El jefe del Ejecutivo de Hong Kong, John Lee, ha informado este miércoles que el número de fallecidos por el incendio que ha afectado a varios bloques de viviendas en el distrito de Tai Po asciende ya a 36, según publicó el South China Morning Post.

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Asimismo, 279 personas continúan desaparecidas y 29 permanecen hospitalizadas, siete de ellas en estado crítico, mientras las autoridades aseguran que el fuego está "gradualmente bajo control". En una comparecencia, Lee ha explicado que más de 140 camiones de bomberos y más de 800 efectivos, entre bomberos y paramédicos, participan en las labores de extinción.

Las autoridades también emplean drones para apoyar las operaciones, ya que el incendio ha afectado a siete edificios de Wang Fuk Court, un complejo residencial con 1.984 viviendas y cerca de 4.000 habitantes. Lee ha visitado a los heridos y a la familia de un bombero fallecido durante la emergencia, y ha señalado que ocho albergues temporales ofrecen refugio a unos 900 residentes evacuados, según EFE.

El complejo se encontraba en pleno proceso de renovación valorado en 330 millones de dólares hongkoneses (42 millones de dólares, 36,6 millones de euros), un proyecto que ya había generado malestar entre muchos residentes el año pasado.

El fuego se propagó por los andamios de bambú y materiales inflamables

El incendio se originó en los andamios de bambú instalados en el exterior de varios bloques y, aunque en un primer momento fue catalogado como alarma de nivel 1, las llamas se intensificaron con rapidez hasta alcanzar el nivel 4 a las 15:34 hora local (07:34 GMT).

El South China Morning Post cita al director del Servicio de Bomberos de Hong Kong, Andy Yeung Yan-ki, quien explicó que dentro de los edificios afectados se halló poliestireno expandido, un material utilizado como aislante térmico.

Según Yeung, la presencia de este compuesto altamente inflamable favoreció que el fuego se propagara con mayor velocidad entre los bloques y alcanzara los apartamentos a través de los pasillos.

Este tipo de incidentes vuelve a poner el foco en la seguridad de los andamios de bambú, una estructura muy extendida en Hong Kong por su ligereza y bajo coste, pero objeto de críticas recurrentes.

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