
Es una guerra. Y Rusia no va a poner freno.
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