La Unión Europea ha encontrado un apaño de última hora para salvar su acuerdo agrícola con Marruecos. Un parche que no solo critican los saharauis por explotar sus recursos sino que también irrita al campo español, que se siente ignorado y traicionado. La solución, aprobada a contrarreloj y a espaldas del Parlamento Europeo, extiende las ventajas comerciales a las producciones procedentes del Sáhara Occidental, pese a que el Tribunal de Justicia de la UE lo declaró ilegal hace un año. El pesquero ya estaba suspendido. El agrícola tenía fecha de caducidad: este 4 de octubre. Bruselas ha decidido esquivar el fallo con un movimiento que, para los agricultores, constituye un auténtico atropello.
"Una burla" a los agricultores europeos
“La Comisión Europea se vuelve a reír de los agricultores y de los consumidores europeos”, denuncia a El Independiente Andrés Góngora, responsable de COAG. Lo hace, dice, al vulnerar la sentencia que invalidaba el acuerdo al incluir producciones del Sáhara Occidental bajo el paraguas marroquí sin haber obtenido el consentimiento del pueblo saharaui como su único propietario. “Se han saltado la democracia de la Unión, porque ni el Parlamento ni el Consejo han sido consultados. Y, desde luego, tampoco el sector agrario ni la población saharaui”, lamenta.
COAG ya prepara acciones legales ante el Tribunal de Justicia de la UE. “Es ahí donde volveremos a recurrir para que este atropello no salga adelante”, advierte Góngora. La corte ya tumbó el año pasado el acuerdo ahora modificado al considerar que el Sáhara Occidental, ex provincia española ocupada por Marruecos desde 1975, es un territorio separado y distinto al de Marruecos.
El malestar se extiende
No es una pataleta aislada. El malestar recorre todas las organizaciones agrarias y se ha hecho visible estos días en la feria Fruit Attraction, en Madrid. El sector recuerda la magnitud de lo pactado por Bruselas: la mitad de los envíos que entran como marroquíes en realidad proceden del Sáhara Occidental. “Esto no nos ayuda en nada, reconocía a Efeagro el presidente sectorial del tomate de la patronal de exportadores hortofrutícolas Fepex, Juan Jesús Lara.
El problema, insisten, es doble: la competencia desleal de unos productos que llegan con costes laborales y medioambientales muy inferiores y el solapamiento de calendarios. Canarias, Andalucía y Murcia compiten directamente con los envíos marroquíes. En una década, la producción española de tomate ha caído un 50 por ciento mientras que la marroquí se ha duplicado.
Un acuerdo con historia y sombras
El pacto comercial con Rabat arranca en 1996 y se amplió en 2012 con cuotas de fresa, clementinas y otros productos hortofrutícolas. Desde 2019, Marruecos puede exportar 285.000 toneladas de tomate a la UE sin arancel, con un precio de entrada mínimo de 0,461 euros/kilo. Pero, según COAG, la laxitud en los controles convierte ese precio en papel mojado. Reclaman elevarlo a 0,9 euros para frenar la avalancha de importaciones.
El Tribunal de Justicia europeo fue tajante en su sentencia de 2024: ningún acuerdo con Marruecos puede aplicarse al Sáhara Occidental sin contar con sus legítimos representantes. Para la Unión de Uniones, el dictamen fue rotundo y la respuesta de Bruselas, una burla. “La CE ha negociado a escondidas, hurtando la opinión del Parlamento Europeo”, critican desde otra de las organizaciones agrarias interpeladas por esta modificación firmada este pasado viernes en Bruselas entre Marruecos y la Comisión Europea.
Una batalla que traspasa fronteras
En coordinación con el Frente Polisario, Unión de Uniones reclama que se etiquete correctamente el origen de los alimentos, se excluya al Sáhara del acuerdo y se abra un diálogo con los saharauis. “Pero nada de esto ocurre”, insisten. Ni la trazabilidad, ni las condiciones laborales, ni los estándares medioambientales de los productos que cruzan el Estrecho se equiparan a los europeos.
Lo que para Bruselas es una “ayuda” al pueblo saharaui —con la promesa de inversiones en riego, renovables o agua—, para el campo español no es más que maquillaje político. Un intento de proteger un acuerdo de alto valor diplomático con Marruecos, incluso a costa de sacrificar al eslabón más débil: el agricultor europeo.
El nuevo acuerdo ha sido celebrado por el ministerio español de Agricultura Luis Planas, ex embajador de España en Rabat. Unas declaraciones duramente críticamente por el Polisario, considerado por la corte europea como el representante legítimo del pueblo saharaui. “Una nueva farsa de Sánchez: cómo defender Palestina y traicionar, otra vez, a los saharauis forzando un acuerdo sobre los tomates saharauis en violacón de los derechos del pueblo saharaui”, denuncia Omar Mansur, delegado de la República Árabe Saharaui Democrática en Bruselas.
“Pisotean con babuchas marroquíes los intereses de los agricultores españoles y la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE”, agrega. A la queja de los agricultores españoles se suman productores de Francia, Holanda o Portugal, que también perciben la presión de las importaciones marroquíes.
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