El vehículo que utilizó el fallecido papa Francisco durante su visita a Belén en 2014 llegó este martes a la ciudad cisjordana convertido en una clínica móvil pediátrica destinada a Gaza, un proyecto humanitario que responde a "uno de los últimos deseos" del pontífice argentino. Sin embargo, la iniciativa continúa detenida en el tránsito: las autoridades israelíes no han autorizado aún su entrada a la Franja, en plena devastación tras más de dos años de ofensiva militar y con una frágil tregua.
La transformación de este emblemático automóvil —un Mitsubishi modificado para la visita papal— fue presentada en un acto en Belén cargado de simbolismo religioso y político. El cardenal Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, bendijo el vehículo y recordó el compromiso personal de Francisco Bergoglio con la infancia en zonas de conflicto. "Seguro que recibiría esta noticia con una gran sonrisa, para él era muy importante que los niños del mundo tuvieran una vida mejor", declaró a Efe Arborelius.
Antes de su muerte, el pasado 21 de abril, el pontífice había seguido con especial preocupación el deterioro humanitario en Gaza. Llamaba casi a diario al párroco Gabriel Romanelli, de la iglesia de la Sagrada Familia en la ciudad sitiada, para interesarse por la comunidad cristiana y por la población atrapada por la guerra.
El “Vehículo de la esperanza” para la atención pediátrica en emergencia
La clínica itinerante, bautizada como Vehículo de la esperanza, ha sido equipada para prestar atención pediátrica de emergencia en una zona donde, según organizaciones médicas, el sistema hospitalario está prácticamente colapsado.
El vehículo transporta kits de sutura, vacunas, oxígeno, pruebas rápidas, jeringuillas y una pequeña nevera para medicamentos. Cáritas, coordinadora del proyecto, señala que podrá ser operado por hasta cuatro sanitarios simultáneamente. El diseño austero —sin radio, sin navegador, sin logos frontales— busca minimizar riesgos en un entorno de guerra.
Según explicó el secretario general de Caritas Internationalis, Alistair Dutton, el objetivo es que la clínica se incorpore a la red de diez unidades móviles de Cáritas que operaban antes de la guerra, muchas de ellas dañadas por los bombardeos. "En estos momentos, se está negociando su entrada en Gaza. La idea es que se sume a las otras diez clínicas itinerantes… y empezaría a coordinarse con ellas para ver dónde resultaría más útil", afirmó.
Un acto discreto en Belén marcado por la sensibilidad política
La presentación se celebró en el patio trasero de una cafetería cercana a la Basílica de la Natividad, atrayendo a vecinos cristianos de la ciudad y a una niña gazatí que entregó una ofrenda floral al cardenal. Las medidas de seguridad limitaron el acceso al interior del vehículo, protegido por una estructura acristalada.
También acudió Ramzi Khoury, presidente del Fondo Nacional Palestino, quien calificó la llegada de la clínica como "un camino hacia la paz" y una oportunidad de cooperación interreligiosa en Tierra Santa.
El proyecto cuenta con el respaldo del Patriarcado Latino de Jerusalén y el visto bueno administrativo de la Autoridad Nacional Palestina, que facilitó la entrada del vehículo a Cisjordania.
Israel, pendiente de aprobar el acceso
La autorización final depende del Gobierno israelí, que controla los pasos hacia Gaza y mantiene fuertes restricciones incluso tras el alto el fuego vigente. Aunque no se ha dado una explicación oficial, fuentes humanitarias sostienen que Israel evalúa cada vehículo por separado debido a las condiciones de seguridad en el territorio.
El retraso preocupa a Cáritas y a otras ONG médicas, que alertan del deterioro acelerado de la situación sanitaria. Según las autoridades de Gaza, 69.756 palestinos han muerto desde el inicio de la ofensiva —más de 20.000 niños— y 170.946 han resultado heridos, cifras imposibles de verificar de manera independiente pero que coinciden con estimaciones de Naciones Unidas sobre el impacto masivo en la población civil.
El simbolismo de un papamóvil en zona de guerra
Convertido en instrumento médico, el antiguo papamóvil representa un gesto humanitario y espiritual que trasciende lo logístico. Para la comunidad cristiana palestina —una minoría que lucha por mantener su presencia en Tierra Santa— la iniciativa encarna el legado de Francisco y su insistente llamado a proteger a los más vulnerables, especialmente a los niños afectados por la violencia.
Su eventual entrada en Gaza, aún incierta, sería una imagen de enorme carga simbólica: un vehículo asociado al mensaje de paz del Vaticano circulando por uno de los escenarios de mayor destrucción del mundo. Mientras tanto, el Vehículo de la esperanza espera en Bélen, listo para partir.
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