Donald Trump podría contemplar dejar de apoyar militarmente a Ucrania y dejarla a su suerte. Es la advertencia que ha lanzado este domingo Donald Trump Junior, el primogénito del presidente estadounidense y uno de los portavoces oficiosos del universo Maga.
Sin cargo formal en la Casa Blanca pero con ascendencia política en el entorno presidencial, su hijo mayor ha usado el Doha Forum para lanzar una dura arenga contra quienes apuestan por mantener el apoyo a Ucrania. Entre acusaciones de corrupción y críticas a Volodímir Zelenski, ha deslizado que su padre —el mandatario que prometió “traer la paz” al conflicto— podría incluso “marcharse” si Kiev no accede a pactar con Moscú. “Creo que sí”, respondió cuando le preguntaron si Donald Trump podría apartarse del esfuerzo bélico. “Lo bueno de mi padre, y lo que lo hace único, es que nunca se sabe lo que va a hacer", añadió. "El hecho de que no sea predecible… obliga a todo el mundo a actuar con honestidad intelectual".
Un ataque frontal a Zelenski y a sus aliados europeos
Desde el escenario de Doha, Trump Jr. dibujó un retrato corrosivo del presidente ucraniano, a quien acusó de prolongar la guerra por supervivencia política. A su juicio, Zelenskyy —elevado a “deidad” por la izquierda occidental, según su expresión— no podría ganar unas elecciones si el conflicto terminase. "Debido a la guerra, y porque es uno de los mejores vendedores de todos los tiempos, Zelensky se convirtió en una deidad, especialmente para la izquierda, donde no podía hacer nada malo, era irreprochable", recalcó. Apuntó, además, a las investigaciones por corrupción que han salpicado a su entorno, incluida la dimisión de Andriy Yermak, su mano derecha en las negociaciones.
En esa misma línea, el hijo del presidente cargó contra “los ricos corruptos” ucranianos que, aseguró, habrían huido de la guerra dejando a “la clase campesina” combatiendo en el frente. Evocó incluso una anécdota de verano: en un día cualquiera en Mónaco, dijo, “el 50% de los supercoches tenían matrícula ucraniana”. “¿Creen que eso se ganó en Ucrania?”, ironizó tras asegura que Ucrania es mucho más corrupta que Rusia. "No había ningún incentivo para parar, porque mientras llegara el tren del dinero y ellos robaban, nadie auditaba nada, así que no había razón para llegar a la paz".
Europa tampoco salió indemne. Criticó a la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, y defendió que las sanciones comunitarias “han elevado el precio del petróleo”, ayudando a Moscú a financiar su ofensiva. “Esperar a que Rusia quiebre no es un plan”, remachó. "Queremos la paz. Queremos detener la muerte", esbozó.
La fatiga estadounidense y el giro hacia amenazas más inmediatas
A juicio del hijo de Trumo, el conflicto ucraniano compite con otros frentes que consideran más urgentes. Trump Jr. lo verbalizó al recordar que, en su campaña de 2022, solo tres personas mencionaron la guerra entre sus diez principales preocupaciones. El verdadero “peligro claro y presente” —insistió— procede del Caribe, donde barcos venezolanos introducirían fentanilo en Estados Unidos. Una prioridad que sirve a la Casa Blanca para justificar su ofensiva contra los cárteles, incluidos ataques aéreos en la región. "Esa es una amenaza mucho más clara y presente para Estados Unidos que cualquier cosa que esté sucediendo en Ucrania y Rusia", arguyó.
La lógica esbozada por Trump Jr. conecta con la retórica de su padre: Estados Unidos no será más “el idiota con la chequera”. Un aviso que coincide con las presiones que su equipo negociador ejerce sobre Kiev para que acepte concesiones territoriales a cambio de una paz que no parece cercana.
El tablero regional y los intereses de la familia Trump
El discurso del primogénito llegó acompañado de otra arista: las crecientes relaciones comerciales de la familia Trump con Qatar y otros petroestados del Golfo. Entre ellas, proyectos inmobiliarios de lujo y la cesión —convertida en polémica global— de un Boeing 747 qatarí para remodelarlo como Air Force One.
Trump padre mantiene un trato pragmático con Doha, socio militar clave para Washington y mediador habitual en conflictos regionales. Trump Jr., acompañado en escena por su socio empresarial Omeed Malik, dejó incluso entreabierta la puerta a su propia ambición política. A la pregunta sobre una eventual candidatura presidencial futura, replicó con un guiño: “Quizás algún día”. Y cuando le recordaron que la Constitución prohíbe un tercer mandato para su padre, solo sonrió: “Ya veremos qué pasa”. Una broma, dijo, que disfruta por “cómo explotan las cabezas de los izquierdistas”.
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