Un nuevo episodio más teatral que letal. Simbólico y medido. La Guardia Revolucionaria iraní lanzó a media tarde de este lunes una salva de siete misiles balísticos contra la base aérea de Al Udeid, en Qatar, la mayor instalación militar de EE UU en Oriente Próximo. En ese mismo escenario Donald Trump ofreció un discurso en mayo, durante su gira regional, y se atrevió incluso a bailar ante la mirada de cientos de compatriotas uniformados. La base había sido desalojada seis días antes del ataque y Qatar, prevenido de la inminencia de la represalia iraní por los bombardeos el domingo contra tres instalaciones nucleares de Irán, había cerrado previamente su espacio aéreo. También fue informado con antelación Washington.
Su sistema de defensa aérea interceptó todos los misiles y fuentes del Pentágono confirmaron que ninguno de ellos había alcanzado la base, con una superficie de 24 hectáreas y plantada al suroeste de la capital, Doha. Según el ministerio de Defensa qatarí, sin embargo, uno solo cayó dentro del perímetro de la base sin causar daño alguno. Las instalaciones albergan el cuartel general regional del Mando Central de Estados Unidos, desde donde se dirigen las operaciones militares estadounidenses de Egipto, al oeste, hasta Kazajistán, al este. El 17 de junio la base, en la que también hay presencia de uniformados qataríes además de 10.000 estadounidenses, había sido vaciada.
"Es tiempo de paz", predica ahora Trump
El ataque se saldó sin víctimas ni daños materiales. Fue más una declaración de intenciones que un intento real de infligir daño. Una base vacía y previamente desalojada fue el blanco elegido. Un gesto calculado, milimetrado, que habla el lenguaje de la disuasión sin cruzar aún el umbral de la guerra abierta entre Irán y Estados Unidos. "La base había sido evacuada previamente de acuerdo con las medidas de seguridad y precaución aprobadas, dada la tensión que prevalece en la región. Se tomaron todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad del personal de la base, incluyendo miembros de las Fuerzas Armadas de Qatar, fuerzas aliadas y otros", explicaron ayer fuentes qataríes. Su elección como blanco, aunque simbólica, transmite un mensaje claro: Irán sabe dónde golpear, incluso si por ahora decide no hacerlo con fuerza total.
Teherán aseguró que el ataque marcaba el inicio de una operación bautizada como “Besharat al Fath” (“Buena Nueva o Proclamación de la Victoria”), fue reivindicado por la Guardia Revolucionaria, que en un comunicado difundido por sus canales oficiales, proclamó: “La operación ha demostrado que las bases de Estados Unidos en la región no son fuente de seguridad, sino signo de su debilidad. El enemigo debe saber que cualquier nueva agresión será respondida con una fuerza mayor”. La nota concluye con una frase elocuente: “Hoy, la victoria es del pueblo iraní. Hemos golpeado sin miedo al ocupante”.
Las autoridades estadounidenses confirmaron el ataque, pero restaron importancia a sus consecuencias. “Puedo confirmar que Al Udeid fue atacada hoy con misiles de corto y medio alcance lanzados desde Irán. No hay informes de bajas ni daños”, indicó a Axios un portavoz del Pentágono, que añadió que Estados Unidos había recibido “buena información anticipada” y que la base había sido evacuada con antelación. Por su parte, Trump huyó de la reacción airada y tuiteó que “es tiempo de paz”. “Quisiera agradecer al muy respetado Emir de Qatar por todo lo que ha hecho en pos de la paz en la región. En relación con el ataque de hoy a la base estadounidense en Qatar, me complace informar que, además de que no ha habido estadounidenses muertos ni heridos, y muy importante aún, tampoco ha habido qataríes muertos ni heridos”, detalló el presidente estadounidense.
“Irán ha respondido oficialmente a nuestra destrucción de sus instalaciones nucleares con una respuesta muy débil, tal y como esperábamos, y a la que hemos contrarrestado con gran eficacia. Se han lanzado 14 misiles, 13 de los cuales han sido derribados y uno no, ya que se dirigía en una dirección que no suponía ninguna amenaza”, indicó el magnate. “Quiero agradecer a Irán por avisarnos con antelación, lo que ha permitido que no se perdieran vidas ni hubiera heridos. Quizás ahora Irán pueda avanzar hacia la paz y la armonía en la región, y animaré con entusiasmo a Israel a hacer lo mismo”, añadió. Trump había advertido previamente sobre “consecuencias devastadoras” si Teherán respondía. Pero, según fuentes de Washington a Axios, su estrategia ahora es pasar página: su objetivo es poner fin a la guerra. Tiene previsto dejarlo claro al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. "Queremos un acuerdo y no queremos más guerra", afirmó el funcionario.
