El presidente estadounidense, Donald Trump, ha confirmado este lunes que está dispuesto a aceptar como regalo un Boeing 747-800 valorado en 400 millones de dólares por parte de la familial real catarí, porque cree que solo alguien "estúpido" rechazaría un regalo así. "Creo que es un gran gesto por parte de Qatar. Lo aprecio mucho", ha dicho en una rueda de prensa.

"Nunca sería el tipo de persona que rechaza un regalo así. Quiero decir que podría ser un estúpido y decir 'no, no queremos un avión gratis y carísimo', pero pensé y creo que era un muy buen gesto". El estadounidense recibirá la aeronave durante su visita a Oriente Medio de esta semana, pese a la enorme polémica que se ha generado alrededor del regalo.

Trump lleva tiempo quejándose de los retrasos de Boeing a la hora de facilitarle un nuevo avión presidencial con el que quiere reemplazar a uno de los dos actuales, que considera demasiado viejos, y ha explicado que los cataríes son conscientes de su enfado y de ahí el regalo, que considera "muy amable". Además, considera que aceptar el regalo es un gesto inteligente en tanto que ahorrará dinero al contribuyente estadounidense.

"El hecho de que el Departamento de Defensa consiga un REGALO, LIBRE DE COSTE, de un avión 747 para sustituir al Air Force One temporalmente, en un intercambio muy público y transparente, molesta a los corruptos demócratas que insisten que deberíamos pagar el máximo precio por el avión", escribió el magnate en su red social el domingo por la noche. "¡Eso cualquiera puede hacerlo!".

La intención de Trump, según ha informado la Casa Blanca a varios medios estadounidenses, es utilizar el avión hasta algo después de dejar el cargo de presidente en enero de 2029, cuando la propiedad se transferirá a una fundación que supervisará su biblioteca presidencial, aún inexistente.

Mientras tanto, la Administración estadounidense está tratando de argumentar la legalidad del regalo, porque la Constitución del país prohíbe que cualquiera que tenga un puesto público acepte cualquier tipo de regalo, cargo o título de cualquier Estado extranjero, rey o príncipe de otro país sin la aprobación expresa del Congreso.

Fue esa misma cláusula la que impidió que George W. Bush se quedase con un perrito que le regaló el líder de Bulgaria, aunque él y otros presidentes sí se han quedado otros regalos: el mismo Bush, una bicicleta del entonces primer ministro israelí Ehud Olmert y más de 136 kilos de carne de cordero de Argentina, y Bill y Hillary Clinton, una alfombra de Azerbayán con sus caras grabadas, por nombrar solo algunos casos.

"No solo es un soborno, también es injerencia extranjera de primera calidad y con espacio adicional para las piernas", ha criticado la noticia el líder de la minoría demócrata en el Congreso, Chuck Schumer, en un comunicado. "Nada habla tan bien de tu política de 'América Primero' como un Air Force One regalo de Qatar".

Incluso algunos representantes conservadores han mostrado su preocupación, apuntando que el hecho de que el presidente estadounidense use un avión regalado por una potencia extranjera podría suponer un riesgo importante de seguridad. Pero Trump cree que puede transformarlo para convertirlo en un avión presidencial corriente, pese a que normalmente es Boeing quien se encarga de añadir elementos de seguridad que lo convierten en un Air Force en el que pueda viajar.

Las diferencias entre el Boeing y un Air Force

Las principales diferencias entre un Boeing 747-800 cualquiera y un avión en el que pueda viajar el presidente de Estados Unidos son muchas, y buena parte de ellas no podrían añadirse después, según han apuntado funcionarios estadounidenses a medios del país. Los dos aviones que a día de hoy usa Trump están preparados para que este sobreviva a todo tipo de ataques, de radiación a misiles, e incluyen sistemas de comunicación que le permiten estar en contacto con los militares y enviar órdenes ejecutivas desde cualquier parte del mundo.

Sin embargo, la Casa Blanca ha quitado importancia a estas preocupaciones y ha dicho que las dudas son ridículas, aunque al mismo tiempo ha reconocido que aún se está trabajando en los detalles legales que sostendrán la recepción del regalo, con lo que quizá podría terminar rechazándose. "Cualquier donación a este Gobierno siempre se hará en cumplimiento estricto de la ley", ha dicho la portavoz del Gobierno, Karoline Leavitt.