Moldavia ha dado un paso crucial hacia Europa justo cuando Rusia incrementa su presión contra Occidente. El gobernante Partido Acción y Solidaridad (PAS), partidario del rumbo europeo de Moldavia, ha ganado este domingo las elecciones legislativas. Con el el 96 % de los votos escrutados, el PAS logra el 48% de los votos, mientras sus rivales del Bloque Electoral Patriótico (BEP), afines a Rusia, se han quedado en torno al 25%. En las regiones moldavas de Gagauzia y Transnistria la oposición prorrusa sí se ha impuesto a los europeístas.

El PAS, ya en el gobierno, consiguen 51 escaños en el nuevo Parlamento, de modo que puede seguir en el poder sin tener que pactar alianzas con otros partidos.

La tercera formación más votada es el Bloque Alternativa, con el 8 % de los apoyos y la cuarta, Nuestro Partido, con el 6 % de los votos. También supera el umbral del 5 % el joven partido Democracia en Casa.

El Kremlin al acecho

Moldavia se encuentra a la puerta de negociaciones formales de ingreso en la Unión Europea. Si el partido gobernante no se hubiera mantenido en el poder, ese camino hacia la UE habría quedado interrumpido. Por eso Rusia había puesto su mirada en Moldavia. La estrategia del Kremlin pasa por cortar los lazos de países de Europa del Este y los Balcanes que aspiran a formar parte del club comunitario.

La continuidad de Partido Acción y Solidaridad en el poder garantiza la neutralidad del país, que tiene frontera con Ucrania y teme posibles intentos de Moscú de utilizar la región separatista moldava de Transnistria para desestabilizar la situación.

Los comicios estuvieron marcados por alta participación ciudadana, tanto dentro como fuera de Moldavia. En un país de poco menos de 2,5 millones de habitantes, votaron más de 1,6 millones de electores dentro del país y en el extranjero, más de 270.000. La diáspora proeuropea del país fue clave en 2024 para sacar adelante el referéndum sobre el ingreso en la Unión Europea. Moldavia aspira a estar en la UE en 2030.

Campaña de alta intensidad

El Gobierno y la oposición se acusaron antes y durante las elecciones de intentos de manipulación del voto, mientras toda la campaña electoral se celebró bajo la sombra de posible influencia rusa.

La presidenta Maia Sandu, que en repetidas ocasiones ha acusado a Moscú de interferir en las elecciones moldavas, denunció el domingo casos de fraude con las papeletas, según informa la agencia Efe.

El líder de PAS, Ígor Grosu, aseguró que Rusia emprendió esfuerzos "colosales" para socavar los comicios legislativos con la compra de votos e intentos de desestabilización durante la jornada de votación.

Las autoridades moldavas informaron además de miles de ataques cibernéticos contra su infraestructura electoral y las webs oficiales.

Durante la jornada de votación se registraron avisos de bomba en los colegios electorales moldavos ubicados en el extranjero, algo de lo que Chisinau culpa también a Moscú.

Las fuerzas de seguridad moldavas detuvieron la semana pasada a 74 personas por la "preparación de disturbios masivos y desestabilización" coordinados desde Rusia.

Mientras, la oposición acusó al Gobierno de planes de anular el resultado de las elecciones si este no le convenía. El fundador de Telegram, Pável Dúrov, informó, por su parte, de presiones para censurar canales críticos con el Gobierno moldavo. La oposición prorrusa no se da por vencida y dará la batalla en las calles.