Japón y China han intensificado este martes los contactos diplomáticos en un intento de contener la escalada verbal desencadenada por las recientes declaraciones de la primera ministra nipona, Sanae Takaichi, sobre una posible intervención en Taiwán. Las fricciones han empezado a trasladarse al ámbito social y económico, con advertencias de viaje, cancelaciones de vuelos y llamamientos al boicot en ambos países.
El director de la Oficina de Asuntos de Asia y Oceanía del Ministerio de Exteriores japonés, Masaaki Kanai, ha mantenido este martes en Pekín una reunión con su homólogo chino, Liu Jinsong, según han avanzado medios japoneses. El encuentro se ha producido tras varios días de reproches mutuos y después de que sectores como el turismo, la educación o el entretenimiento se hayan visto salpicados por la disputa.
Antes de viajar, Kanai tenía previsto reiterar la posición oficial de Tokio de no reconocer a Taiwán bajo la política de “Una sola China”, pero también trasladar el malestar por un mensaje publicado –y posteriormente eliminado– por el cónsul chino en Osaka, Xue Jian, en el que instaba a “cortar la cabeza” de Takaichi, según filtraciones a la agencia Kyodo.
Escalada verbal y diplomática
El Gobierno japonés ha confirmado este martes que ha urgido a sus ciudadanos residentes en China a extremar las precauciones tras una advertencia difundida por su embajada en el país. El portavoz gubernamental, Minoru Kihara, ha señalado que la recomendación responde a comentarios recientes en la prensa china, que acusa a Japón de reactivar su militarismo e interferir en asuntos internos de Pekín.
La tensión se ha disparado desde que Takaichi afirmara ante el Parlamento que un ataque chino contra la isla autogobernada podría colocar a Japón en una “situación de crisis” y justificar la movilización de las Fuerzas de Autodefensa, lo que Pekín ha calificado de “grave injerencia”. China ha pedido públicamente a la mandataria que se retracte y ha aconsejado a su población evitar los viajes al archipiélago, un movimiento que ha provocado caídas bursátiles en compañías turísticas y minoristas japonesas –el nikkei cerró este martes con caídas de un 3,22%–.
Maniobras chinas en el mar Amarillo
En paralelo al plano diplomático, Pekín ha anunciado una ampliación de sus maniobras con fuego real en el mar Amarillo. Los ejercicios, que comenzaron el lunes, se prolongarán hasta el 25 de noviembre en una zona cerrada a la navegación. La Administración de Seguridad Marítima china no ha detallado los medios implicados ni los objetivos del despliegue.
Tokio ha insistido en que su postura respecto a Taiwán no ha variado y que cualquier disputa debe resolverse de manera pacífica. El Ejecutivo japonés asegura seguir dispuesto a mantener canales de comunicación abiertos. Sin embargo, Pekín ha adelantado que el primer ministro chino, Li Qiang, no tiene previsto reunirse con líderes japoneses durante la cumbre del G20 que se celebrará este fin de semana en Sudáfrica, a la que también asistirá Takaichi.
Las tensiones han tenido ya efectos prácticos: aerolíneas chinas han cancelado vuelos a Japón y en redes sociales se han multiplicado los llamamientos a boicotear productos y empresas niponas. Mientras ambos gobiernos apelan al diálogo, la acumulación de gestos hostiles y ejercicios militares subraya el momento más delicado de las relaciones bilaterales en meses.
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