El Programa Orka va a reforzar la cooperación entre Polonia y Suecia. El Gobierno polaco se ha decantado por la oferta del Gobierno sueco de submarinos A26 fabricados por Saab dentro de su programa plurianual de modernización de las Fuerzas Armadas. Entre los aspirantes a este contrato de la Armada polaca estaba la española Navantia, la alemana ThyssenKrupp Marine Systems, la francesa Naval Group o la surcoreana Hanwha Ocean. La inversión ronda los 1.300 millones de euros.

En rueda de prensa, el ministro polaco de Defensa, el también viceprimer ministro Władysław Kosiniak-Kamysz, ha sentenciado: "No perderemos ni un segundo". Los submarinos se van a construir en Suecia con la participación de astilleros polacos. "El entrenamiento en Suecia comenzará el próximo año. Esto demuestra que no perderemos tiempo". Kosiniak-Kamysz ha subrayado que la decisión llega en "un momento de excepcional importancia para asegurar la seguridad marítima de Polonia".

El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha escrito en X que esta decisión del Gobierno de Polonia "muestra la fuerza de la cooperación entre nuestros países". Y ha añadido: "Polonia y Suecia comparten una visión común de los desafíos en política de seguridad. Juntos, Suecia y Polonia asumirán una mayor responsabilidad en el Báltico".

Ventajas y desventajas

Una de las grandes ventajas de los submarinos suecos A26 es que están concebidos para navegar en el Báltico, donde opera la Armada polaca. El submarino A26 es el primer buque de quinta generación del mundo. Está diseñado para satisfacer las futuras necesidades de las Operaciones Multidominio (MDO) de la OTAN.

Actualmente, en construcción, el A26 combinará avanzadas capacidades de sigilo, recopilación de inteligencia, ataque y guerra submarina para apoyar operaciones en múltiples dominios.

Los tres A26 Blekinge de Saab sustituirán al veterano ORP Orzel, de origen soviético, con el que desde hace tres décadas cuenta la Armada polaca, un modelo de la era soviética que se ha mantenido en servicio exclusivamente para conservar una dotación entrenada en lucha submarina. También se retirarán los antiguos de la clase Kobben.

Armado con torpedos de precisión de largo alcance y diseñado para la posible integración de misiles lanzados desde submarinos, los A26 permitirán a los comandantes atacar objetivos tanto en el mar como en tierra. Esta capacidad de ataque multidominio otorga a las fuerzas navales mayor flexibilidad y alcance.

Sin embargo, en Suecia están teniendo problemas por demoras en la fabricación. Acaba de ser renegociado un contrato de dos A26 para retrasar su entrega hasta principios de 2030. Su coste se ha incrementado en 870 millones de euros.

Polonia lo que buscaba con el programa Orka también es desarrollar capacidades industriales propias en el ámbito de mantenimiento, reparación, modernización y apoyo logístico a largo plazo.

La decisión por la oferta sueca tiene un marcado tinte político. El Gobierno de España favoreció a la vasca Sidenor en detrimento del interés de Polonia por Talgo. Y también fue por razones políticas. Lo que está claro es que Suecia se ha convertido en un socio atractivo para Polonia en la colaboración en defensa.

En una entrevista con El Independiente, el ministro sueco de Defensa, Pal Jonson, decía hace un año: "No hay ningún otro país en el mundo con 10 millones de habitantes que sea capaz de fabricar aviones de combate y submarinos como lo hace Suecia. Esto es en parte el resultado de nuestra política de mantenimiento de la neutralidad, que no podría ser creíble sin el mantenimiento de una fuerte industria armamentística. Sin embargo, nuestros fabricantes, que durante la Guerra Fría vendían el 80% de sus armas en el país y el 20% en el exterior, consiguieron invertir estas proporciones en un período de recortes presupuestarios y mantenerse en el mercado".