"A Putin y a Trump se les puede interpretar literalmente. Dicen lo que piensan", decía el intelectual Iván Krástev a El Independiente. El líder ruso ha trasladado un claro mensaje justo antes de verse con la delegación de Donald Trump, formada por Steven Witkoff y Jared Kushner, en el Kremlin para hablar sobre la posibilidad de un plan de paz para Ucrania. "Los europeos no tienen agenda de paz. Están del lado de la guerra. Cuando intentan hacer supuestos ajustes a la propuesta de Trump, está claro que lo hace con un único objetivo: bloquear todo el proceso de paz". Ha añadido: "Si Europa quiere luchar, Rusia ya está preparada".
Según Putin, quien ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, lo que todavía llama "operación militar especial", es el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski quien busca ahora razones para seguir con la guerra. Putin es el único que puede terminar la guerra cuando quiera: solo tiene que ordenar a sus soldados que vuelvan a su patria y dejen de combatir en el país vecino.
Putin está preparando el terreno para justificar que se vuelva a poner sobre la mesa el plan de 28 puntos que redactaron en el mejor de los casos a medias el enviado de EEUU Steve Witkoff, Jared Kushner, y el asesor ruso Kirill Dmitriev. Todo indica que las ideas fundamentales son de factura rusa. Ese plan ha sido modificado para que pueda ser una base de negociación que puedan aceptar ucranianos y europeos.
Putin jamás va a dar su brazo a torcer: quiere someter a Ucrania y no va a aceptar que se quede con un Ejército que le permita volver a reaccionar contra un ataque ruso o que los europeos faciliten garantías de seguridad. A los estadounidenses ligados a Trump los seduce con promesas de negocios: podrán beneficiarse de los activos rusos congelados. Justo los fondos que los europeos quieren emplear para ayudar a que Ucrania pueda seguir haciendo frente al invasor.
Objetivo: dinamitar la relación transatlántica
Putin busca por un lado evitar que Ucrania obtenga ayudas europeas gracias a los activos rusos congelados y que se produzca un colapso político y económico en el país invadido. A su vez, el objetivo de esta puesta en escena es dinamitar la relación transatlántica y dividir a los europeos.
En su intervención en el foro de inversión Russia Calling! celebrado en Moscú, ha dicho: "[Los europeos y Ucrania] plantean exigencias que saben que son totalmente inaceptables para Rusia y luego pretenden achacarnos el fracaso del proceso de paz". Es justo lo que hizo Rusia en el primer plan de 28 puntos: plantea demandas que son inaceptables si Ucrania quiere seguir siendo un país soberano.
El líder ruso sostiene que sus tropas avanzan imparables en Donetsk cuando cada avance les está costando miles de vidas. Aseguran que han tomado el bastión de Pokrovsk, lo que venden como su mayor victoria en muchos meses. A Trump le ha convencido de que Rusia lleva a cabo una gran ofensiva pero en noviembre solo han tomado 505 km2, y no ha sido su peor mes.
En un discurso beligerante, Putin amenazó con "aislar completamente a Ucrania del mar" en represalia por los ataques a petroleros vinculados a Rusia. A modo de amenaza, como suele hacer, ha dicho: "No tenemos intención de luchar contra Europa, lo he dicho cien veces. Pero si Europa decide iniciar una guerra, estamos preparados desde ya mismo".
Europa lo que teme es que Putin convenza a Trump de que es su aliado y que no tiene sentido que mantenga tropas en territorios europeos. Los europeos creen que si Putin sale fortalecido de esta guerra de agresión en breve puede atacar algún país de la OTAN, como los Bálticos, los más vulnerables y más cercanos. Con su guerra híbrida está poniendo a prueba a los aliados y testando hasta qué punto hay respuesta en caso de agresión. A los europeos, que han confiado demasiado tiempo la seguridad a EEUU, aún les falta tiempo para estar preparados y Putin lo sabe.
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