Una escenificación de fuerza
La ausencia de daños no impidió que el ataque causara alarma. Provocó que, en un efecto dominó, los espacios aéreos de Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Báhrein y Kuwait cerraran en una zona con denso tráfico aéreo, hogar de algunas de las aerolíneas más potentes del planeta, desde Qatar Airways a Emirates o Itihad.
Las defensas antiaéreas qataríes interceptaron los proyectiles, según confirmaron fuentes qataríes a El Independiente. El portavoz del Ministerio de Exteriores de Qatar, Majed al Ansari, calificó el acto como “una flagrante violación de la soberanía nacional, del espacio aéreo qatarí y de la legalidad internacional”. El resto de países de la península Arábiga se sumaron a la condena, excepto Omán, que acusó a Israel de haber iniciado la agresión.
No iniciamos esta guerra, pero no quedaremos en silencio ante los ataques contra Irán
La acción se produjo dos días después de que Estados Unidos bombardeara instalaciones nucleares iraníes en Fordow, Natanz y Esfahan. Desde entonces, la tensión no ha dejado de escalar. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, defendió la represalia como una respuesta “legítima” ante la agresión. “No iniciamos esta guerra, pero no quedaremos en silencio ante los ataques contra Irán”, escribió en X.
La propia elección de una instalación evacuada y bien protegida refuerza la interpretación de que se trató de un golpe simbólico. Una demostración de fuerza que busca redibujar líneas rojas sin romperlas del todo. La base de Ain al Asad, en la provincia occidental iraquí de Al Anbar, también se reportó inicialmente atacada, pero fuentes iraquíes lo desmintieron.
Tampoco resultó el escenario escogido para este lanzamiento de misiles: Qatar, una monarquía con una potente diplomacia que ha desempeñado un papel de mediación entre Hamás e Israel y que mantiene canales abiertos a ambos lados. Es uno de los principales aliados de EE.UU. en la región y, al mismo tiempo, siempre ha defendido sus lazos de amistad histórica con Irán, con el que comparte además un importante yacimiento de gas.
Teherán ha calibrado su respuesta con precisión quirúrgica: lo suficientemente contundente para agitar la escena internacional y satisfacer a su opinión pública interna, pero contenida para no desatar una guerra abierta con una potencia militar muy superior. En esa cuerda floja entre el desafío y la contención, el Golfo sigue siendo un tablero frágil, donde una chispa puede provocar un incendio de consecuencias incalculables.
La base donde Trump bailó hace un mes
Trump visitó la base aérea de Al Udeid el pasado 15 de mayo de 2025, durante una gira por Oriente Medio que incluyó paradas en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Apenas un mes después, las instalaciones fueron el blanco de la ira iraní.
"Ninguna visita al Golfo estaría completa sin hacer una parada para saludar a las personas que mantienen a Estados Unidos seguro, fuerte y libre", declaró Trump. "Estoy encantado de estar aquí con los hombres y mujeres que encarnan la fuerza y el orgullo estadounidenses". Fue la primera vez que un presidente estadounidense en ejercicio viajaba a Al Udeid desde 2003, el año de la invasión de Irak. Trump estuvo acompañado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, junto con varios miembros de su equipo.
Durante su visita, el presidente se dirigió a más de un millar militares estadounidenses desplegados, destacando su dedicación. Además de dirigirse a las tropas, Trump se reunió con altos mandos militares estadounidenses, miembros de las Fuerzas Armadas de Qatar y socios de la coalición que apoyan las operaciones del CENTCOM en toda la región.
El presidente Trump esbozó las prioridades de su administración en materia de defensa, haciendo hincapié en la preparación, la cooperación de la coalición y la inversión sostenida en capacidades de defensa. Trump amenizó a los uniformados con un baile, como si fuera una estrella invitada. Y habló bajo un cartel con el lema que aplicó el domingo tras atacar a Irán: "La paz a través de la fuerza".
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